No tod@s quieren ser presidentes (por ahora), pero sí demasiad@s

por Marcelo Contreras

Tempranamente la expresidenta Michelle Bachelet anunció que no estaba disponible para una nueva carrera presidencial, afirmando que se necesitaba renovar los liderazgos. Y lo reiteró al regreso de sus vacaciones veraniegas. Otro tanto ha hecho el reelecto alcalde de Maipú, Tomas Vodanovic, sosteniendo que había adquirido un renovado compromiso con su comuna y que su decisión era inquebrantable. A él se suma el también reelecto gobernador por la región metropolitana, Claudio Orrego, que ha reiterado que no competirá por la presidencia. Y el diputado Gonzalo Winter, uno de los fundadores del Frente Amplio, que aparecía como una eventual carta presidencial, continúa reacio a competir.

¿Simple desprendimiento, razones personales, coherencia, realismo, cálculo político? Cualesquiera sean las razones que llevan a estas figuras a declinar una opción presidencial no puede dudarse de su compromiso político y su vocación de servicio público. Son todas razones legítimas, que deben ser respetadas por sus partidarios y reconocidas por la ciudadanía.

El quiebre en la derecha

Y no es que falten aspirantes. Muy por el contrario. Sobran. Algunos (as) tan sólo quieren parar el dedo. Otros parecen decididos a llevar su postulación a primera vuelta, sosteniendo que aquella es la verdadera primaria, como ha reiterado José Antonio Kast, para desesperación de Chile Vamos. Lo(a)s más, con toda legitimidad, aspiran a participar en primarias amplias de su sector. No todos lo conseguirán. Decepcionado de ser desechado por Evelyn Matthei, con quien quería primarias, el exalcalde Rodolfo Carter ahora coquetea por un sillón parlamentario con la ultraderecha, donde suman descontentos y arrepentidos de Chile Vamos, llevando agua al molino de Kast o Kaiser, que hacen oídos sordos a los cantos de sirena de la muy inquieta Matthei. 

Ninguno de los argumentos esgrimidos por Chile Vamos ha logrado disuadir a republicanos o libertarios para competir en primera vuelta. “No existe ningún riesgo para el sector, repite José Antonio Kast, naturalmente, el candidato (a) de derecha que pase a segunda vuelta recibirá el respaldo de toda la derecha”. Claro, él ya lo vivió, y sufrió, en la pasada contienda presidencial.

Sin embargo, a nivel parlamentario es otro cantar. Republicanos, libertarios y socialcristianos, no tan sólo buscan disputar la presidencia. También buscan unir sus fuerzas para levantar una lista parlamentaria que compita con Chile Vamos. Y eso puede ser fatal para las pretensiones de la derecha de conseguir una mayoría legislativa.

Así las cosas, los dirigentes de Chile Vamos están demasiado inquietos. No tan sólo por el desafío de la ultraderecha, que amenaza su hegemonía y podría dejarlos fuera de la segunda vuelta, tal como ocurriera en la anterior elección presidencial. También por la orientación que marca hasta ahora la campaña de Evelyn Matthei (de baja en las encuestas), empeñada en competir por posturas mas extremas con la ultraderecha. Por ejemplo, con su propuesta de reponer la pena de muerte “en algunos casos”. Una propuesta que divide fuertemente las opiniones al interior de Chile Vamos y de la cual José Antonio Kast tomó distancia, afirmando que la cadena perpetua es mucho más severa para los delincuentes.

Fue la propia Evelyn Matthei la que, hace algunos meses, alertó a su sector que había que preparase para competir con José Antonio Kast, pero, hasta ahora, sus mayores esfuerzos están concentrados en persuadir a los sectores de la ultraderecha de la necesidad de una unidad amplia, a través de un proceso de primarias y una lista única a nivel parlamentaria, sin un diseño que supere la retórica infructuosa.

Y no es tan extraña la falta de pudor de Evelyn Matthei para ofrecer garantías a republicanos y libertarios. Ambas agrupaciones fueron resultado de escisiones de la UDI, incluidos Kast y Kaiser. Los une una historia común, vinculada al régimen militar, mantienen fronteras porosas y comparten principios e ideales. En esto de derivar fluidamente de una tienda a otra, la propia Matthei es un testimonio vivo, por más tiempo que haya transcurrido de su traumático tránsito de RN a la UDI.

