Yo nací en la época del verso libre
donde los dioses fueron declarados
oficialmente muertos.
Soy migrante de lejanas tierras
asoladas por el crimen organizado.
Mi lengua materna es comparable
con el canto de las sirenas.
A los siete años escribí un poema
que presagiaba mi pequeña muerte.
Tengo una cicatriz en el pecho
producto de la reciente guerra civil.
A los 21 años me enviaron al exilio
a un pueblo con historia.
Conocí a la pintora Frida Kahlo
en las fabulosas calles de México.
Padezco ciertas alucinaciones
herencia de mi abuela gitana.
Por ello me enamoré de una mujer
que adivinaba mis altas pasiones.
Todavía no tengo mayor claridad
sobre mi última reencarnación.
Y un día amanecí con el tatuaje
de un tercer ojo en la frente
que avizoraba un futuro incierto