La consulta de los Alcaldes. Contra viento y marea

por La Nueva Mirada

El éxito de la consulta municipal del pasado domingo 15 de diciembre, más allá de las lecturas algo obligadas y forzadas por parte de quienes la ignoraron, desacreditaron o simplemente subvaloraron como una legítima expresión de ciudadanía, sorprendió y descolocó a buena parte de la elite política, partiendo por el ya confundido mandatario que guardó silencio hasta que los alcaldes concurrieron a La Moneda para informarle de lo acontecido con la exitosa convocatoria.

sorprendió y descolocó a buena parte de la elite política, partiendo por el ya confundido mandatario que guardó silencio hasta que los alcaldes concurrieron a La Moneda para informarle de lo acontecido con la exitosa convocatoria.

La iniciativa debió superar demasiadas trabas y obstáculos, entre ellos los de municipios que se resistieron a su realización o intentaron desvirtuarla eludiendo las interrogantes esenciales que convocaron a la participación ciudadana. Ellas se manifestaron más que elocuentemente respecto del anhelado proceso constituyente y las prioridades en demandas de pensiones dignas, salud y educación, entre las más privilegiadas en el ámbito social, en el contexto de una multiplicidad de opciones.

Ellas se manifestaron más que elocuentemente respecto del anhelado proceso constituyente y las prioridades en demandas de pensiones dignas, salud y educación, entre las más privilegiadas en el ámbito social, en el contexto de una multiplicidad de opciones.

En definitiva, el éxito de la convocatoria – que no contó con apoyo de los medios de comunicación ni del servicio electoral, no tuvo financiamiento ni protección policial – fue legitimado en su credibilidad por la participación de instituciones académicas, como la USACH, que aportó el soporte técnico indispensable, y un vasto grupo de profesionales de la Universidad de Chile, que, junto a otros, restan validez a los cuestionamientos esperados de quienes se sintieron incómodos, descolocados y también molestos por su incomprensión de una exitosa e inédita convocatoria ciudadana.

Son los mismos que aún no comprenden el fenómeno de masivas movilizaciones de millones de chileno(a)s por cerca de dos meses o el impacto mundial originado por “LasTesis”.

No debiera extrañar el desconcierto de quienes observaron con distancia e indiferencia la participación de más de 2 millones de ciudadana(o)s en las urnas digitales y presenciales que operaron en buena parte del territorio. Son los mismos que aún no comprenden el fenómeno de masivas movilizaciones de millones de chileno(a)s por cerca de dos meses o el impacto mundial originado por “LasTesis”.

Se ha tratado de una aconsejable lección de participación ciudadana para la elite, que desde algunos partidos políticos y grupos parlamentarios intentan tomar el pulso a un fenómeno social que desborda hasta la propia capacidad para definirlo adecuadamente. En esta contingencia la Asociación Chilena de Municipalidades (AChM) sintonizó con el sentido de la inquietud y movilización ciudadana que castiga la insensibilidad del gobierno y buena parte de los congresistas, incapaces de acoger el creciente y difundido malestar sistémico que los continúa sorprendiendo.

Se ha tratado de una aconsejable lección de participación ciudadana para la elite, que desde algunos partidos políticos y grupos parlamentarios intentan tomar el pulso a un fenómeno social que desborda hasta la propia capacidad para definirlo adecuadamente.

Algunos connotados críticos y opinólogos hoy dictan cátedra respecto de las exigencias de una consulta ciudadana “impecable” que, por cierto, nunca postularon, desconociendo además como opera la Ley Orgánica de Municipalidades, que permite consultas no vinculantes en relación a sus responsabilidades ante los vecinos. Condición que determinó las características de la reciente consulta como un evento ciudadano inédito que, ciertamente, aporta lecciones para el futuro democrático que desafía a nuestro país.

la urgencia del voto obligatorio para legitimar los desafíos democráticos, a partir del próximo plebiscito sobre las opciones constitucionales que se realizará en abril próximo.

Ciertamente se ha tratado de una nueva oportunidad para reforzar algo que los mismos participantes de la consulta marcaron con una mayoría abrumadora: la urgencia del voto obligatorio para legitimar los desafíos democráticos, a partir del próximo plebiscito sobre las opciones constitucionales que se realizará en abril próximo.

En momentos que prima el cuestionamiento fácil a instituciones democráticas que no han dado el ancho en la prolongada crisis que enfrenta el país, parece necesario valorar el aporte realizado, contra viento y marea, por alcaldes y concejales que impulsaron una iniciativa evidentemente despreciada o poco valorada por la elite dirigente del país. No es menor apreciar el esfuerzo por alentar la participación juvenil, experiencia que dejó lecciones para evaluar y proyectar a futuro.

En momentos que prima el cuestionamiento fácil a instituciones democráticas que no han dado el ancho en la prolongada crisis que enfrenta el país, parece necesario valorar el aporte realizado, contra viento y marea, por alcaldes y concejales que impulsaron una iniciativa evidentemente despreciada o poco valorada por la elite dirigente del país.

Que el éxito de la iniciativa se haya sustentado en el acuerdo transparente entre alcaldes de diversas tendencias políticas y partidarias aporta otro elemento relevante para ser capitalizado, en provecho de los desafíos que enfrenta el país en medio de una crisis mayor, marcada por la ceguera y sordera extrema de un mandatario al que hubo que informarle en persona un proceso democrático ejemplar muy lejano de sus prioridades y estrechas obsesiones.

la diversidad de mecanismos para una activa participación ciudadana, un desafío mayor en el contexto de la crisis y disyuntivas que enfrenta el país para una mejor democracia.

Como necesario corolario tiene sentido repensar el rol que puede aportar un desarrollo progresivo de la función de los municipios y también la valoración de la diversidad de mecanismos para una activa participación ciudadana, un desafío mayor en el contexto de la crisis y disyuntivas que enfrenta el país para una mejor democracia.

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