“Las vírgenes suicidas”: sin miedo a la muerte

por Tomás Vio Alliende

Hablar de este libro de Jeffrey Eugenides (1960) es referirse a una potente novela que narra lo que sucede a cinco hermanas adolescentes -entre trece y diecisiete años- en los años 70.  En menos de un año y medio todas se suicidaron. Puede que existan muchas explicaciones y análisis para esta primera obra de Eugenides, publicada en 1993. Lo cierto, es que la historia se le ocurrió después de conversar con la babysitter de su sobrino, quien le dijo que ella y sus hermanas habían pensado en suicidarse porque se sentían “sometidas a mucha presión”. El escritor norteamericano, con ascendencia griega y estudios en la universidad de Brown y Stanford, tomó este comentario para armar la historia de la familia Lisbon, un clan de clase media compuesto por un padre dócil, benévolo; una madre estricta y religiosa y sus cinco hijas, el delirio adolescente del vecindario, el sueño imposible de los vecinos jóvenes que, como observadores, jamás logran penetrar en el verdadero mundo de las niñas.

 Eugenides construye la trama mediante recuerdos de los vecinos que surgen veinte años después de los suicidios, amparándose en la mirada adulta de los que en ese entonces eran adolescentes y de una u otra forma estaban enamorados de las hermanas. La pluma del escritor, autor también de “Middlesex” (ganador del premio Pulitzer el 2003) y de los libros “La trama nupcial” y “Denuncia inmediata”, es punzante, asertiva, nada benevolente y menos sutil para retratar el ambiente que rodeó a estas jóvenes que se quitaron la vida. El relato comienza pronto con la muerte de Cecilia, la hermana menor, y se concentra en lo que va sucediendo en la familia, cuando llega un momento en que, a raíz de distintos hechos, los padres deciden que las hijas deben quedarse en la casa, recluidas. Encerradas en sí mismas, se comunican con los vecinos que, constantemente las observan y admiran, a través de papelitos o canciones que ellos les piden escucharlas por teléfono.  

El suicidio es el tema central del libro, pero más que eso, lo que destaca es la desolación a la que se ven enfrentadas las niñas, el desamparo, la obligación a mantenerse ocultas, a ser utilizadas por sus padres como simples objetos decorativos, a que la deshonra de la muerte de la menor caiga sobre ellas y penetre en una casa que comienza a destruirse físicamente por falta de interés, de mantención, aislamiento. Después de la muerte de Cecilia, los Lisbon quedan abandonados a su propia suerte.  Nadie, ni siquiera los que cuentan la historia, conocen los motivos reales de lo que sucedió. Queda en ellos sólo la sensación, el misterio, la pregunta: ¿Qué habrá pasado? Hornicker, siquiatra de la familia, cree tener una explicación metafórica sobre el tema:

“Para la mayoría de las personas el suicidio viene a ser como una ruleta rusa. Hay una sola bala en el tambor. En el caso de las hermanas Lisbon el arma estaba totalmente cargada. Una bala por presión familiar. Una bala por predisposición genética. Una bala por malestar histórico. Una bala por un impulso inevitable. Las otras dos balas son imposibles de nombrar, pero esto no quiere decir que las cámaras estuvieran vacías”.

El escritor irlandés John Banville declaró que “Las vírgenes suicidas” era una de las mejores novelas que había leído en años y que debería ser considerada como “El guardián entre el centeno”, de J. D Salinger, de los 90.

Sofia Coppola debutó en el cine con una adaptación del libro de Eugenides el 2000, con un elenco de lujo, integrado por James Woods, Kathleen Turner y Kirsten Dunst, entre otros actores. Un trabajo que fue destacado en varios festivales internacionales. 

En resumidas cuentas, Jeffrey Eugenides marcó un excelente debut en el mundo literario con Las vírgenes suicidas”. Al leerse ahora, el libro envejece bien. Han pasado más de 30 años desde que se publicó y la temática mantiene plena vigencia. Sin miedo a la muerte, la obra tiene ritmo, se lee de corrido y su trama atrapa, a pesar de que el desenlace queda definido en las primeras páginas. Lo que la historia deja es el aura de cinco adolescentes que fallecieron y volaron hacia un nuevo mundo que las recibió con los brazos abiertos.

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