Fiel a su celibato apostólico, el numerario de la Obra fundada por Escrivá de Balaguer se mantiene casto y puro, alejado de cualquier influencia familiar. Algo que lamentó su padre y aborrece su hermano Sebastián, quien lo ha definido como “un peligro nacional”. Desprecios que tienen sin cuidado al hoy líder de los consejeros republicanos que se considera bendecido para redactar la nueva constitución, considerando que pasó de obtener un escuálido 2, 14% de los votos en la elección de convencionales (2021) – siendo superado entonces por el demonio Rodrigo “Pelao” Rojas Vade, al que agradece no haber tratado – a primera mayoría nacional como actual consejero y gran preferido de su líder natural José Antonio Kast.
La cineasta Marcela Said que lo conoció hace dos décadas durante la filmación de su película del Opus Dei, cuando Luis Silva era un jovencito con votos ya resueltos, ha recordado sus sorprendentes certezas: “Mi convicción de que yo puedo aportar mucho en política es mucho más fuerte desde que soy numerario. Si tú también te metes en el trabajo de cualquier numerario que se empeñe por ser santo de verdad, el trabajo está bien hecho. Entonces, uno podría pensar que, efectivamente, hay un afán por conquistar el mundo, pero eso es solamente la consecuencia de querer hacer un trabajo bien hecho para Dios”
La cineasta advierte lo anti – natura que aquel temprano creyente consagrado a la prelatura de la orden, al que no le está permitido leer libremente cualquier texto ni asistir al cine, se transforme en un líder político en pleno siglo XXI. Nada condicionaría al numerario Silva más que su vocación de sacerdote con voto de castidad y obediencia a Camino, las 999 máximas de Escrivá de Balaguer y el programa de la Obra. ¿Qué más podría necesitar de la vida?
La historia de los últimos meses podría ratificar la certeza del dicho: “Lo que natura no da Salamanca no presta”, pero para salvar aquello en el caso de Luis Silva está José Antonio Kast que, casto no es (9 hijos) y aunque adhiera al movimiento de Schoenstatt, tiene la suficiente historia y cruce con demonios terrenos cercanos, aunque negados más de tres veces en su herencia del Tercer Reich.
El salto a la fama ha puesto en prueba el talante del numerario Silva. Siguiendo a J.A. Kast ha manifestado su admiración por el estadista Pinochet. Los 1.092 desaparecidos después de medio siglo de silencio de aquel entorno criminal lo tienen sin cuidado (no es tema para los fieles de la Obra). Y que ahora los frustrados herederos de Augusto José Ramón y de Lucía deban escapar del reclamo por $3 mil millones confiscados por el estado de Chile, evitando así efectos judiciales de los millonarios robos escondidos en paraísos fiscales por el estadista, aconsejan un republicano silencio.
El numerario aprende y muestra fácilmente la hilacha que anticipaba tempranamente su hermano Sebastián y ratificaba con ojo cinematográfico Marcela Said. Ya ungido en líder republicano para gestionar la nueva carta magna del país advertía “¿Por qué cresta siendo mayoría tenemos que llegar a acuerdo con la minoría?”. Y más recientemente, hizo coro con J. A. Kast para advertir su profundo malestar a los disidentes de derecha en la votación del primer artículo del nuevo texto constitucional que aspiran imponer contra viento y marea. ¿Y si no, nos quedamos con la impuesta por Augusto José Ramón a sangre y fuego?
Los ojos del numerario Silva no verán “El Conde”, la cruda sátira cinematográfica dirigida por Pablo Larraín. Si José Antonio la ve escondido en Netflix no se la podrá contar. Sería de un horroroso mal gusto comentarle tanto pecado capital de un estadista trapeado en su imaginario tránsito al infierno. Vade retro Satana.
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Muy buen artículo… Nunca olvidar que el Opus Dei fue creada para apoyar a Franco y después fue una secta en contra del Concilio Vaticana II. Finalmente fue apoyada por Wojtilia…