Joven, hermosa, inteligente y culta, mantuvo enamorado a Pericles durante 15 años, hasta que la muerte del gran político ateniense los separó. También, dice la historia que fue el amor imposible de Sócrates en su juventud. Se sabe muy poco de ella. La información que ha llegado a la actualidad es poca, oscura y contradictoria, pero curiosamente, es la única mujer que figura en numerosos textos de la época y se la recuerda, de hecho, como la figura femenina más relevante del apogeo clásico de Atenas.
Según los registros, aunque no se puede asegurar, Aspasia habría nacido en torno a 480 o 470 a. C. en una familia culta y acomodada. Su padre habría sido Axíoco, un escultor de Mileto, antigua poliscaria de Jonia en las tierras de Grecia en Asia. En Mileto, las mujeres eran mucho más libres que en otras polis helenas y Aspasia, según los testimonios, era una mujer libre y poseía una inteligencia excepcional, sumada a gran belleza.
Aspasia ha sido catalogada como una de las mujeres más extraordinarias de la Antigüedad clásica. Se especula que tendría alredor de 20 años cuando se trasladó en barco hasta Atenas junto a su hermana y su cuñado, Alcibíades el viejo que había sido desterrado de la ciudad de Mileto por disputas políticas; o, en otra versión, se asevera que lo habría hecho para lograr en Atenas un matrimonio conveniente con un aristócrata ateniense, aunque esto último tiene poco sustento ya que un año antes del viaje, Pericles había introducido una ley de ciudadanía que no permitía que los hombres atenienses se casaran con extranjeras, ni que sus hijos obtuvieran la ciudadanía.
La Acrópolis de entonces vivía sus días de gloria en el marco del siglo de Pericles, con gran auge económico y de las artes, a través de las manos de Fidias, su estatua colosal de Atenea, otras obras monumentales y la construcción del Partenón, muestra sobresaliente de la arquitectura de la época. Al circular por sus calles, por el Ágora y el monte Licabeto con sus pinares, o cualquier rincón de la ciudad, se podía encontrar a Sócrates joven, al poeta trágico Eurípides, al filósofo Anaxágoras, a Alcibíades el joven y a muchos otros referentes de la civilización occidental.
Aspasia llegó y se enamoró de Atenas y Atenas, a poco andar, se rindió ante el encanto de esta mujer. Se vivía, como mencionamos, lo que se ha llamado el siglo de Pericles, pero que en realidad duró solo tres décadas, desde el 461 al 429 a.C. Para cuando Astasia arribó, hacía aproximadamente una década que “el primer ciudadano”, Pericles, llevaba las riendas del gobierno. El “Olímpico” como se le apodaba, todavía no lo sabía, pero pronto conocería a Aspasia, la mujer con la cual compartiría más de la mitad de su gobierno, el amor de su vida.
“(…) al salir y entrar, de vuelta del ágora, cada día la saludaba con un beso”, Plutarco.
Basado en numerosos fragmentos escritos en la época y posteriormente, se puede afirmar que Sócrates y Aspasia se conocieron cuando ambos tenían alrededor de 20 años y a partir de ahí, sostuvieron una larga amistad. Algunos creen que en algún momento fue amorosa o que al menos él la amó. Lo cierto es que Sócrates respetaba la opinión de la milesia y la frecuentaba acompañado de sus amigos, manteniendo diálogos y recibiendo clases de retórica.
Jenofonte cuenta que al ser Sócrates interrogado en cómo puede instruirse a una mujer, este habría respondido: “Te presentaré a Aspasia, porque ella sabe mucho más que yo del asunto”, dejando testimonio de la admiración que sentía por ella como maestra. Asimismo, en El banquete de Platón, Sócrates menciona a una enigmática mujer que fue su maestra en cuestiones de amor: Diotima. Se ha dicho que nunca existió y que en realidad es Aspasia. Diotima significa “honrada por Zeus” y Pericles apodado Zeus (el Olímpico) honraba a Aspasia sobre todas las mujeres.
Aspasia estuvo muy presente en la vida de Sócrates y según algunos testimonios contribuyó en su formación oratoria. Se dice, incluso, que la milesia acabó creando una escuela en Atenas concebida para formar a otras mujeres. Probablemente, los maridos les dieron permiso a sus esposas para recibir clases pensando más en su formación en las artes amatorias que en el terreno político o filosófico.
Una de las hipótesis más recientes ha sido entregada por Armand D’Angour, quien sostiene en “Sócrates enamorado« que toda su investigación respecto a los puntos ciegos de la vida y pensamiento del filósofo demuestra que Sócrates obtuvo la inspiración para sus ideas sobre la verdad, el amor, la justicia, el coraje y el conocimiento de Aspasia de Mileto. Quizás es mucho aseverar, pero de que influyó, influyó.
“(…) existen muchas probabilidades de que el programa de estudios diseñado por esta excepcional mujer fuese más amplio de lo que en un principio se pudiese pensar; y quién sabe si no fue una estrategia pensada para engañar a los hombres y conseguir así que le fiasen a sus esposas”. Catalina Aparicio, profesora de filosofía.
En esta época de tanto dinamismo cultural, la docta milesia y Pericles se conocieron. Él estaba casado con una aristócrata como él, un Alcmeónida, y tenía dos hijos, Jantipo y Paralos. También se encontraba en el otoño de su vida, mientras que Aspasia era entre quince y veinticinco años más joven.
