Blas de Otero: Y el verso se hizo hombre.

por Karen Punaro Majluf

Considerado uno de los autores más relevantes de la poesía española contemporánea, su trayectoria lírica atraviesa primero una etapa de tono religioso, luego un momento de profundo cuestionamiento existencial y un tercer ciclo claramente social.

Blas de Otero (1916-1979) es considerado uno de los autores más relevantes de la poesía española contemporánea. Recibió los premios Boscán de Poesía 1950 (Redoble de conciencia), Premio de la Crítica 1959 y Fastenrath 1961 (Ancia). Según Fernando Carratalá, su trayectoria poética –que atraviesa una primera etapa de tono religioso, un segundo momento de profundo cuestionamiento existencial y un tercer ciclo más auténticamente social– “apunta con seguridad a una meta: la progresiva inclusión del poeta en el ‘nosotros’”.

La estética oteriana se distingue por el cuidado equilibrio entre contenido y expresión: si bien la vertiente social, de carácter testimonial y voluntad de acercamiento a la mayoría, explica Francisco Ruiz Soriano, exige un lenguaje directo y esmerada atención al receptor, no por ello descuida la poeticidad del mensaje: “sus textos revelan gran riqueza de recursos expresivos y precisión formal, en armoniosa síntesis de poeticidad y receptividad” explica José Ángel Ascunce.

El joven Otero y el apreciado Juan Ramón Jiménez

Nació en Bilbao, en el seno de una familia burguesa que, afectada por la crisis de los años 20, optó por marcharse hacia Madrid. Según confesó el propio Otero, desde los 12 años comenzó a escribir poemas, aunque no se ha conservado ninguno anterior a 1935. Entre sus modelos iniciales, García de la Concha cita a Pemá, Francis Jammes, Juan Ramón Jiménez, y luego Alberti y Salinas. En 1929 murió su hermano –a quien dedicó una elegía en unos exámenes de bachillerato– y el joven Blas dejó a un lado su vocación por las letras para estudiar Derecho. Tres años después falleció su padre y la familia decidió regresar a Bilbao, donde Otero terminaría su carrera y se relacionaría con jóvenes “cercanos al entorno católico de los jesuitas”, señala Elena Perulero. El ambiente religioso permea sus años de juventud y deviene “una de las vetas más importantes” de su poesía en esta etapa, “en la que se revela una fe dentro de la estricta ortodoxia católica”. Colabora en algunas publicaciones (El pueblo vasco, Los Luises) y ven la luz sus primeros poemas. En 1936 se incorpora como sanitario en los batallones vascos y concluida la Guerra Civil comienza a trabajar como abogado en una empresa metalúrgica.

Hacia 1941 sus amigos, narra Perulero, “deciden reunir, con motivo del centenario de san Juan de la Cruz, una pequeña selección de los muchos poemas que ya por entonces había escrito”. Cántico espiritualy Cuatro poemas (1941) constituyen “el núcleo de su poesía religiosa”, en la cual destaca “la preocupación existencial, tensamente religiosa, sobre el dominio de la muerte”.

Víctor García de la Concha plantea que, “a partir de una meditación animada por la dialéctica de la ascética tradicional: inmanencia y trascendencia, amor divino y amor humano, alma y cuerpo, fe y pensamiento racional, tiene como modelos activos a San Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús y fray Luis de León”.

Esta anchura del mundo, doblegada

a mis manos; el tierno paraíso

de la aurora, con ángeles de albores;

tú, mujer, que te enciendes y te apagas

como una mariposa siempre nueva,

me mostráis, por caminos inocentes,

la unidad de mi alma y de mi cuerpo.

A la derecha pongo el alma; en medio,

Dios, y a la izquierda, el cuerpo en libertades:

¡qué purísimo peso nivelado,

qué balanza en su fiel, ni más ni menos!

Complexión de este mundo con mis ojos:

el paisaje desnudo de las cinco

no es el mismo, Señor, que al mediodía.

(Fragmento Cántico Espiritual)

Ya venía gestándose una tormenta interior relacionada con su crisis vocacional –también crisis de fe–, y en 1942 decide abandonar su trabajo para estudiar Filosofía y Letras en Madrid. Allí entablará amistad con Eugenio García de Nora y Carlos Bousoño, a través de los cuales conocerá personalmente a Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y a los poetas principales de aquellos momentos. Sin embargo, regresa a Bilbao desilusionado con la carrera y comienza a dar clases particulares de Derecho. Por esa época decide quemar sus primeros poemas.

