Marina Tsvetáeva, Sergei Efron, Sofía Parnok. “Ama a otra. No, a otros. No, a todos”.

por Cristina Wormull Chiorrini

Las historias de amor de la gente común viven en sus recuerdos y quizás, con suerte en la de sus amigos y mueren cuando estos abandonan este mundo.  Los amores de los poetas, sobre todos aquellos más brillantes, que iluminan el cielo de nuestras vidas, se hacen inmortales en la historia de la literatura a través de sus obras, sus cartas, sus poemas.

Me gusta además que estando frente a mí,
abraces tranquilamente a otra,
sin importarte que yo arda en el fuego
del infierno, por no besarme contigo.
Y que no pronuncies mi dulce nombre
en vano, cariño, ni de día ni de noche…
Y que nunca en el silencio de una iglesia
sonará para nosotros la marcha nupcial.
(Marina Tsvetáeva, fragmento)

Marina Tsvetáeva nació en las postrimerías del siglo XIX y en los albores del XX, en 1912. Cuando tenía 19 años, conoció al cadete Yakovlevich Sergei Efron de 18 años y se casó con él ese mismo año.  Marina se enamoraba apasionada y dolorosamente de hombres y mujeres reales o imaginarios.  Convertía héroes literarios en objeto de pasión.  Y así, por ejemplo, se enamoró de Evgeniy Onegin, protagonista de la novela de Pushkin y le dedicó un pasaje completo en su obra Mi Pushkin, un gran ensayo histórico y literario y una completa declaración de amor al poeta.  

Marina nació y vivió en tiempos convulsos de cambios radicales que cambiaron el mundo, pero que impactaron fuertemente en sus vidas.  Vivió y padeció la revolución rusa y el ser mirada con desconfianza por uno y otro lado.  Vivió el hambre en Moscú y el exilio en París.  Sufrió la muerte de una hija que pereció de hambre en los tiempos más duros en Moscú, y años después el fusilamiento de su marido acusado de ser espía y el relegamiento de otra sus hijas por 8 años.  Marina vivió y sufrió con pasión todos estos acontecimientos.

Su amor por Efron no evitó que tuviera otros amoríos que él, caballerosa y comprensivamente esperaba que terminaran para que ella volviera a sus brazos… Especial fue su relación y pasión por la crítica literaria y gran poeta de la época, Sofía Parnok, la primera en la literatura rusa en declarar el derecho de la mujer al amor lésbico. Apodada la Safo rusa, cuando se conocieron, Parnok tenía 29 años y Tsvetáeva apenas 22. Se enamoraron a primera vista y Sergei Efron, el hombre que la amó toda su vida, una vez más esperó.  La relación de las poetas duró un año y medio y terminó dramáticamente. Después de su separación, Tsvetáeva no quiso volver a saber de su examante y afirmó que fue “el primer desastre en su vida” (cosa curiosa, teniendo en cuenta la cantidad de “desastres” que transitaron su existencia). Parnok, en cambio, guardó una fotografía de la joven Marina que mantuvo hasta su muerte sobre el velador al costado de su cama.

Poemas, la primera colección de Sofía había sido publicado en 1916 y se ha dicho que es “el primer sujeto del deseo lésbico revolucionario y no decadente alguna vez impreso en un libro de poesía rusa”. Después de la Revolución Rusa de 1917, Parnok se mudó a Crimea, donde continuó con sus escritos. Sus otras obras selectas incluyen a Rosas de Pieria; La viña; Música; A media voz y Almast, su creación cumbre). En total, a lo largo de su vida publicó cinco volúmenes de poesía, numerosas críticas literarias y el libreto de varias óperas.

A pesar de sus logros, su trabajo sigue siendo relativamente ignorado. Murió en 1933 rodeada de tres de las mujeres que la amaron, entre ellas no se encontraba Marina.

Ojos cegadores de la

Santa Madre y el Niño Salvador.

Aroma a incienso, cera y aceite.

Sonidos de suave llanto llenando la iglesia.

Velas derritiéndose, sostenidas por mujeres jóvenes, dóciles

En sus rígidos puños de piel fría y áspera.

Oh, róbame de mi muerte

Tú, cuyos brazos son bronceados y frescos,

Tú, que pasaste, ¡emocionándome!

Acaso no hay en tu desesperado nombre

Un viento de todas las costas azotadas por las tormentas,

Marina, ¡bautizada en honor al mar!  A Marina Tsvetáeva,Tomado de Poemas (1916), de Sofia Parnok

En 1922, Tsvetaeva y Ariadna lograron abandonar Moscú y la Unión Soviética para reunirse con Efron (que originalmente se había unido al ejército de los rusos blancos, pero que a poco andar comenzó a arrepentirse y a querer regresar e integrarse   la revolución) en Berlín. Mientras permanecían en Berlín, ella publicó las colecciones Separation, Poems to Blok, y el poema The Tsar Maiden. Ese mismo año se trasladaron a Praga donde Efron pudo estudiar sociología. Mientras Tsvetáeva mantenía un romance apasionado con un ex oficial, causando un gran dolor a Efron. El romance duró apenas un año y fue la inspiración para su poema The poem of the End.

