1era escena:
10. 02.2024
A comienzos del mes de febrero, llegó la noticia que el documental chileno “La memoria infinita” de Maite Alberdi había ganado los premios Goya en España y postularía al Oscar, justo un mes después. Este premio finalmente no lo gana.
Más allá de los triunfos internacionales, nadie puede negar que la obra se ha instalado en la cinematografía nacional provocando una polémica, respecto de su historia y de su filmación. Por un lado, están los que dicen que la obra dio que hablar porque se trataba de dos personas conocidas y que existen cientos de familias que sufren enfermedades, aún peores, en situaciones bastante más precarias y ninguna ha sido promocionada a través de una cinta.
Es cierto.
Otros dicen que, en un país que se ha caracterizado por tener una memoria tan frágil es plausible una cinta que devele las enfermedades que tienen que ver con el cerebro, especialmente con el recuerdo.
Es cierto.
La cinta habla de una historia de amor, donde lo bello y lo horrible se confunden. Por un lado, resulta dulce escuchar a Paulina diciendo: “Para mí salir con Augusto, era tomarme un trago con un señor de la tele. Era como salir con Sergio Livingstone” y también presenta a dos famosos, de esos que dan autógrafos, enfrentando un día a día doloroso, con ataques de pánico y cansancios más allá de lo soportable.
Cuentan que cuando Maite Alberdi se les acercó y les propuso la obra, Paulina a se opuso y Augusto dijo: “He filmado la vida de cientos de personas, por qué no voy a dejar que filmen la mía”
Filmar el problema. Ese era el desafío.
En Chile siempre se ocultan las contrariedades. ¿Cuántas veces hemos descubierto, después de años, que nuestro amigo tiene un hermano postrado o un padre que se fue de la casa y dejó a la madre sola con tres niños que criar?
El documental ha sido, según los críticos, una versión chilena de “Los ricos también lloran” Puede ser. Eso es lo bueno de las obras que trascienden, cada uno le puede dar su propia lectura.
Más allá de si la película de Alberdi está o no bien hecha, si es un documental o un reportaje, resulta valioso exponer en primera persona un problema límite, visibilizar una realidad dramática. Es probablemente cierto que de no tratarse de una gran actriz y un connotado periodista, la película no se hubiera hecho o no habría tenido el éxito que ha tenido; sin embargo, esta tiene un valor importante: la valentía de decir: “Si señores, así somos nosotros y esto nos tocó vivir”
2da escena:
20.02.2024
Ese martes se informa que, a los 91 años, fallece el director de cine, documentalista y montajista chileno, Pedro Chaskel. La noticia fue informada a través de las redes sociales de la Cineteca de la Universidad de Chile, institución que ayudó a fundar.
El realizador, nacido en 1932 en Alemania, fue uno de los precursores del “nuevo cine chileno” y participó en producciones para cine y televisión. Desde la Cineteca se destaca que no solamente es uno de los más importantes realizadores del cine documental, sino que además fue un educador que se dedicó a la formación de nuevas generaciones de cineastas.
Al fallecer Chaskel, muchos recordaron que uno de sus trabajos más conocidos mundialmente, es el bombardeo de los Hawker Hunter a La Moneda el 11/09/73. En una entrevista, conducida por Javiera Navarrete, con el apoyo de Diego Gilabert entre el 1º y el 27 de septiembre de 2022, en el periódico virtual La Fuga (https://www.lafuga.cl) el cineasta declara:
J: ¿Y el registro que hizo usted de los Hawker Hunter sobre La Moneda?
“Sí. Bueno, esos son del día del Golpe. Creo que de lo que yo he filmado, es lo que más se ha exhibido en toda mi carrera.
J: Se usa mucho como material de archivo en otras películas.