Sin embargo, se enamoraron apasionadamente en una ciudad en que las parejas se formaban por conveniencia patrimonial y de sucesión, además de encuentros sexuales esporádicos. Las mujeres eran consideradas abiertamente inferiores y relegadas al gineceo. Sin embargo, el político y estratega y la bella filósofa constituyeron, desde el día en que se conocieron, un extraordinario caso de amor romántico y amistad. Públicamente exhibido.
Paseaban mientras conversaban animadamente y recibían juntos en su hogar a sus amigos artistas, intelectuales y políticos en veladas que duraban hasta la madrugada. Es más, Plutarco nos cuenta que Pericles besaba a Aspasia todos los días al entrar o salir del Ágora, de camino al consejo o a cualquier lugar al que tuviera que desplazarse. Eso si bien no parece apasionado en nuestros días, era impensable de ver en aquel tiempo.
El poder que tenía Aspasia sobre Pericles, fue ratificado por el divorcio de su primera esposa alrededor del 445 a.C. Y si bien la separación fue en buenos términos (es probable que nunca hayan estado enamorados) y mantuvieron amistad el resto de sus vidas, fue profusamente comentado que él se había separado de la madre de sus hijos que era una ateniense de buena familia, por culpa de una forastera en muchos planos cuestionable (algunos dicen que Aspasia habría sido una hetaira, lo que probablemente corresponde a un comentario misógino).
Cinco años después de iniciada su relación, Aspasia concibió un hijo de Pericles al que se llamaría: Pericles el joven y que, aunque sus padres nunca se casaron, y a la ley impuesta por gobernante, excepcionalmente, por decisión de su padre obtuvo la ciudadanía ateniense. Sin embargo, fueron muchos quienes lo consideraron bastardo.
«…Qué gran arte o poder de encanto tenía esta mujer, que le permitió cautivar como lo hizo a los más grandes estadistas, y le brindó a los filósofos la oportunidad de hablar tanto de ella en términos tan exaltados«…… se preguntó Plutarco en Vidas Paralelas.
Su relación con el gran estadista habría bastado para hacerla notable, pero un indicio de que no era sólo su belleza o el amor lo que la hacía tan célebre es que Aspasia fue blanco de ataques y bromas desde distintos sectores, especialmente desde la comedia (los comediógrafos eran los críticos de la época)por la supuesta influencia que ejercía en Pericles del que se rumoreaba había aprendido oratoria con ella y que muchos de sus discursos habrían sido escritos de la misma forma, incluyendo la famosa Oración fúnebre dedicada a las mujeres de los caídos y registrada en la historia de Tucídides de la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.).
Pero no son las únicas referencias al rol jugado por Aspasia en la Atenas clásica. Aristófanes hizo chistes a su costa en sus comedias y fue inmortalizada por cuatro de los más destacados discípulos de Sócrates: Jenofonte la incluiría en dos libros y Platón, Antístenes y Esquines le dedicaron diálogos socráticos titulados: Aspasia, de los cuales, lamentablemente, solo quedan fragmentos. Aunque en algunas citas se habla de ella con cierta sorna, la llaman por su nombre, y en un fragmento del diálogo de Esquines la llaman la “Sócrates mujer”. No deja de llamar la atención que Aspasia sea una de las dos mujeres mencionadas en los diálogos platónicos. La otra es Diotima de Mantinea, pero como señalamos, es posible que sea la misma Aspasia.
Además de ser la única mujer a la que Platón le concedió un discurso en toda su obra, Jenofonte -uno de los principales biógrafos de Sócrates- la menciona dos veces en sus escritos socráticos:Memorabilia y Oeconomicus.
Por supuesto, Pericles, como todo grande, tenía múltiples enemigos y las personas de su círculo sufrieron grandes acosos. Fue el caso de Anaxágoras que fue acusado de impiedad -que conllevaba la pena de muerte- y se salvó con la ayuda de Pericles, pero tuvo que partir al exilio donde se dejó morir de hambre. También sufrió acoso Fidias, el escultor, delegado de obras públicas de Pericles y gran amigo suyo del que no se sabe con certeza la causa de su muerte, pero se cree que murió en prisión. Aspasia, instalada en la cima a un costado de Pericles, no fue la excepción y también fue acusada de ofender a los dioses. Tuvo que defenderse en un juicio público ante un millar de ciudadanos y su alegato fue apoyado por la intervención de Pericles que llegó a llorar ante los acusadores, pero logró la exculpación de Aspasia.
Pericles murió en el año en el 429 a.C. durante la peste que asoló Atenas. También murieron sus dos hijos mayores y ese mismo año, Aspasia se casó con un acaudalado político llamado Lisicles, con quien tuvo otro hijo, Poristes. Lisicles falleció luchando en Asia Menor tan solo un año más tarde. Desde entonces, apenas hay nada escrito sobre la vida de Aspasia. Algunos dicen que se retiró de la vida pública para vivir en el campo dando lecciones a mujeres.
«Si se acepta la evidencia de esta tesis, la historia de la filosofía dará un giro trascendental: una mujer que ha sido casi borrada de la historia deberá ser reconocida como la que sentó las bases de nuestra tradición filosófica de 2.500 año», subraya Armand D’Angour, profesor asociado de Clásicos de la Universidad de Oxford y autor de Sócrates enamorado.
Aspasia murió en torno al año 400 a.C. con setenta años, una edad muy avanzada para la época.
Muchos estudios deberían realizarse sobre la vida y aporte de una mujer tan brillante como Aspasia y de la cual Sócrates habló siempre como “la inextinguible pasión”. Tarea pendiente encontrar más antecedentes sobre su persona.
1 comment
Muy buen texto sobre Aspasia.. Ameno y con sustancia epocal
e histórica…