Hasta ahora tenemos nueve candidatos a la primera magistratura de la nación, 8 hombres y una mujer de la región de Atacama y del origen diaguita. Los desafíos para quien se convierta en nuevo gobernante son enormes en el plano socioeconómico, aparte de la impronta política de aquí en más centrada en el desafío de una nueva Carta Fundamental, por primera vez en la historia redactada por ciudadanos elegidos democráticamente.
Chile exhibía, hasta no hace mucho, cifras macroeconómicas resaltadas con orgullo por los defensores del modelo neoliberal, con una economía de mercado, que ha fomentado el consumo y el endeudamiento para gran beneplácito de los grupos económicos y el sistema financiero, con el consecuente fenómeno de concentración de la riqueza que ubica al país entre las naciones con mayor inequidad en el continente.
Para nadie es un misterio que el 18 de octubre simbolizó el pasivo acumulado durante largos años de gestión de un modelo que había empezado a crujir con las primeras movilizaciones estudiantiles, que paulatinamente se fueron masificando para traspasar el descontento a capas cada vez más más amplias de la sociedad.
Los sectores conservadores pusieron el acento en la violencia desatada en las grandes ciudades, desvalorizando el contenido del reclamo por una pauperización cada vez menos ocultable y en vías de expansión. Un pesado fardo también para capas medias de empleados y profesionales que observaban con creciente angustia el acto costo de la educación, la salud, las viviendas, a la par de jubilaciones miserables y salarios precarios, entre otros factores que multiplicaron el descontento.
Ciertamente la explosión masiva del descontento y el hastío no se centró en el vandalismo exhibido hasta el cansancio por los grandes medios de comunicación hasta el día de hoy para ocultar lo esencial. Por supuesto que ninguna persona con dos dedos de frente aprobaría la quema del metro, que afectó a los más precarios, ni la destrucción de pequeños comercios que se vieron obligados a cerrar sus puertas.
Como la memoria es frágil y conveniente para algunos, resulta oportuno recordar que la inmensa movilización social obligó a la denostada clase política a resolver, en la madrugada del 15 de noviembre de 2019, un acuerdo para una nueva Constitución. Y la pandemia acrecentó, con la complicidad de un gobierno insensible y extraviado ante la potente realidad, la pauperización ya más que crítica en vastísimos sectores de la población.
Así muchos pobres pasaron a la extrema pobreza y se acrecentó la llamada clase media empobrecida. Todo en medio del deterioro de la salud mental de la población por el encierro obligado, donde las libertades públicas naufragaron. Más de cuarenta y cinco mil muertos constituyen el telón de fondo de una tragedia que impactó a miles de familias.
Todo con un gobierno inepto que nunca supo calibrar la dimensión de la tragedia y fue mezquino, egoísta, a la hora de prestar ayuda, mientras los más ricos se hacían más ricos. Un solo ejemplo: En marzo de 2019 el patrimonio del Grupo Luksic era US$15.400 millones y con el COVID19, la fortuna se agrandó a US$23.300 millones, con negocios en la minería y en el ámbito financiero. Según la revista FORBES los millonarios chilenos aumentaros su fortuna en 73%, pese a la pandemia.
¿Cómo romper la desigualdad y la inequidad? Es el gran desafío para quienes quieres llegar a la casa “donde tanto se sufre”, como dijo el presidente de Chile, Arturo Alessandri Palma. Claro. Para los que tengan la intención de cambiar el modelo de desarrollo. En ese sentido es claridad la que falta y la demagogia será parte de la campaña que se inicia. Qué duda cabe.
Es de esperar que el informe de la CEPAL, en conjunto con la FAO, les abra los ojos a estos ciudadanos ansiosos por servir a sus compatriotas.
