He leído la entrevista en El Mercurio, de Gabriel Salazar agudo historiador de nuestros curiosos y ocultos episodios que han configurado nuestra ideosincracia criolla con empanadas, vino tinto, longanizas de Chillán o Antilhue y dulces chilenos de La Ligua versus tortas de Curicó. Todo para enriquecer nuestro debate.
Pero ahora nos sugirió pensar en algo muy cototudo e inquietante. Nos cuenta en una entrevista del sábado 4 de septiembre que hay que observar que en todas las constituciones que han sido aprobadas en la historia de Chile, los militares han jugado un rol definitorio.
El historiador nos recuerda que en el período 1822 a 1828 se discutió una constitución dominada por los conceptos que imponía la fuerza de los militares O’Higginistas de la época.
La constitución de 1833, con la relevancia de Diego Portales como civil tuvo que negociar para resguardar prebendas de los militares y les transó sus VENTAJAS versus sus intereses comerciales denominados estancos.
En la década de 1920 Chile había caído en el desastre económico comercial mundial y por la crisis del salitre y la política a que nos había llevado un confuso parlamentarismo. En la constitución del 25 los militares fueron determinantes. Todos los altos mandos del Ejército y la Marina figuraban como líderes políticos.
Casi medio siglo después de bonanza, la economía chilena se venía al suelo y surgía un gobierno popular soberano desconocido por la derecha política oligárquica y económica (valga la redundancia) y entonces se arma una nueva arquitectura constitucional del país dominada por los militares encargada a los guzmanes y rosendes obsecuentes conservadores cristianos. Se denomina la “Constitución del 80”.
De la entrevista citada al comienzo, me parece inquietante la pregunta que se hace y nos empece: ¿qué dirán los militares, ahora, sobre la nueva Constitución que se nos viene? La pregunta entonces sería: ¿habrá también miliconstituyentes?
Y entre medio se nos aparece el Pelao Vade. Vade retro satanás.
Luis Alvarado C.
Rocas de Santo Domingo. 7 de septiembre 2021.
Día del intento golpista de Bolsonaro.