P: O sea, me lo han pirateado. Yo de flojo que no he hecho acciones legales. Hasta la BBC de Londres, en unas emisiones tenían los avioncitos metidos ahí. Y ahora lo último fue una emisión, puede haber sido televisión, en que está la imagen, y en el sonido estaba lo que grabaron ese mismo día, en ese mismo momento. Entonces, lo hicieron muy bien, pero no me pidieron permiso. Ni me mencionaron en los créditos, que es lo menos que podían hacer. Película que había, pues ahí aparecía… Como una especie de símbolo del Golpe. Hubo unos momentos que incluso me pagaron algo, porque eso se cobra caro, si esto era un material exclusivo. Bueno, no era para hacerse rico. Pero ese es mi otro hito, supongo, porque fue oportuno todo.
El cine de Chaskel, se produce en un contexto con un fuerte devenir político. Muchos cineastas firman, en esos años, el Manifiesto de los cineastas de la UP, en el que llaman:
“…a rescatar la figura formidable de Balmaceda, anti oligárquica y antimperialista, a reafirmar que Recabarren es nuestro y parte de nuestro pueblo, que Carrera, O´Higgins, Manuel Rodriguez, Bilbao y el minero anónimo que cayó una mañana y el campesino que murió sin conocer el sentido de su vida y su muerte son las figuras de donde emergemos… más que cineastas somos hombres comprometidos con el proceso social de nuestro pueblo “
Este manifiesto está firmado por la mayoría de los cineastas y Chaskel se involucra con el MIR. En lo que se refiere a su obra el autor en 1969 dirigió Testimonio. En 1971 estrenó, junto a Héctor Ríos, el corto Venceremos, que abordaba la polarización política y el triunfo de Salvador Allende en 1970
Entre 1974 y 1983 se instala en Cuba, donde hace labores de montajista en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico y, desde 1979, como director y realizador para el mismo instituto. Se hace conocido por el estreno del documental Los ojos como mi papá en 1979, donde da cuenta del exilio chileno;
Maestro e inspirador de varias generaciones, tanto en su exilio en Cuba luego del golpe de Estado, como en Chile desde su retorno en 1985. Quizás la frase más representativa de Pedro Chaskel es la que le dice a Javiera Navarrete en la revista La Fuga: «Tenía todas las condiciones para dedicarme a lo que me interesaba y aproveché la oportunidad»
3era escena:
23.02.2024
Tres días después de la muerte de Chaskel, el Poder Judicial informa la ratificación de la Corte Suprema de la condena contra los ex agentes de la DINA César Manríquez Bravo, Pedro Espinoza Bravo, Raúl Iturriaga Neumann y Miguel Krassnoff Martchenko de 20 años de presidio en calidad de autores por el delito de secuestro calificado de la pareja de cineastas Carmen Cecilia Bueno Cifuentes y Jorge Hernán Müller Silva, cometido el 29 de noviembre de 1974.
Han pasado casi 50 años desde la desaparición forzada de dos jóvenes y recién se dicta condena. El abogado de derechos humanos Francisco Jara Bustos, valoró la resolución, considerando la gravedad de lo ocurrido, enmarcado en la denominada “Operación Colombo”, aunque fue crítico de las razones que llevaron a la demora de estos casos emblemáticos durante el período de la dictadura.
Desde las artes, el cineasta y director del documental “El Diario de Agustín”, Ignacio Agüero, junto con relevar las figuras de Carmen Bueno y Jorge Müller en el mundo del cine, hizo hincapié en continuar con los esfuerzos de búsqueda hasta encontrar sus cuerpos. En particular, Agüero recordó la participación protagónica de Carmen Bueno en la película “Esperando a Godoy” del cineasta Cristián Sánchez, que se grabó en 1973, pero que recién pudo ser estrenada el pasado 30 de noviembre tras ser restaurada por la Cineteca Nacional.
Agüero concluye diciendo:
“Me parece excelente que ocurra una sentencia así ratificada por la Corte Suprema. La única duda que tengo es que por qué son solo 20 años y, por otro lado, por supuesto que también queda la cuestión pendiente de ¿Dónde están los cuerpos de Jorge Müller y Carmen Bueno?”
