Como en el cuento de Agatha Christie, de los nueve candidatos presidenciales inscritos, ya no quedan más de seis. Y el SERVEL rechazó las inscripciones de más de 200 postulantes al parlamento y un número superior de aspirantes a consejeros Regionales.
¿Fallo tecnológico, errores administrativos, candidaturas que no cumplen con los requisitos? Hay de todo. Desde las 23.000 legalizadas en una notaría cerrada y un notario muerto, presentadas por Diego Ancalao. Un candidato que militaba en un partido legal- el partido de la gente- y que se presento como independiente, como Gino Lorenzini. O Marco Enríquez Ominami, que sostiene una ardua batalla jurídica para insistir que su proceso judicial, que no tiene una sentencia definitiva, no le impediría postular, como sostuviera recientemente el Tribunal Constitucional,
Postulantes al parlamento que no cumplían con todos los requisitos exigidos, listas que no incluían las cuotas de paridad de género establecidas, o presentadas sin las firmas de todos los partidos que integran su pacto (como exige la ley), hasta fallas en la tecnología, que impidieron validar las inscripciones de numerosos postulantes.
La cantidad de rechazos de candidatos por parte del SERVEL es inédita. Y no todos los casos tienen soluciones simples. Ni en el terreno jurídico. Toda vez que el TRICEL debe fallar conforme a derecho. Ni en el plano político, asumiendo que estas exclusiones favorecen o perjudican a diversos sectores, Y cada cual saca sus cuentas.
Las cuentas más alegres corren de parte del oficialismo que, tras estas impugnaciones, ve caer 90 candidatos a parlamentarios del partido republicano que le competían, despejándole el camino a sus propios candidatos.
Seguramente otros partidos y coaliciones sacan cuentas menores, pero no parece bueno para la democracia tantas impugnaciones a quienes representan opciones políticas legitimas. Principalmente donde inciden errores tecnológicos de difícil comprobación y varios subsanables fácilmente.
La solución mas simple y expedita para resolver aquellos casos que tienen justificación, es una salida política. Similar a la que en su momento permitió que la Democracia Cristiana inscribiera a sus candidatos inscritos con errores, fuera de plazo. Tal parecería el caso de los candidatos a parlamentarios y consejeros regionales del partido republicano y Chile Digno, más algunos de la Unidad Constituyente, hoy devenida en Un Nuevo Pacto Social. Ello hablaría bien de los partidos políticos y contribuiría al fortalecimiento de la democracia y mayor legitimidad a las próximas elecciones.
El fenómeno José Antonio Kast
A propósito de lo anterior, donde aparece como uno de los más damnificados por las malas inscripciones, se instala una atención mayor, inquietante para el oficialismo, en el rol que juega José Antonio Kast(JAK), representando a la derecha dura y orgullosa heredera del legado del régimen militar. Se declara opositor al actual gobierno y el único candidato de derecha, en contraste con Sebastián Sichel, que representa el continuismo de Sebastián Piñera. Algunas encuestas lo instalan en un cuarto lugar, a décimas de Yasna Provoste y acortando distancias de Sichel, amenazando además la representación parlamentaria del oficialismo y amagando las posibilidades del ex ministro de Piñera para pasar a segunda ronda presidencial.
JAK no tan solo es una amenaza para el oficialismo. También para le democracia y no se puede menospreciar. Potencialmente lejano de una primera opción, su eventual crecimiento no sería el primer caso de regresión autoritaria en tiempos de crisis. Nadie tomo muy en serio la candidatura de Donald Trump (entre otros, el mismo Partido Republicano). Y ganó la elección. Algo parecido sucedió en Brasil con Jair Bolsonaro. Y allí está. Ejemplos históricos sobran y el fenómeno está suficientemente estudiado por académicos y politólogos.
Sobre todo, en tiempos de crisis. Con un fuerte debilitamientos de las instituciones democráticas, descrédito de los partidos y de la política en general. En un clima de tensión social y una violencia que ha tendido a naturalizarse, además de la amenaza del narco trafico y el crimen organizado.
