Violencia delictual

por Mario Valdivia

Se tomó la agenda de los políticos. Diferente a la violencia política, que le da con molotov a templos y fuerzas policiales, la violencia delictual es un comportamiento económico. Obedece   al pie de la letra las leyes de la economía de libre mercado: aprovecha las oportunidades, se deja guiar por incentivos. Y desobedece sistemáticamente las leyes de la república.

¿De dónde esta conducta? Bueno, las chilenas todas nos entrenamos en economía de libre mercado durante décadas, como si eso fuera todo. Funcionó de maravillas. Tipos más bien tímidos y quedados, a la espera del favor de Dios, el patrón o el estado, somos ahora jaguares agresivos del emprendimiento y la iniciativa personal. Más vale que los profesores no se hagan los lesos, ni se encojan de hombros. Bueno, y también nos entrenamos durante décadas en prácticas legales democráticas, la creación de leyes por mayoría; ahora sí, junto con el libre   mercado, eso era todo. Funcionó maravillosamente. Estamos tapadas de leyes de factura democrática que cada una obedece a su gusto. Más vale que las profesoras de democracia no se hagan las desentendidas.

1 + 1 = 0. No sale bien el plato que combina individuos pujantes que explotan todas las oportunidades, especialmente las que le llevan pistola, con ciudadanos más quedados, que obedecen las leyes por ser democráticas.

Quedó en el camino el viejo entrenamiento en prácticas de bien común, de solidaridad, de patria. Hubo profesores. Ya no. ¿Cuán a menudo se oyen estas palabras? Cuando yo era joven saturaban las ondas. No sé si puedan recuperarse. Pero si no se hace, los incentivos serán siempre demasiado fuertes, y las mayorías democráticas puramente números abstractos, como para que seamos pacíficos y emprendedores al mismo tiempo.

O sea, la delincuencia violenta se queda, como en todas partes en que impera solamente el mercado y la democracia. Y tendremos que vacilar entre el orden asegurado a garrote, con julepe al fascismo, y el desorden del individuo que crea destruyendo, con julepe a la violencia. O bien inventamos la patria de nuevo, o el bien común, o la solidaridad. No sé.               

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