Por Elizabeth Salguero Carrillo
(La Paz, Bolivia)
En Bolivia, durante finales del 2019, se vivieron momentos de mucha incertidumbre y zozobra cuando la OEA emitió un informe indicando que en las elecciones presidenciales hubo manipulaciones e irregularidades que no permitían tener certeza sobre el margen de victoria del candidato Evo Morales sobre el candidato Carlos Mesa. A partir de ello, la denuncia de un fraude electoral dio lugar a que las redes sociales se convirtieran en medios de persecución, amenazas, incitación a la violencia, a la quema y asalto de los tribunales electorales departamentales, viviendas de políticos y periodistas y, posteriormente, a la renuncia obligada del expresidente Morales.
la denuncia de un fraude electoral dio lugar a que las redes sociales se convirtieran en medios de persecución, amenazas, incitación a la violencia
La semana pasada ocurrió algo muy parecido en Estados Unidos en el asalto violento al Capitolio de los simpatizantes de Donald Trump. El mismo que incitó a la insurrección a través de las redes sociales, aduciendo un fraude electoral y negándose a entregar el poder a Joseph Biden, ganador incuestionable de las elecciones presidenciales en el país del norte.
Estas dos situaciones reflejan el riesgo de la amplificación de narrativas que legitiman acciones de hecho sobre la base de “fake news”, o verdades a medias que dan lugar a la instigación y apología del delito.
Estas dos situaciones reflejan el riesgo de la amplificación de narrativas que legitiman acciones de hecho sobre la base de “fake news”, o verdades a medias que dan lugar a la instigación y apología del delito.
Las redes sociales, más allá de ejercer su influencia en la opinión pública, también alteran procesos democráticos como ocurrió en las votaciones sobre el “Brexit”, el plebiscito de los acuerdos de paz entre las FARC y el gobierno en Colombia, la elección de Trump en Estados Unidos y las elecciones de 2019 en Bolivia, por mencionar algunos.
La empresa Cambridge Analytica diseñó una herramienta que ayudó a que Trump ganara las elecciones de 2016, donde Facebook jugó un papel fundamental. Más de 50 millones de perfiles de Facebook fueron recolectados para configurar perfiles psicológicos que luego serían claves para producir campañas políticas que influyeron en el resultado final de la votación.
Más de 50 millones de perfiles de Facebook fueron recolectados para configurar perfiles psicológicos
De igual manera, en las elecciones del 23 de junio de 2016, en las que el Reino Unido votó a favor de salir de la Unión Europea (UE) conocida como Brexit, fue también manipulada con los datos de Facebook. La consultora no solo desarrolló una estrategia de marketing personalizada, sino que se gastó mucho dinero en publicidad específica basada en datos personales.
Actualmente las redes sociales son más importantes que los medios de comunicación porque se puede obtener un feedback inmediato. De esa manera la gente se comunica y comparte cotidianamente aspectos de toda índole. Es por ello que actores políticos, hombres y mujeres, hacen uso de estas herramientas para enviar mensajes y realizar campañas, muchas veces nada democráticas. Así mismo, se censuran o persiguen a ciudadanos o ciudadanas que oponen resistencia a la manipulación y opinan diferente.
Actualmente las redes sociales son más importantes que los medios de comunicación porque se puede obtener un feedback inmediato.
Así mismo, se censuran o persiguen a ciudadanos o ciudadanas que oponen resistencia a la manipulación y opinan diferente.
En el caso de Bolivia las redes sociales se usaron para justificar y movilizar el apoyo al desorden democrático y a una salida antidemocrática, apoyada por las fuerzas armadas. Se debe recordar que existe una diferencia entre los términos anomalía y fraude. Lo anómalo se refiere a algo que requiere atención, pero que puede ser corregido y revisado. Fraude, se refiere a algo falso, deliberado e irreversible. Hablar de una elección en la que hay anomalías habla de fallos en el proceso, pero no necesariamente en el resultado, mientras que hablar de elecciones fraudulentas habla de un proceso y unos resultados absolutamente viciados.
En el caso de Bolivia las redes sociales se usaron para justificar y movilizar el apoyo al desorden democrático y a una salida antidemocrática, apoyada por las fuerzas armadas.
Las elecciones en Bolivia tuvieron anomalías, según un informe apresurado de la OEA que hasta el día de hoy no presentó pruebas contundentes pero que interrumpió el conteo final de los votos, causó el malestar de gran parte de la población y dio lugar a la amplificación de esta situación por las redes sociales que acabaron derrocando a Evo Morales.
Las elecciones en Bolivia tuvieron anomalías, según un informe apresurado de la OEA que hasta el día de hoy no presentó pruebas contundentes
Sin embargo, hay que recordar que la insistencia de Morales en un cuarto mandato forzado, a pesar del desacuerdo de la mayoría manifestado mediante un referéndum, evidenciaron quiebres en la institucionalidad democrática al no respetar lo estipulado en la Constitución.
Esta fractura de institucionalidad culminó en un golpe de estado, abusos de las fuerzas militares y policiales y represión a las movilizaciones indígenas. Un proceso que ocasionó más de treinta muertes y miles de personas heridas, en las denominadas masacres de Sacaba y Senkata.
La autoproclamación de Jeanine Áñez como presidenta, incrementó la violencia, incertidumbre, racismo y polarización. Las redes sociales fueron usadas como instrumento para fortalecer la campaña que legitimó la destitución del expresidente Morales. Se detectó la creación de más de 4.500 cuentas nuevas en Facebook y Twitter para promocionar el hashtag #BoliviaNoHayGolpe y #HuboFraude.
Se detectó la creación de más de 4.500 cuentas nuevas en Facebook y Twitter para promocionar el hashtag #BoliviaNoHayGolpe y #HuboFraude.
De esa manera, los sistemas democráticos están siendo atacados por medio de la manipulación de las redes sociales que están debilitando la democracia y las libertades en muchos momentos decisivos de la vida política de los países.
1 comment
Es verdad, buen artículo