En la anterior elección presidencial, JAK obtuvo un 8 % de los votos. Y todo indicaría que en estos cuatro años su opción se ha fortalecido, logrando legalizar un partido al que se han sumado numerosos militantes de la UDI y Renovación Nacional, incluyendo algunos de sus parlamentarios. Hoy son solamente cinco los diputados que adhieren a su postulación.
En el comando de Sebastián Sichel, de baja en las encuestas y con serias dificultades para ordenar a su sector, miran con creciente preocupación el despliegue de JAK. Una candidatura que no tan solo pudiera impedir el paso a segunda ronda de su candidato, sino también constituirse en la alternativa a Boric, desplazando al bloque oficialista.
JAK tiene la ventaja de no cargar con el pesado fardo del legado del actual gobierno, reivindicando desde su extremismo neofascista las ideas más conservadoras y genuinamente neoliberales que identifican a ese sector, ofreciendo mano dura en contra de delincuentes y violentistas.
Ese discurso no tan solo parece atractivo para la derecha más recalcitrante sino para diversos sectores atemorizados con la violencia y la delincuencia, que aspiran al “orden y la tranquilidad” observando con aprehensión una eventual victoria del candidato de la izquierda.
Sin lugar a dudas, la impugnación de más de 90 de los candidatos al parlamento del partido republicano representa un duro golpe para Kast, que moverá cielo mar y tierra para revertir esa situación sabiendo que no contará con el apoyo del oficialismo.
¿Boric y la lista del pueblo?
El fracaso de la lista del pueblo para levantar una opción presidencial pudiera favorecer a Gabriel Boric, que ha buscado tender puentes no tan solo hacia el ámbito socialista, en buena parte ya conquistado, sino también con adherentes dispersos de la golpeada y atribulada lista del pueblo, pero, ciertamente en ese espectro, no la tiene fácil.
Ello, en primer lugar, por el rechazo visceral de los exponentes de aquel sector a los partidos políticos, incluyendo al Frente Amplio y al PC(pese a los esfuerzos evidentes de los representantes comunistas en la convención constituyente para aproximarse). En segundo lugar, por el ingrediente que suma el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, renunciado al Frente Amplio y desestimando abiertamente la opción de Boric.
Es verdad que la llamada lista del pueblo, que obtuviera sorprendentes buenos resultados en la elección de miembros de la convención constituyente, ha sufrido importantes desgarros y fracturas internas, no tan solo en sus abortados esfuerzos por levantar una opción presidencial, sino también en el seno de la propia Convención, en donde mas de diez integrantes han resuelto renunciar a la agrupación, para constituir un nuevo alineamiento, centrado en la tarea constituyente y desechando la opción de constituirse en una alternativa política.
Es difícil predecir cómo votarían los miles de adherentes que apoyaran a la lista del pueblo en las pasadas elecciones de convencionales, pero es muy dudoso que puedan tomar una decisión en bloque disciplinando a sus potenciales seguidores. En ese contexto es ciertamente descartable la opción de apoyar oficialmente al candidato del pacto de la izquierda.
¿Puede Yasna Provoste cohesionar una centroizquierda?
Las declaraciones de la diputada Maya Fernández, nieta de Salvador Allende y figura emblemática del PS, desestimando repostularse al parlamento y sosteniendo que Gabriel Boric ha logrado interpretar las ideas del socialismo, representa un duro golpe para las pretensiones de Yasna Provoste y el discurso oficial del partido presidido por Álvaro Elizalde.
Es más que evidente que las directivas partidarias, tanto del PS, como del PRSD y Nuevo Trato, están obligadas a honrar el compromiso asumido en la reciente consulta ciudadana, de apoyar a quien resultara electa.
Otra cosa muy distinta es lo que puedan hacer las bases partidarias y los adherentes de estos partidos a la hora de sufragar. Tal como lo señalara la citada Maya Fernández el problema no está centrado en la candidata, Yasna Provoste, identificada con las corrientes mas progresistas de la DC, sino en la política de alianzas que mantiene el eje socialista con la Democracia Cristiana desde los años 80, cuando se unieran para recuperar la democracia y formaran una coalición de gobierno que se mantuvo en el poder por más de 20 años, con éxitos notables.