Tras quemar su obra, se interna

En el otoño de 1944 ingresa a la Clínica Vidarte, sanatorio psiquiátrico –que años más tarde llamará “La casa a oscuras”-, con el posterior rechazo que esto implicaría a su salida. Continúa dando clases particulares de Derecho durante el día y ocupa las noches en escribir Poemas para el hombre(1948).

Indica Perulero que “en los dos años posteriores a su salida del sanatorio se verificará en la obra de Blas de Otero una transformación radical que le hará replantearse algunas de sus convicciones más profundas y dará lugar a los poemas de Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia y parte de Ancia, uno de los ciclos más significativos de la poesía española de posguerra”.

Ya eran tiempos en los que leía a Unamuno, León Bloy, Nietzsche y Hegel. El título de Ángel fieramente humano(1950) es un préstamo de Góngora, y evidencia un recurso característico de su poesía: el diálogo intertextual, ya homenaje, ya virtuosismo formal, ya medio para polemizar y ejercer la crítica. En 1949 había presentado Ángel fieramente humanoal premio Adonáis, que le fue denegado por motivos ideológicos:

Con él se presenta una generación desarraigada, sin más destino que / apuntalar las ruinas”, explica Dámaso Alonso; mientras que Redoble de conciencia(1951)“quizás transparenta más la circunstancia concreta de la posguerra europea, parte de la historia individual –lucha con la muerte, desolación interior, tensión de amor y soledad– para enfrentarse a la historia colectiva y a su trágico destino”, plantea García de la Concha.

A lo largo de su producción se evidencia cómo la búsqueda angustiosa de ese “vacío de Dios” del que hablaba Dámaso Alonso muta de la particularidad de la lucha individual a la identificación y búsqueda colectiva.

En 1951, “asfixiado por el ambiente español”, vendió su biblioteca y se fue a París. Luego de Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, su existencialismo evolucionará del yo al nosotros, a una preocupación existencial de carácter más democrático.

Se afilia al Partido Comunista de España y en 1952 realiza un esbozo teórico de este nuevo ciclo en la «Poética» que redacta para la Antología consultada. De regreso a España, irán surgiendo los poemas de Pido la paz y la palabray En castellano.

Posteriormente, en Ancia(1958)reordena sus dos libros anteriores, incluye 36 poemas inéditos y elimina “Salmo”. Su “Cántico” introductorio propone la defensa de un personaje colectivo, «la inmensa mayoría», y temáticamente desarrolla los núcleos centrales de su obra: el enfrentamiento entre hombre y Dios, el amor de una mujer acaso como posibilidad de salvación, la desmitificación de Dios y el empoderamiento de la poesía a favor del hombre.

El soneto introductorio de Pido la paz y la palabra, “A la inmensa mayoría” –conversión de un verso de Juan Ramón Jiménez-, ofrece claves de lectura donde persiste –más solapadamente– la idea del hombre ciego contra el silencio de Dios y el vacío de sentido, pero que ha bajado a la calle, ha roto sus versos insolidarios y ha comprendido la urgencia de dar sus nuevos versos “por un hombre en paz”.

Es esta una “verdadera declaración de intenciones de un poeta comprometido ya de por vida con los problemas humanos de la colectividad”, señala Carratalá, un poeta que escribe «en defensa del reino / del hombre y su justicia». Así, se sustituye la preocupación existencial y religiosa por el análisis y la crítica de las circunstancias sociales.

Tal como indica García de la Concha, “Blas de Otero vive en plena crisis de fe religiosa y la conciencia de la precariedad existencial ha rebasado los límites de lo particular subjetivo para proyectarse en lo universal humano”.

A esta tercera etapa corresponden Pido la paz y la palabra(1955), En castellano(1959), Hacia la inmensa mayoría(1962), Esto no es un libro(1963), Que trata de España(1964) y Mientras(1970, que incluye muchos poemas que aparecerán en la edición póstuma de Hojas de Madrid).