Por su parte, el vocero de las víctimas y sobrino de Jorge Müller,Carlos Arriagada Müller, mencionó que esta ratificación abre un “espacio de reivindicación” respecto de los hechos ocurridos en el régimen militar.
“Esto es un pedacito de justicia que viene de alguna forma a valorar el que efectivamente esto pasó. Como familia tuvimos esa discriminación que tuvo efectos secundarios atroces que vivimos dentro de propia familia extensa, en la que hubo negación que esto hubiera ocurrido, que hubo silencio de parte de tanta gente. Entonces, obviamente esto es un espacio que nos permite abrir una reivindicación, en el sentido de que se reconozca, Sin embargo, remarcó que “el punto es lo que puede hacer la justicia que te repare algo. Diría que en eso no hay dinero, no hay sentencia, no hay nada que pueda reparar el daño que se hizo a nuestra familia”.
La madre de Müller murió en los 90 sin conocer lo ocurrido a su hijo. Algo similar a lo ocurrido a Filma Canales, profesora de la Escuela de Artes de la Comunicación, madre de Juan Maino, fotógrafo, hecho desaparecer por la dictadura.
La última vez que las víctimas Bueno Cifuentes y Müller Silva fueron vistos con vida, fue un día no determinado a mediados del mes de diciembre de 1974, en Villa Grimaldi sin que exista hasta la fecha, antecedentes sobre el paradero de ambos.
El nombre de Carmen Cecilia Bueno Cifuentes apareció en un listado de 119 personas, publicado en la prensa nacional luego que figurara en una lista publicada en la revista ‘LEA’ de Argentina, de fecha 15 de julio de 1975, informaba que Carmen Cecilia, había muerto en Argentina, junto a otras 59 personas pertenecientes al MIR, a causa de rencillas internas suscitadas entre esos miembros.
Patricio Guzmán, destacado cineasta chileno, recuerda de esta manera a Müller:
Al empezar La Batalla de Chile yo tenía la intuición de que Jorge Müller era la persona indicada para llevar la cámara. No estaba completamente seguro, ya que el costado hippie de Jorge me inquietaba un poco. ¿Sabrá mantenerse disponible, disciplinado, tantos meses? Estas dudas fueron borrándose a lo largo de marzo de 1973.
Como era de esperar, entramos en buena comunicación, aun cuando yo marcaba mucho los planos en esa época: «quiero esto, quiero esto otro»… Era un cineasta recién salido de la escuela; es cuando a uno le gusta «mandar», controlar la luz, el encuadre, los movimientos de cámara, etc. Hoy estoy muy lejos de ese método. Pero en ese tiempo yo acababa de recibir el «título» y quería estar encima de todo. En este sentido, Jorge fue inmensamente paciente conmigo. Me escuchaba. Pero no sólo eso. Tenía un instinto cinematográfico personal, tenía reflejos de cineasta. No sólo encuadraba bien, sino que seguía a un personaje, cambiaba de ángulo, etc. Hacía planos verdaderos y no ilustraciones.
Teníamos el mismo sentido del humor: una especie de ironía, de sarcasmo o humor negro. En realidad, trabajábamos relajados, y cuando había un problema desaparecía pronto. La situación era tan épica o bien tan dramática, que no teníamos tiempo para pelearnos.
Cabe señalar que cada 29 de noviembre se conmemora el Día del Cine Chileno, en memoria de Carmen Bueno y Jorge Müller.
En febrero del 24, sólo se puede decir que Góngora, Urrutia, Chaskel, Müller y Bueno van construyendo una historia. Como en todo film cada uno las edita como desee y le da el punto de vista que quiera. Nos son los únicos protagonistas, pero ahí están, dispuestos a que narremos la historia del tiempo que le tocó vivir a una generación.
2 comments
Francisco maravilloso ti artículo, objetivo, centrado, y esperanzador.
Gracias querida