Del reciente debate presidencial sobre Educación e Infancia, Ciencia y Tecnología, Cultura y Arte, convocado por el Rector de la Universidad de Chile, https://www.uchile.cl/multimedia/181285/debate-presidencial-u-de-chile-sobre-educacion-ciencia-y-cultura se puede derivar a consideraciones relevantes y algunas omisiones dignas de destacar cuando la contienda electoral ingresa a su momento decisivo.
Para algunos la democracia está en peligro por razones muy potentes y que tienen que ver con la historia de los últimos años, en que abundantes demandas sociales se fueron postergando. Por mencionar algunas, las malas remuneraciones, las pensiones miserables para la inmensa mayoría de los chilenos, un sistema de salud precario para el 80% de la población, una inseguridad en aumento con asalto a viviendas habitadas, portonazos y encerronas, aparte de robos y asaltos a la orden del día. Queda por saber unas cuantas verdades acerca del gasto público en materia sanitaria que, en medio de la pandemia, no ha habido tiempo de examinar con lupa.
Todos sabemos que el fenómeno de la corrupción tan lejano en otros tiempos hoy convive con la sociedad chilena, cuyos protagonistas han sido los que tienen poder económico y/o poder político. Si quiere póngale nombre porque la lista es larga.
Ni que hablar del narcotráfico, que hace rato aterrizó en el país con un gobierno impávido que no atina a un diseñar una estrategía que permita contener este flagelo que está permeando especialmente a los sectores más carenciados de la población. Si a eso sumamos el conflicto en la macrozona sur, donde la administración de Piñera también ha fracasado, el cuadro es patético.
Así y todo, con una derecha que hace rato dejó de conducir los destinos del país en materias tan sensibles como la seguridad ciudadana y los derechos humanos, es curioso que existan postulantes a La Moneda con toda esta herencia. Más aún con las escuálidas arcas fiscales.
Uno de los ausentes(el otro, Parisi, oficia desde EE:UU) del referido debate fue José Antonio Kast, lo más conservador de la política local y que cuenta con apoyos de encuestas (que en el pasado reciente dieron ganadores a Lavín y Jadue) que lo elevan por las nubes, más aquellos que en medio del río están cambiando de caballo, dejan tirado a Sebastian Sichel y se embarcan con el hombre que llama a todos a “atreverse”.
Otros como él se atrevieron. Es cuestión de observar a Donald Trump, que ganó las elecciones con un discurso nacionalista de ultraderecha. No fue reelegido, simplemente porque el Covid19 lo atajó – para muchos en el mundo-, a tiempo. Pero sigue latente y podría llegar de nuevo a la Casa Blanca en la próxima elección.
Sin ir más lejos, otro ultraconservador fue ungido presidente de Brasil, la nación más poblada de latinoamérica: 200 millones de habitantes.
Se ha dado el lujo de permitir la depradación más brutal de la Amazonia, de reprimir a los trabajadores, de abusar del poder. Se le acusa por esto días de más de 600 mil muertes por coronavirus. Un nacionalista tozudo y descarado para muchos, que se burló de las medidas sanitarias como un charlatán de baja monta.
Al cerrar octubre el colega Francisco Velásquez dio cuenta de una Red global homofóbica y antiderechos de la mujer, que ayudó a los triunfos de Bolsonaro y Trump, apoyando ahora a José Antonio Kast.
A reglón en Interferencia dice que el candidato presidencial del Partido Republicano es miembro asesor de Political Network for Values, entidad que agrupa a políticos y empresarios ultraconservadores de América y Europa, con el fin de instalar una agenda valórica antiaborto y en contra de la identidad de género. Estas son las redes internacionales de la ultraderecha chilena, que apoyadas por la iglesia evangélica y católica conservadora han patrocinado las carreras presidenciales y parlamentarias de quienes instalan su discurso.
Si a eso le sumamos su discurso explícito de retirar a Chile del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el cuento es claro. Hay que decir que la ONU agrupo a varias entidades globales. Las más importantes son el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH / SIDA (ONUSIDA).
Después trató de explicarse, pero dejó plantada la duda, ya que al parecer las confusiones revelan que su impronta internacional no es su fuerte, sobre todo en un mundo globalizado donde la pertenencia como concepto, resulta fundamental para buscar solución a los conflictos y problemas del mundo contemporáneo.
Aquí en Chile, prometió hacer desaparecer al Instituto Nacional de los Derechos Humanos. Ni más ni menos.
El panorama es complejo, pero con democracia se ha ido avanzando no sin dificultades. De todos son conocidas las trabas puestas desde el gobierno al funcionamiento de la Convención Constitucional, que muchos olvidan su elección con aplastante mayoría por una nueva Carta Fundamental y que los constituyentes fueran solo ciudadanos. Más de algún desaguizado como la mentira de Rodrigo Rojas Vade: Fue un duro golpe para la convención constituyente. Alimento para los halcones del rechazo, que siguen trabajando internanmente, como me dijo un constiuyente, para que fracase “la idea de una Nueva Constitución”. Y me agrega: “si no logran echar abajo el andamiaje que hemos ido construyendo democráticamente, para llegar a puerto, tienen la última esperanza, derrotar el escrito en el plebiscito de salida”.
Como se puede observar el camino que queda por recorrer, con elección presidencial, de la mitad del senado, toda la cámara de diputados y los consejeros regionales, no está pavimentado de flores.
Además, si la mitad de los votantes que no han participado aumentan, estaremos con problemas de representatividad y los perdedores buscarán desligitimar los procesos con severo daño para la democracia.
Si Zygmunt Bauman habló de “Tiempos Líquidos” por la crisis de las estructuras de poder, el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo o la renuncia al pensamiento y la planificación a largo plazo, para el filósofo Daniel Innerarity hay un avance en el debate cuando señala que el proceso de globalización conduce a un “mundo gaseoso” que da cuenta de los mercados financieros, que suben y bajan de la noche a la mañana, y a la sociedad digital y de redes que transforma todo muchas veces en “humo”.
Un dirigente de la campaña de Boric dijo que, si es electo el magallánico, habrá “inestabilidad”. Después expresó: “me equivoqué”.
¿Tan equivocado estaba Sebastián Depolo? Cualquier candidatura que gane navegará en un mar de instituciones inestables, porque todo indica que las reivindicaciones sociales más las transformaciones que traerá la Carta Fundamental, nos mostrará un mundo distinto al que vivimos antes del 2019. Y si ha eso le sumamos las consecuencias de la pandemia, que todavía no deja sentir todas sus consecuencias el cuadro resulta absolutamente gaseoso.
Ciertamente, si llegara a instalarse en el poder el “posfascismo”, que quiere reducir el Estado a la más mínima expresión, haciendo desaparecer incluso el Ministerio de la Mujer, el cuadro podría ser catastrófico.
Para entender el concepto nada mejor que la lectura de Enzo Traverso (Gavi, Piamonte, 1957) muy esclarecedor sobre las derechas radicales contemporáneas.Las nuevas caras de la derecha (Siglo Veintiuno, 2018), resultado de la entrevista con el antropólogo Régis Meyran, distingue cuatro conceptos confundidos en el debate político actual: populismo, fascismo, neofascismo y posfascismo, reservando el último para caracterizar a las derechas extremas del siglo XXI.
Por Sergio Campos
Premio Nacional de Periodismo
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Excelente análisis y verdadero, sin duda alguna???