Una pandemia invisible: ¿Quién le pone el cascabel al gato?

por La Nueva Mirada

Hace largo tiempo el flagelo de la desnutrición infantil en nuestros países derivó en un desafío mayor ¿cómo enfrentar las causas y consecuencias de la creciente obesidad que hipotecan la salud futura de la población?

Así la batalla contra los kilos se ha ido perdiendo con escasas esperanzas de revertir una dramática situación invisibilizada mediáticamente por otras urgencias y contingencias acuciantes. Las consecuencias del flagelo redundan en patologías mayores y mortales. Sin embargo no parece una alerta suficiente para políticas públicas acordes con tal amenaza.

Aquel flagelo de la obesidad infantil, a ojos vista en nuestros barrios, ciudades y establecimientos escolares, denominado académicamente malnutrición por exceso, ha sido enfrentado desde larga data en numerosos estudios científicos y propuestas de políticas públicas realizados por el doctor Fernando Vio del Río, con una ya extensa trayectoria académica y profesional en la sensible materia. Con la evidencia inocultable y demoledora de sus riesgos mayores ha definido a la obesidad infantil como “el principal problema de salud pública en Chile y el mundo para el mediano y largo plazo. Su aumento explosivo en los últimos años pone en riesgo la salud futura de la población por sus consecuencias en las principales enfermedades que nos afectan, como son las cardiovasculares, cancer, diabetes, demencias, problemas de salud mental, enfermedades laborales y otras

El próximo viernes 25 de agosto, el doctor Vio, profesor titular del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, y Miembro Honorario de la Academia Chilena de la Medicina, presentará su nuevo y revelador libro con un título que resume la dramática realidad “Obesidad infantil/ Una pandemia invisible/ Llamado urgente a la acción”.

El documentado trabajo, con datos actualizados del flagelo acentuado durante la prolongada pandemia del coronavirus y propuestas que desafían las políticas públicas, acogiendo avances de la experiencia internacional, merece la atención de autoridades, educadores, padres y, más en general, de una población transversalmente desafiada por la urgencia del fenómeno a ojos vista.

Por lo ya señalado parece relevante reproducir el prólogo de esta nueva indagación del doctor Vio: “Este libro busca contribuir a prevenir el aumento en la pandemia de la obesidad infantil que afecta a todo el mundo y ojalá contribuir a su reducción. Mediante preguntas específicas se abordan los principales temas que, en nuestra opinion, son las causas que producen la obesidad infantil y que han impedido que esta pandemia disminuya, o al menos, frene su expansion. Además se plantean estrategias de cómo prevenirla en cada etapa del ciclo vital.

Hasta el presente ninguna política pública ha sido capaz de detener el impacable avance de la obesidad infantil, a pesar de los esfuerzos que han realizado varios organismos internacionales y muchos gobiernos. Estas políticas se han basado principalmente en temas estructurales, como impuestos, publicidad y sellos en alimentos procesados.

Sin embargo, la obesidad infantil es un problema multifactorial que debe ser enfocado en forma integral. Por eso, una política responsable debería incluir temas tan importantes como alimentación y actividad física, pero también el efecto en los niños en pantallas y equipos electrónicos, el impacto de las redes sociales en su imagen personal y autoestima, el rol de los padres, tanto en los hábitos que transmiten como en la expresion de su amor a través de la comida, regularidad y horario de la alimentación, y la impronta que dejan los sabores y recuerdos.

Todos estos factores están en el ámbito formativo y educacional, y deben enfrentarse a largo plazo en las instituciones educativas, incorporando siempre a los padres. Para tener resultados sostenibles en el tiempo se require un fuerte compromiso politico y una inversion considerable en recursos.

Afortunadamente, existen experiencias positivas de intevenciones integrales que involucran a familias, escuelas y comunidades, como es el caso del programa Shuku Iku, de Japón, y el del municipio de la ciudad de Amsterdam.

En resumen, consideramos que el enfoque de prevención de la obesidad infantil   debe ser integral, con un fuerte componente educativo que incorpore a las familias, con políticas públicas y privadas consensuadas y financiadas que se matengan en el tiempo. Todo esto require de un acuerdo politico de los países para que los gobiernos otorguen un apoyo permanente a la prevención de esta pandemia, considerando tanto al sector público como al privado”.

¿Será tan difícil ponerle este cascabel al gato?

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