¿La Tierra sin humanos, sería un planeta mejor? (History Chanel)
Por estos días se ha incrementado la alarma por la crisis hídrica que afecta a 188 comunas del país, es decir al 54% de la población. La gravedad del problema está marcada por 14 años de sequía que están afectando a la flora y fauna de nuestro territorio. Por supuesto que a los humanos también. Y la paradoja es que los humanos somos los causantes de esta tragedia ambiental, que puede acarrear enfermedades y muertes en no muy largo plazo, según proyectan los estudiosos del cambio climático y el calentamiento global.
El calentamiento global se refiere solo a la temperatura de la superficie de la Tierra, mientras que el cambio climático incluye el calentamiento y sus «efectos secundarios», como ocurre con los glaciares que se derriten, tormentas de lluvia más severas o las sequías más frecuentes.
Ya en 2014, científicos canadienses nos decían que para el año 2030 la demanda de agua en todo el mundo crecerá un 40%, mientras que para el 2050 se necesitará 55% más y estas cifras repercutirán directamente sobre los recursos de las regiones y países emergentes.
Pero las políticas públicas de los gobiernos prefirieron mirar para el techo y en forma irresponsable, no fueron capaces de cambiar el modelo de desarrollo en cuanto a un recurso esencial para la vida humana. El compromiso político con los grandes intereses económicos merece un severo cuestionamiento, a juicio de organizaciones ambientalistas que analizaron en profundidad el problema que se veía venir.
El agua siguió en manos de unas pocas empresas que se enriquecieron con la comercialización de este recurso natural y obviaron la solución integral mirando el largo plazo. Construir embalses para acumular el líquido elemento y desarrollar proyectos que permitieran desalar el agua de mar, con el privilegio de 5.000 kilómetros de acceso al Océano Pacífico, se aprecian ahora como medidas para mitigar la crisis.
El 72% del agua la consumen la industria agropecuaria y la maderera. El consumo humano es del 12%, el uso industrial 7%, la minería el 5% y el resto la generación eléctrica y otros consumidores de menor cuantía.
Las esperanzas de lluvia y nieve en otoño e invierno se observan frágiles. Casi el 40% de las estaciones pluviométricas ubicadas entre Santiago y Valparaíso presentan un déficit de 100% respecto a sus promedios históricos de febrero. Esto significa que dependemos mucho de las lluvias de invierno, que se proyecta estarán muy por debajo del promedio histórico, lo que puede agudizar la crisis actual, principalmente en la zona central del país. Pero la Patagonia chilena también, está en crisis hídrica.
La Dirección Meteorólogica de Chile, dice que a lo más pueden llover 54mm. Para tener un punto de comparación, las precipitaciones se registran durante las temporadas invernales, especialmente durante los meses de mayo, junio, julio y agosto. Santiago presenta 369,5 mm de agua caída promedio anual. En la región de Valparaíso las precipitaciones aumentan con la altitud variando desde unos 250 mm hasta 300 mm.
A la fecha, más de 340 hectáreas de glaciares ya fueron destruidos y otras tantas van camino a aquello, lo que agudiza la emergencia del país. Es cuestión de observar la cordillera en cualquier punto del territorio nacional y la nieve escasea, o sencillamente no hay.
Hacer visible el agua invisible que proporcionan las napas subterráneas que propicia Naciones Unidas, es también complejo, ya que en los pozos se evidencia que están agotándose. Acumuladas por cientos o miles de años, ha sido otra fuente de abastecimiento de agua. Pero a modo de ejemplo, en el litoral de los poetas, en la costa de provincia de San Antonio, era posible encontrar agua bajo tierra a 25 o 30 metros, hoy día con suerte a 100 metros de profundidad.
Con motivo del Día Mundial del Agua no pocos parecieron enterarse, algo sorprendidos, que “el acceso al agua potable es un Derecho Humano. Cuando se privatiza su abastecimiento, el agua pasa a ser vista como un bien de consumo y no como un bien común”.
Un concepto que marca la diferencia en estos tiempos en que varias comunidades carecen de acceso al agua potable y muchas la reciben mediante camiones aljibes en una cantidad menor de lo que se considera básico: 100 litros diarios por persona. A modo de ejemplo, en Petorca, región de Valparaíso, durante el gobierno de Piñera llegaron a entregarse 50 litros diarios por habitante.
Según datos de la Fundación Sol, el agua potable y saneamiento son operados por empresas controladas por tres grandes grupos transnacionales.
- Grupo SGAB-Suez (Francia) 35,9% del mercado nacional.
- Fondo de Pensiones de Prof. De Ontario (Canadá) 31,4%
- Consorcio Marubeni y MG Leasing Corp. (Japón) 7,9%. (Todo según de la Superintendencia de Servicios Sanitarios).
El problema de fondo es saber qué hará la autoridad política, frente a estas empresas que explotan un recurso hoy escaso, sin arriesgar una demanda ante cortes internacionales.
El ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García ha señalado que un probable racionamiento se podría producir en el verano 2023 y el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, lo anticipa para el año en curso.
El desafío reconocido es trabajar en conjunto con todos los actores involucrados, incluyendo a las comunidades, que en el pasado han estado ausentes del debate y la búsqueda de soluciones.
(*) Premio Nacional de Periodismo