50 años después: México y Chile, una alianza indispensable

por Julio Sau

Aún no se apagan los ecos, mayoritariamente positivos, de la rememoración del Golpe de Estado y de sus duraderas secuelas dictatoriales y represivas en la historia de Chile, que englobados bajo el término de “conmemoración”, acaban de finalizar. Consistió en un notable y necesario ejercicio de memoria histórica sobre la cancelación de la democracia en Chile, el país latinoamericano que, junto a México, no había padecido gobiernos dictatoriales en las décadas anteriores a los años 70 del siglo pasado.

Impulsados y organizados acertadamente por el gobierno liderado por el presidente Gabriel Boric, los muy significativos actos oficiales, las nuevas y valiosas políticas públicas anunciadas y las variadas iniciativas histórico-culturales que tanto el gobierno como la sociedad civil han programado   contribuyen a una valoración colectiva de los derechos humanos y a una indispensable revalorización de la democracia en esta segunda década del siglo XXI.

En el campo internacional, los ecos de esta evocación histórica y de la subsecuente revalorización de la democracia en Chile han tenido repercusiones oficiales inéditas en los dos gobiernos que en esa época conspiraron más activa y desembozadamente contra la democracia en Chile: los de Estados Unidos de América y de la dictadura de Ernesto Geisel en la República Federativa de Brasil. Se trata de un tema de gran importancia sobre el cual se han publicado magníficos libros y que espero comentar próximamente.

La visita a Chile del Presidente de México Andrés Manuel López Obrador tuvo ribetes singulares y valiosos para el presente y el futuro de ambos países. Se trataba de la primera visita a América del Sur del presidente que, tras casi cinco años de su mandato, sigue contando con un impresionante apoyo mayoritario de su pueblo. Iniciada en Colombia dicha breve gira culminó en Chile cuando se cumplían 50 años desde el Golpe de Estado con el cual civiles y militares de esa época interrumpieron la vida democrática chilena e iniciaron una feroz represión en contra de hombres y mujeres cuyo único “delito” era ser partidarios de la Unidad Popular y del Presidente Salvador Allende.

Gracias a la activa y temprana reacción del gobierno mexicano del Presidente Luis Echeverría, simbolizada en la ejemplar y valiente conducta del embajador Gonzalo Martínez Corbalá, la familia del Presidente Allende, integrada por su esposa Hortensia Bussi y sus hijas salvaron sus vidas y pudieron llegar a México gracias a la protección de aquel gobierno. En la residencia de la embajada mexicana encontraron asilo cientos de compatriotas que gracias a ello pudieron escapar de la muerte o de la prisión y torturas con las que la dictadura combatía a quienes consideraba sus enemigos y que más tarde, junto a otros chilenos y chilenas que la dictadura expulsaba del país tras largos periodos de prisión política, encontraron en México un apoyo solidario inolvidable.

Por iniciativa del Presidente de México Andrés Manuel López Obrador y de la Canciller Alicia Bárcena y un día antes de las actividades principales de la Conmemoración de los 50 años organizada por el gobierno chileno, México realizó en la residencia de su embajada en Chile, la misma que hace 50 años acogió a los perseguidos por la dictadura, un acto dedicado a recordar y destacar los “50 años del exilio chileno en México”, como tituló tal actividad.

Con la presencia de los Presidentes de México y de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, del Presidente de Chile y de su  pareja Irina Karamanos, de la Canciller mexicana Alicia Bárcena y de su esposo chileno Aníbal Severino, del Canciller Alberto van Klaveren, además de Isabel Allende y su hermana Carmen Paz, junto a  hijas e hijos de ambas y a la hija de Tati Allende, Maya Fernández, Ministra de Defensa del gobierno de Chile y junto a las embajadoras de ambos países , el acto se realizó en una atmósfera plena de simbolismo, emotividad y significación histórica y política. Los discursos de la Canciller mexicana, que ha vivido 20 años en Chile como alta funcionaria y Secretaria Ejecutiva de la CEPAL y que dijo sentirse medio chilena y medio mexicana, de Isabel Allende, que reafirmó su agradecimiento y el de su familia a México citando a Gabriela Mistral y el elocuente discurso del Presidente Gabriel Boric, que al igual que Isabel Allende agradeció a México y citando el discurso de Salvador Allende en Guadalajara reafirmó la inexistencia de una querella de generaciones y la necesidad de trabajo conjunto de jóvenes y viejos para contribuir a las necesarias transformaciones sociales en Chile y México conformaron un marco preciso para escuchar finalmente al Presidente de México.

Valorando desde el comienzo de su intervención el ejemplo de Salvador Allende al intentar realizar en su país las transformaciones sociales necesarias para erradicar la pobreza, elevar el nivel de vida de las mayorías y recuperar sus riquezas básicas mediante una lucha democrática y electoral, López Obrador sostuvo que fue ese el camino al cual ha dedicado exitosamente su vida política en el contexto mexicano. Puso de relieve la importancia que tuvieron los profesores chilenos en su formación y en la de su generación en la UNAM, así como la de profesores latinoamericanos exiliados en México en diversas universidades de ese país, destacando el rol de Carlos Morales Abarzúa cuando el que luego llegaría a ser Presidente de México iniciaba sus estudios de Ciencias Políticas. El aporte de Allende y de la Unidad Popular a la formación de la conciencia política en Chile fue otro hecho que López Obrador recogió como ejemplo que lo impulsó a iniciar una Revolución de las Conciencias en su país con el apoyo del Movimiento de Regeneración Nacional, generado primero como movimiento y convertido luego en el partido mayoritario de la escena política mexicana. Ello le ha permitido al gobierno de Morena exhibir importantes logros en la reducción sustantiva de la pobreza, en la construcción de grandes obras de infraestructura y en la puesta en marcha de políticas de bienestar social que han elevado el nivel de vida de las grandes mayorías nacionales.

Esta potente demostración de amistad entre los pueblos y gobiernos de México y Chile finalizó con la entrega a Isabel Allende de la máxima distinción otorgada a extranjeros por el gobierno de México, el Águila Azteca, en grado de insignia, la reposición entregada a ella misma de similar distinción en grado de collar que fuera entregada a Salvador Allende en su visita a México en 1972 y en la entrega al Presidente Boric de una moneda conmemorativa acuñada por el gobierno de México para poner de relieve los 50 años del exilio chileno en México. Un cierre digno de un acto que abre nuevas perspectivas a la amistad entre México y Chile en el complejo y exigente contexto internacional y regional actual.

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