Sin embargo, estas dos derechas han tomado rumbos divergentes. Tanto republicanos, como libertarios y socialcristianos, se han inscrito en la corriente ultraconservadora que recorre el mundo. Admiran a Donald Trump, Milei, Bolsonaro, Bukele y todos los líderes de la ultraderecha en el mundo, que no tan sólo se enfrenta a la izquierda sino también a la denominada derecha liberal.

Kast y Kaiser han extremado (o sincerado) sus propuestas, haciendo campaña con las armas en la mano (se desconoce cuál tuvo mejor puntería en su exhibición), proponiendo una amnistía para los militares condenados por delitos de lesa humanidad, no dudando en mentir reiteradamente acerca de la situación económica, los inmigrantes o el crimen organizado, buscando proyectar la imagen de una crisis generalizada, que no se corresponde con la situación que vive el país.

Mientras Matthei compite por emularlos, Chile Vamos más se distancia de la proclamada centro derecha o derecha moderna, como la que propiciara, sin demasiado éxito, el expresidente Sebastián Piñera. ¿Así cómo crecemos? se preguntan quienes añoran al fallecido Piñera.

Definiciones en el oficialismo

Todo pareciera apunar a una aguda y cruente confrontación entre aquellas dos derechas, que bien pudiera ser aprovechada por los sectores progresistas, que aún no tiene resueltos sus propios dilemas, pese a las certezas de que tan sólo una unidad amplia y sin exclusiones le permitirá levantar una opción presidencial verdaderamente competitiva y aspirar a la mayoría parlamentaria.

La DC pierde el tiempo con propiciar dos listas parlamentarias y competencia presidencial en primera vuelta en el oficialismo. Ya pasó aquel tiempo, la falange es cada día más débil electoralmente y con o sin Undurraga (proclamado aspirante a La Moneda), de no abrirse a un acuerdo político del conjunto del denominado progresismo, corre el riesgo de extinguirse como fuerza política, tal como puede suceder en la vereda opositora con demócratas y amarillos

Pausadamente en el oficialismo se empiezan a adoptar definiciones que marcarán la próxima contienda presidencial y parlamentaria. Las recientes elecciones de directiva en el PS, (con una participación de algo más de 15.000 militantes) mantuvieron a la senadora Paulina Vodanovic como presidenta partidaria y le permiten adoptar sus opciones en la carrera a La Moneda. Adelantando su postura, Vodanovic insinuó la posibilidad de entregar su respaldo a Carolina Tohá (que ya alcanzó a Kast en las encuestas), en conjunto con el Frente Amplio, que aún no adopta definiciones sobre la materia, luego de un comité central que resolvió postergar la decisión.

Es una propuesta audaz, que aún debe ser aprobada por el nuevo comité central de su partido (en donde cuenta con amplia mayoría) y sitúa en una compleja disyuntiva al Frente Amplio, que no tiene, hasta ahora, un candidato (a) potente dispuesto a competir (excluidos el alcalde Vodanovic y el diputado Winter). En aquel escenario, no pocos ponen la mirada en un acuerdo amplio y negociado con la opción presidencial de Tohá.  

Mientras tanto se espera la resolución del PC en materia presidencial. En la previa no pasó inadvertida la tensión provocada por los dichos de Tohá, evidenciando sus distancias con Daniel Jadue, que sin mayores opciones de ser candidato comunista a primarias (no sólo por su situación procesal) continúa siendo un factor de poder en las evidentes polémicas y divisiones internas del PC, contexto en que lo más probable es la proclamación de la hasta hoy ministra Jeanette Jara para competir en las primarias oficialistas.

Queda pendientes resolver el tema parlamentario, en donde el oficialismo deberá sacar ajustadas cuentas. Sobre todo, si la derecha materializa su división a nivel parlamentario y la DC resuelva no participar de las primarias oficialistas y enfrentar en solitario la elección parlamentaria. Son más que evidentes las dificultades de componer una sola lista parlamentaria que satisfaga plenamente a los diversos partidos oficialistas. Pero son igualmente evidentes las ventajas para competir con mayores opciones frente a las derechas.

Así el país se aproxima al tiempo para inscrbir primarias y jugar las cartas de partida a la carrera legislativa y presidencial, mientras el actual gobierno rinde prueba en su último año de gestión. Nunca tan poco tiempo, insiste en reiterar el Presidente Boric, un cuarto de su mandato con demasiadas interrogantes abiertas, aunque con señales favorables como las de crecimiento económico, superando malos augurios del gran empresariado y la prensa dominante, acentuando el mal humor de Evelyn Matthei, que debió recibir una contundente respuesta del ministro Marcel. 

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