Veamos: ¿Como enfrentarán el hecho que 600.000 personas en Chile sufrieron hambre entre 2018 y 2020, mismo periodo en el que 3,4 millones tuvieron dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias, según Naciones Unidas? «Los niños comen puro arroz, fideos y pan, ¿de qué buena alimentación hablamos?», dice a la Agencia Efe María Tapia, dirigente del campamento Manuel Bustos de Valparaíso, el asentamiento informal más grande de Chile, que, a la fecha, entrega cerca de 1.000 raciones semanales en las ollas comunes, instancia que busca resolver la necesidad tan básica de comer.
En ese mismo período 3,4 millones de personas han vivido “al 3 y al 4”, para poder comer. Evidencias poco visibles en su momento, pero la procesión iba por dentro.
En este país modelo, de acuerdo al Catastro Nacional de Campamentos 2020-2021, presentado a comienzos de año por Techo-Chile, hay casi 90 mil familias que habitan en unos mil campamentos repartidos en el territorio. El dato es escalofriante, ya que supera a la realidad de 1996. Hay que apuntar que 25 mil familias migrantes están viviendo en campamentos. La pobreza es dura y fea. Las mujeres son las más dañadas por esta realidad que muchos no quieren ver, ni menos hacerse cargo.
Es evidente que las ayudas del Gobierno de Piñera fueron escasas cuando más se necesitaba, debido a su falta de calle, indolencia e insensibilidad. Como consecuencia está a la vista el perjuicio provocado por el retiro de los fondos de pensiones.
Otro problema que salió a la luz es la obesidad infantil, que creció de forma abultada – al 25,4 por ciento en niños- situándose entre la de los peores países de la región.
Y es que una dieta saludable resulta cinco veces más cara que una suficiente, según la FAO, y casi un tercio de la población no es capaz de costearla, dice la Cepal.
«Si tú quieres comer sano, el precio de la verdura se fue por las nubes, lo mismo con la carne, que casi no se puede comprar«, afirmó María Tapia a Efe.
El director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, Francisco Pérez, señaló a Efe que el problema está directamente relacionado con la desigualdad y que los segmentos más pobres «se ven obligados a escoger alimentos baratos«.
Para comprar una dieta adecuada, se requieren salarios decentes, mínimos que le permitan a la familia cambiar el norte de su alimentación. Sin embargo, Chile es el país más caro del continente y los sueldos promedio no sobrepasan los 400 mil pesos para el 50% de la población, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Inquieta lo que dirán los candidatos presidenciales para revertir esta situación y en cuanto tiempo lo harán.
¿Cómo enfrentarán el desafío de la inversión? ¿Qué planes tienen para una capacitación del mundo laboral acorde con los tiempos, que podría presionar por mejores salarios? ¿Cuáles serán las oportunidades que abrirán para las mujeres y los jóvenes?
El ministro del Trabajo de Piñera, Patricio Melero, llamó a los empresarios a pagar mejores sueldos. ¿Esa sería la solución a corto plazo? ¿Los grandes empresarios acudirán solidariamente al llamado? ¿O serán un simple canto de sirena? ¿O un “no se oye padre?
Son tantas las preguntas para aquellos que quieren liderar el país, asumiendo que varios de ellos leen poco la realidad y están más empeñados en la buena consigna electorera o se sienten comprometidos a mantener el modelito.
Lo que viene es más que complejo y la teoría cuántica hay que aterrizarla en el campo de los humanos que, a todo esto, continúan impregnados por la desconfianza. Y tienen sus razones. Vaya que las tienen.
1 comment
Primero el estallido social fue un intento de golpe de estado en contra de un gobierno elegido democráticamente, la revuelta estudiantil,que dio inicio al vandalismo y la gran destruccion en parte del país
organizada por el PC a nivel internacional en donde la Bachelet en combinación marxista y los miles de activista que dejó Bachelet y los 24 años de gobierno que dejó la izquierda en donde se enriquecieron los políticos,attistas y cuanto aprovechador se disfrazaba de defensor del pueblo?Que frágil y débil es la memoria u para que hablar del mapuche terrorismo,cuánta gente asesinada y nadie sabe nada y lo peor no es noticia.vamos mal seguramente mañana peor??