Enero 2022 estará marcado por el volcán en Tonga que sacudió la Polinesia y dejó varias zonas incomunicadas de la isla a unos 10 mil kilómetros de distancia de nuestras costas en el Océano Pacífico. Inmediatamente en forma oportuna la ONEMI hizo sonar los teléfonos celulares de millones de habitantes en el país, donde se anunciaba la mala nueva. Fue un “zafarrancho” a nivel nacional en los 5 mil kilómetros de costa, cuando muchos veraneantes almorzaban o estaban tomando sol en la playa. Se venía el tsunami, con trenes de olas que llegarían primero a Rapa Nui y el archipiélago Juan Fernández.
Nunca un volcán submarino había hecho una “gracia” de esta magnitud. Esta caldera submarina tiene nombre y apellido: Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai, ubicado a unos 65 kilómetros al norte de la isla tongana de Tongatapu, Oceanía, había registrado antes una erupción de unos ocho minutos alrededor de las 17.20 hora local y lanzado una enorme columna de ceniza a kilómetros de altura. Las violentas explosiones fueron registradas en las imágenes tomadas por varios satélites, según publicó el Servicio de Meteorología de la isla estadounidense de Hawái.
En fin. Nosotros somos un país de volcanes cordilleranos según “Chile o una loca geografía”(1940), como escribe Benjamín Subercaseaux, quien recibió el Premio Nacional de Literatura en 1963.
Según el sitio web www.memoriachilena.cl , La naturaleza sísmica del territorio chileno no solo se vincula a los terremotos que suelen afectarlo. Chile es también un país de volcanes y por ello ha debido aprender a lidiar con ellos. Más de dos mil volcanes se distribuyen por su territorio, que pese al atractivo del paisaje también constituye un riesgo, que las comunidades aledañas, los científicos y las políticas públicas de prevención y educación deben estudiar y vigilar.
Si a esto agregamos la placa de Nazca, que en cualquier momento se le ocurre “refregarse”, con la placa continental, es claro que vivimos en un país telúrico. El último remezón fuerte nos despertó a las 3,34 de la madrugada del sábado 27 de febrero de 2010. 8,8 grados en la escala de Richter, con impacto en una amplia zona costera, con daños materiales y humanos.
¿A qué viene todo esto?
El presidente electo Gabriel Boric Font, oriundo de la hermosa región de Magallanes, deberá enfrentar varias erupciones volcánicas en el plano político. Por de pronto muchos de los que esperan un cargo en la nueva era política y vean frustradas sus aspiraciones, estallarán en forma subterránea o directamente expulsando material piroclástico por doquier entre los suyos o públicamente. Especialmente los carcamales. Será una mala señal si es que ocurre, porque se supone que las nuevas generaciones, con alta preparación, incluye sensatez, solidaridad y consecuencia. O sino sería más de lo mismo. Y eso los chilenos no lo quieren. Por eso apoyaron al diputado Boric con fuerza aportando más de un millon de votos adicionales para derrotar al candidato ultraderechista. Los partidos de Apruebo Dignidad y para los partidos que los apoyen, tienen una dura prueba de fuego frente a una realidad compleja.
El presidente debe estar mirando con ojo clínico a “los volcanes que están activos”.
Para empezar la pandemia, marcada por la incertidumbre, pero con un excelente record de vacunación, eso si con una ciudadanía demasiado laxa. Falta de rigor para cuidarse y el relajo nos puede traer consecuencias lamentables. Muchos contagios, muertes, y copamiento de la infraestructura hospitalaria, que ya dejó a muchas personas sin atención médica por otras patologías. Especialmente cáncer. Sumemos a ello la presión sobre el personal de salud, que ha sido enorme.
Otro volcán que acecha al mandatario electo es la acumulación de expectativas de la gente que ve en su gestión un cambio estructural, pero que estará mediado por un Congreso Nacional, donde el conservarismo rayará la cancha en muchos proyectos transformadores.
Un volcán que hace ruido ahora es el de las pensiones que busca afanosamente un financiamiento que provenga de los sectores que más tienen y que hacen resistencia con sus parlamentarios y el gobierno de Piñera que una vez más improvisa en el último minuto.
El indulto o la anmistía a los presos de la revuelta, es otro volcán que busca respiro.
Volcánica es la realidad del empleo informal que supera con creces el 34% según el INE.
La erupción que ya está haciendo ruido y muy potente es la delincuencia. El crimen organizado. El presidente Boric recibirá el mandato con el endoso de parte de Sebastián Piñera, de asaltos, robos a mano armada, portonazos, narcotráfico, tenencia ilegal de armas y adicionalmente con la efervescencia de la “macrozona sur”.
Piñera que prometió ponerle candado a la delincuencia y terminar con la puerta giratoria, se va sin rendición de cuentas sobre el delito de mayor cuantía. Por más que sus subordinados muestren números, la ciudadanía no les cree, porque son cifras muy lejanas de la viviencia diaria en poblaciones y barrios del territorio.
Un volcán peligroso además es aquel conformado por sectores violentistas, que verbalmente animan a enfrentar al nuevo gobierno. Que los empresarios le pongan trabas al ejercicio legítimo del poder, huele a conspiración, más aún cuando se hace públicamente por un vocero que se supone avalado por sectores ultras, donde aparece acompañado de un economista imbuído por el encono irracional. Sus banderas de odio empañan la convivencia democrática.
La memoria histórica nos permite traer a colación el asesinato del General René Schneider, Comandante en Jefe del Ejército, el 25 de octubre de 1970 ejecutado por un grupo de ultraderecha. El propósito de los criminales era impedir que asumiera la presidencia el doctor Salvador Allende, mediante un golpe de estado que protagonizaría el Ejército.
Ya en el ejercicio del poder del gobierno de la Unidad Popular fue asesinado el edecán del presidente Allende, Capitán de Navío Arturo Araya Peeters, por el grupo de ultraderecha Patria y Libertad en conjunto con integrantes del Comando Rolando Matus.
Es conveniente hacer memoria. La historia no se repite, pero rima.(Mark Twain)
La esperanza de un pueblo como el chileno es necesario respetarla, ya que en la génesis del proceso democrático que estamos viviendo por primera vez en la historia se está escribiendo una nueva Carta Fundamental, donde la Convención Constitucional se originó en el seno de la ciudadanía.
Si bien la pandemia nos seguirá demandando responsabilidad institucional y personal, la perspectiva de construir un destino con más equidad es animada por estos días en el Congreso Futuro, al que concurren más de 80 personalidades, incluyendo Premios Nobel. Estos encuentros deben ser fuente de inspiración para enfrentar los desafíos de hoy y mañana desde una concepción unitaria. Las riñas que dividen y las expresiones de odio terminan por dañar gravemente los sueños de las grandes mayorías. La niñez, la juventud, hombres y mujeres no quieren más injusticia ni discriminación. Chile desea recobrar la confianza en unidad. La solidaridad será clave. Solidaridad y colaboración con mayúsculas, para un país con mejor calidad de vida.
Por Sergio Campos Ulloa
Premio Nacional de Periodismo