 En los poemarios de esta etapa destaca el uso de comparaciones o símiles, imágenes arquetípicas y símbolos míticos para plantear «verdaderas estructuras de naturaleza alegórica» que ofrecen, desde la parábola, “la historia de la redención / divinización del hombre como ente colectivo”. Entre 1960 y 1964 Otero visitó la Unión Soviética, China y Cuba, países donde había triunfado la revolución socialista. Luego, radicaría varios años en Cuba.

Ando buscando un verso que supiese

parar a un hombre en medio de la calle,

un verso en pie –ahí está el detalle–

que hasta diese la mano y escupiese.

Poetas: perseguid al verso ese,

asidlo bien, blandidlo, y que restalle

a ras del hombre –arado, y hoz, y dalle–

caiga quien caiga, ¡ahé!, pese a quien pese.

Somos la escoria, el carnaval del viento,

el terraplén ridículo, y el culo

al aire y la camisa en movimiento.

Ando buscando un verso que se siente

en medio de los hombres. Y tan chulo,

que mire a Tachia descaradamente.

(Fragmento, Y el verso se hizo hombre).

Rasgos poéticos

La exigencia estética de Blas de Otero se hace manifiesta en “la dislocación del ritmo fluyente provocada por los encabalgamientos”, “la intensificación expresiva obtenida con la reiteración del mismo elemento léxico y/o sintáctico o con el desarrollo de variaciones sobre un mismo tema”, “el ritmo insistente, reiterador y tenaz que producen las formas paralelísticas y los couplings”, “el aprovechamiento del ‘valor poético’ de los largos adverbios en -mente» y, en general, “el aprovechamiento expresivo del material fónico” con juegos homonímicos, paronomásicos, aliteraciones, reiteración de sonidos muy afines y tartamudeo silábico, explica Carratalá sobre esta nueva etapa poética.

Pere Gimferrer considera que sus cualidades son extraordinarias “desde el punto de vista auditivo o rítmico, de imaginería, y posee una habilidad que quizá nadie más ha tenido para el collage, el patchwork, con insertos que convierten en suyos y dan otro sentido a poemas de otros”.

García de la Concha también hace referencia a cómo revoluciona el soneto y trabaja el ritmo a lo largo de su quehacer poético. En sus versos está presente, además, una reflexión metapoética –sobre la función social del poeta, su lugar en la sociedad, sobre la forma y el ritmo–, para lo cual, explica Juan Frau, confluyen “el evidente interés de Otero por comprender y explicar lo que hace […] y, por otro lado, la idea de que toda explicación vertida al margen del texto poético constituye para el autor un rotundo fracaso artístico”.

La crítica considera como “etapa de su culminación creadora” la que comprende Historias fingidas y verdaderas(1966-1968), Hojas de Madrid con La galerna(1868-1977), Historia (casi) de mi vida(1969) y Nuevas historias fingidas y verdaderas(1971-1972). En ellas el verso se dilata y desborda, rompiendo normas con la prosa, añadiendo versículos, divertimentos, incorporando el humor, mezclando temas colectivos y personales.

Imbuido en las letras no cuidó de su cuerpo dándole solo valor al alma. Así fue como la vida se le fue deteriorando y murió de una embolia pulmonar en 1979.

Dentro de poco moriré.

El zafarrancho de mi vida

toca a su fin. El alma está partida,

y el cuerpo a punto de partir. Lo sé.

Amé la vida, sin embargo.

Bien sabes tú que la amé mucho.

Aunque me expulsen de la vida, lucho

aún. Ancho el amor y el dolor largo.

Veo los ríos, me conmueven.

Contemplo un árbol, quedo absorto.

El mar inmenso me parece corto

de luces frente a muertos que se mueven.

He caminado junto al hombre.

Participé sus arduas luchas.

Muchos han sido los fracasos; muchas

más las conquistas que no tienen nombre.

Dentro de poco moriré.

Aquí está todo mi equipaje.

Cuatro libros, dos lápices, un traje

y un ayer hecho polvo que aventé.

Esto fue todo. No me quejo.

Sé que he vivido intensamente.

(Demasiado intensamente). Enfrente

está el futuro: es todo lo que os dejo.

(Penúltima palabra)

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1 comment

Pancho Zeta. diciembre 22, 2022 - 5:08 pm

Gracias por este gran artículo.

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