También en ese tiempo comenzó el más largo de los amores de Marina, una apasionada relación epistolar con Boris Pasternak quien permaneció en la Unión soviética, razón por la que, pese a que se enamoraron y mantuvieron una amistad íntima (reflejada en numerosas cartas) no se vieron personalmente durante 20 años, hasta que Tsvetáeva regresó a Rusia.

«Nunca, incluso después de mi muerte,
dejará de dolerme mi alma por ella.» Sofía Parnok,

En 1925, la familia se mudó a París, donde vivirían por 14 años, pero donde Marina contrajo tuberculosis y vivieron en condiciones paupérrimas.  No contaban con más que una pequeña ayuda del gobierno checoslovaco para artistas y ella intentó obtener recursos a través de la venta de su trabajo. Pero el círculo de escritores refugiados políticos rusos desconfiaba de ella y encontraba su crítica muy ambigua, pese a los poemas que había escrito a favor de la revolución.  Esta crítica y censura llegó a su máximo cuando ella envió una carta de admiración al poeta Mayakovsky y el periódico The Latest News, donde habitualmente escribía, se negó a publicar sus contribuciones.   Eso agudizó la mala situación económica de Tsvetáeva que se refleja en su correspondencia con Pasternak, Rainer Maria Rilke y Anna Teskova.

Efron, que, como dijimos, había empezado a simpatizar con la causa soviética, anhelaba volver a la madre patria, pero por miedo a ser rechazado por su pasado como soldado Blanco, o quizás por idealismo, se anotó para espiar para el servicio secreto precursor de la KGB.  Esto vino a rematar el aislamiento de Marina en París y se vio obligada a regresar a la Unión Soviética con su hijo. A su retorno se convirtió en una persona sospechosa por haber vivido en el extranjero y se le cerraron todas las puertas, y aunque se dedicó a hacer pequeñas traducciones de poesía, los principales autores soviéticos no la apoyaron por miedo a dañar su posición.

En las librerías, cubiertos de polvo y tiempo,
Sin ser vistos, buscados, abiertos, vendidos,
Mis poemas serán saboreados como raros vinos –
Cuando sean viejos
M.T.

Efron y su hija fueron arrestados por espionaje y él fue ejecutado en 1941. Su hija pasó ocho años en prisión. Ambos fueron exonerados después de la muerte de Stalin. En 1941 Tsvetáeva y su hijo fueron evacuados a Yelabuga donde desesperadamente buscaron trabajo sin éxito. A los pocos días Tsvetáeva se ahorcó con la misma cuerda que le dio Boris Pasternak, mientras le ayudaba a atar las cosas antes de su evacuación. “Mira qué fuerte, hasta se podría ahorcar uno con esta cuerda, ¡definitivamente será útil en casa!”, le comentó el poeta que no sabía que sus palabras serían proféticas. Fue enterrada en Yelabuga pero no se conoce el lugar de su tumba.  En el pueblo de Yelabuga, la casa donde vivía es ahora un museo.

“El clima en Moscú es bueno, no hay cólera, tampoco hay amor lésbico… ¡Brrr! Recordar a esas personas de las que escribes me hace sentir náuseas, como si hubiera comido una sardina podrida. Moscú no las tiene —y eso es maravilloso”. Antón Chejov en carta a su editor

El legado de Marina Tsvietáieva -diecisiete poemas, ocho obras de teatro, cincuenta obras en prosa, más de ochocientos poemas y unas mil cartas- se convierten en textos muy especiales para todos los que se relacionan con su vida y sus manuscritos. Poeta lírica rusa cuya obra no recibió la aprobación de Stalin y el régimen bolchevique y que es objeto de culto y admiración después de décadas de olvido

“¿En qué consiste el mito, la fascinación actual por Tsvetáeva? Una poeta, quien a diferencia de los demás, tuvo una vida radical y extraña, pero a la vez tan representativa. Era una mujer que se escapó, corrió, gritó, hizo una pausa y encontró el silencio, el ruido del alma”. Ilyá Kamínsky, poeta, crítico, traductor y profesor ucraniano-ruso-judío-estadounidense.

Su poesía surgió de su personalidad profundamente compleja, su excentricidad y su uso cuidadoso del lenguaje. Entre sus temas figuran la sexualidad femenina, y la tensión de las emociones femeninas siguiendo al mismo tiempo dos escuelas opuestas: el neoclasicismo y el simbolismo.

«Suavemente agarraré tu dedo y susurraré:
«Ven, habla sobre mí,
solo dime: mi amor, cómo me amas,
solo dime: mi paloma, cómo me tocas». Sofía Parnok,

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1 comment

Monica Silva Monge octubre 13, 2022 - 4:03 pm

Que bueno poner en superficie estas vidas y sus obras desconocidas… para así abrir nuestras mentes y apreciar lo que fue despreciado.
Gracias por tu tarea tan bien hecha, Cristina Wormull…

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