Con todo, esa alianza se ha venido debilitando y ha perdido buena parte de su espíritu asociativo. No tan solo a partir de diferencias no resueltas, como las que se expresaran en la vieja polémica entre auto complacientes y auto flagelantes, y que condujeran al agotamiento de la Concertación y su reemplazo por la Nueva Mayoría. Una alianza que la DC describiera como un pacto político y programático con fecha de expiración. La decisión de la DC de llevar la candidatura de Carolina Goic a primera vuelta en la pasada elección (con desastrosos resultados), acentuaron esas distancias. Diferencias que se evidenciaron con la postura asumida por la DC durante los inicios del actual gobierno, cuando su directiva intentó actuar como un partido bisagra entre el gobierno y la oposición.
En este nuevo escenario electoral, el Partido Socialista, junto al PPD, Nuevo Trato y el propio PRSD, plantearon la unidad amplia y si exclusiones de la oposición para enfrentar la próxima elección presidencial y parlamentaria. Una propuesta rechazada no tan solo por la DC sino por el PC y sectores del Frente Amplio.
La consulta ciudadana, impulsada por Paula Narváez y los partidos que integran el eje socialista, resistida inicialmente por la DC, le permitió a la centroizquierda levantar una opción unitaria, que aun no logra levantar una mística ni cohesionar sólidamente a sus adherentes.
Es un desafío mayor para Yasna Provoste y su comando darle un sentido trascendente a esta nueva alianza, tras una clara opción por los cambios y transformaciones que una mayoría ciudadana demanda, asumiendo que los adversarios están en la derecha y que la unidad de la oposición sigue siendo una necesidad.
Un acuerdo de apoyo reciproco para el candidato o candidata progresista que pase a segunda ronda y un pacto para la gobernabilidad futura del país en torno a una plataforma de cambios y transformaciones, representa una necesidad ineludible para las fuerzas progresistas. Sin descartar absolutamente que la derecha pudiera quedar fuera de la primera vuelta.
Los ex alcaldes del barrio alto bajo sospecha
Mucho se habla, y con razón, del caso de Rodrigo Rojas Vade y las mentiras en las cuales sustentó su campaña para resultar electo en la Convención Constituyente. Y muy poco del escándalo de corrupción que afecta a Raúl Torrealba, el ex alcalde de Vitacura. Y de los cuestionamientos mayores que se extienden a los municipios de Las Condes y lo Barrenechea. Mucho menos que de la Municipalidad de San Ramon y el ex alcalde Miguel Ángel Aguilera, hoy detenido y procesado por delitos de corrupción.
Raúl Torrealba, “el tronco” para sus amigos, es una figura emblemática de Renovación Nacional, Íntimo amigo del presidente y figura más que influyente en la derecha, ha sido acusado de recibir cinco millones de pesos mensuales, provenientes de las arcas municipales, en tanto que los nuevos alcaldes de Lo Barrenechea y Las Condes, han solicitado una auditoria de los egresos municipales de las pasadas administraciones.
Al igual de lo que ocurre en Maipú y Viña del Mar, demostrando que no es necesario ser alcalde o alcaldesa de una comuna pobre para estar expuestos o expuestas a la corrupción. Es evidente que en los municipios no ha existido el mismo rigor para fiscalizar su administración que en el sector público. Al igual de lo que sucede con las FF.AA.
En todas partes se cuecen habas y no tan solo en los municipios. Pero pareciera operar un doble estándar para juzgar los hechos y aplicar justicia. No por nada Délano y su socio Lavín recibieron como sanción clases de ética. El gobierno no se ha pronunciado sobre estos casos, Y para Sebastián Sichel es todo un desafío. Tampoco los medios de comunicación han prestado la misma cobertura a este caso que la que recibiera el exalcalde Aguilera.
¿A estas alturas es suficiente repetir que las instituciones funcionen?
La corrupción es un flagelo que contribuye poderosamente a la crisis de confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas. Y si bien es ilusorio pensar que se pueda erradicar de una vez y para siempre, es indispensable reforzar su combate y el castigo ejemplarmente a sus autores.