En su segunda edición presidencial Donald Trump, rodeado por mil millonarios, dispara decretos y órdenes ejecutivas a granel, y se proclama el salvador de la nación.
Escenas repetidas
Tal como lo hizo en el comienzo de su primera presidencia Donald Trump dedicó los días iniciales de su segunda a la firma de decenas de decretos, mandatos, proclamas y órdenes ejecutivas con imágenes buenas para la televisión y la satisfacción de sus votantes más fieles.
La pretensión de actividad enérgica y temperamento resoluto incluye disposiciones triviales, infantiles, graves, inocuas porque son sólo proclamas, tremendas por su impacto potencial y, en muchas instancias, sujetas al empantanamiento en las querellas judiciales.
“¡Nuestro primer día en la Casa Blanca no ha terminado aún!”, afirmó el caudillo en su red social Truth Social poco después de la medianoche. “Mi Oficina de Personal Presidencial está en el proceso de identificar y remover más de mil (funcionarios) designados por el gobierno anterior y que no están alineados con nuestra visión para Hacer América Grande, Otra Vez”.
La purga de funcionarios políticos puede empezar en cualquier momento, bajo la batuta del mil millonario Elon Musk a quien se le ha asignado un Ministerio de Eficiencia Gubernamental, que no existe. La intención de Trump de crear el tal ministerio es blanco, ya, de una querella en tribunales.
Entre las órdenes tan impresionantes como cómicas se cuenta la instrucción para que “los ministerios y agencias produzcan un alivio de precios de emergencia”, incluidos los costos y suministro de la vivienda, la rebaja de los gastos en el cuidado de la salud y la eliminación de políticas que empujan al alza los precios de la energía.
Trump no explica cómo el gobierno puede bajar los precios, pero, por si acaso la coherencia importa, otra orden rescindió una política de la Administración anterior que bajó sustancialmente los precios de algunos medicamentos, como la insulina.

Después que, sin poner su mano sobre las dos Biblias que le ofrecía su esposa Melania, Trump juró que respetará la Constitución el caudillo otorgó perdón presidencial a unos 1.500 individuos involucrados en el asalto violento al Congreso en 2021. Los exonerados incluyen los cabecillas de algunos grupos extremistas y racistas.
Por decreto, Trump retiró Estados Unidos (otra vez) del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud, al tiempo que devolvió a la montaña más alta del país el nombre de McKinley en sustitución del dado por la población nativa Denali.
En la anunciada campaña de expansión imperial Trump incluye la recuperación del control del Canal de Panamá, la posible anexión de Groenlandia y la soñada absorción de Canadá en Estados Unidos.
En la batalla de la toponimia, Trump decretó que, en adelante y en todos los mapas y documentos oficiales de Estados Unidos el Golfo de México se llamará el “Golfo de America”. Téngase en cuenta que, para los estadounidenses, “America” es su país de modo que el nuevo nombre podría interpretarse también como el “Golfo de los americanos (ellos)”.
Otro edicto de Trump afirma que el gobierno de EE.UU. sólo reconocerá dos sexos: masculino y femenino. Esto pone fin, al menos en la era Trump, de los programas y documentos federales que reconocen una diversidad en materia de sexo.
En el área de inmigración, que fue tema central de su campaña electoral, Trump suspendió todos los trámites de pedidos de asilo y anunció que “enviará tropas a la frontera sur para repeler la invasión desastrosa de nuestro país”.
El caudillo firmó una orden que busca poner fin al derecho de ciudadanía que la Enmienda 14 de la Constitución reconoce para toda persona nacida en Estados Unidos, aunque sus padres sean inmigrantes indocumentados, turistas o trabajadores con visa temporaria. Veintidós de los cincuenta estados ya iniciaron una querella judicial contra esta iniciativa.
La lista y el alcance de los dictados de Trump se alargan día a día y seguirán ocupando el debate político por un par de semanas.
Muchas de estas disposiciones son vulnerables a demandas judiciales, otras requieren aprobación del Congreso y otras pasarán al universo de las comisiones de estudio, las evaluaciones y las resmas de recomendaciones.
Presidentes profetas
“Quiero advertir al país acerca de algunas cosas que mucho me preocupan”, dijo el presidente Joe Biden en su mensaje de despedida cinco días antes de la transferencia del Poder Ejecutivo al reelegido Donald J. Trump.
“Es una preocupación sobre la peligrosa concentración de poder en manos de unas pocas personas enormemente ricas”, añadió Biden. “Está formándose en Estados Unidos una oligarquía de extremada riqueza, poder e influencia que amenaza, literalmente, toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicas, y una oportunidad justa para que todos prosperen”.
La voz presidencial que clama desde el páramo de la despedida tiene precedentes en Estados Unidos.
El prócer de la Independencia y primer presidente George Washington alertó en 1796 acerca de tres amenazas para la joven república: el sectarismo geográfico que podría dividir al país, la interferencia por parte de potencias extranjeras, y los perjuicios del faccionalismo político.
En 1961 el presidente Dwight Eisenhower advirtió sobre el crecimiento nocivo del “complejo militar industrial” por el cual militares de alto rango tras jubilarse pasaban a ser ejecutivos de compañías fabricantes de armas interesadas en los contratos con el Pentágono y las guerras.
En la selección de miembros para su gabinete presidencial Trump ha recurrido a más de una docena hombres y mujeres con fortunas personales que superan los mil millones de dólares y que, en conjunto conformarán lo que podría ser la administración más acaudalada en la historia del país, con un valor combinado de unos 340.000 millones de dólares.

En la ceremonia de juramentación de Trump coincidieron los tres individuos más ricos del mundo.
Elon Musk, titular de una fortuna de 433.000 millones de dólares y quien invirtió más de 250 millones de dólares en la campaña presidencial de Trump ha sido designado como titular de un Ministerio de Eficiencia Gubernamental no existente.
Otros dos invitados a la ceremonia en la Rotonda del Congreso fueron el fundador de Amazon, Jeff Bezos (avaluado en 239.300 millones de dólares) y el co-fundador de Facebook y presidente de Meta, Mark Zuckerber (211.800 millones de dólares).
“Una de las preocupaciones mayores acerca del gabinete mil millonario de Trump es el intento de privatizar las que son, esencialmente, funciones centrales del gobierno para beneficio del gabinete mil millonario en lugar de la ciudadanía”, dijo en una entrevista con National Public Radio, Donald Sherman, director ejecutivo del grupo Ciudadanos por Responsabilidad y Ética en Washington (CREW, por su sigla en inglés).