PÁGINAS MARCADAS. ¿30 pesos, 30 años, toda la vida?

por La Nueva Mirada

Por Antonio Ostornol, escritor.

Cuando dejé los estudios de economía, allá por el año 1975, imaginaba que nunca volvería a visitar los temas propios de esa disciplina. Sin embargo, hoy quiero marcar algunas páginas que me parecen claves para entender, con profundidad y en forma compleja, la actual crisis que vive Chile. Se trata del libro Desigualdad. Raíces históricas y perspectivas de una crisis (Debate, 2019), del economista y ex Ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre.

Probablemente, estos días que vivimos, caracterizados por la crispación y la intolerancia, por la irrupción de expectativas desmesuradas y el surgimiento de miedos ancestrales, donde la reflexión pausada y prolongada no tiene mucho espacio ni aceptación porque dominan los discursos polarizados, no son precisamente los mejores para adentrarse en una conversación que nos lleva a miles de años de historia, literalmente hablando, ya que en el libro se revisan los desarrollos económicos desde las grandes civilizaciones de Europa y Asia (las diversas dinastías chinas, las culturas de la Mesopotamia, Egipto y Roma, por mencionar algunas referencias), hasta nuestros días y, desde ese recorrido, pretende encontrar patrones de evolución económica que se constituyen como constantes más allá, o por debajo, de las coyunturas históricas por las cuales ha atravesado la humanidad.

¿Qué relación hay, por ejemplo, entre los fracasos sucesivos de las distintas dinastías milenarias chinas y el proyecto fracasado de Mao Zedong?

En el centro de esa revisión, hay una sola gran preocupación de su autor: explicar qué hace que algunos países, a lo largo de los siglos, hayan podido alcanzar altos niveles de progreso y prosperidad, y que otros hayan sistemáticamente fracasado en sus intentos. Este análisis tiene una gracia. Se elabora a partir de la acuciosa y entretenida revisión de muchas experiencias reales y su despliegue en los tiempos largos de historia, utilizando las categorías de análisis económico más o menos habituales, incluso para quienes no somos economistas. Esto permite observar las recurrencias de procesos económicos en escenarios aparentemente distintos. ¿Qué relación hay, por ejemplo, entre los fracasos sucesivos de las distintas dinastías milenarias chinas y el proyecto fracasado de Mao Zedong? ¿O bien, entre el fracaso económico de la España imperial y la Roma milenaria? ¿O la evolución positiva de los países septentrionales europeos y las experiencias de Australia y Nueva Zelandia? ¿Y qué tiene qué ver todo eso con Chile y la actual crisis?

Eyzaguirre ofrece una respuesta categórica que, en lo fundamental, se conecta directamente con la actual crisis que vive nuestro país. En el largo plazo, los países o las sociedades que generan instituciones políticas y sociales de alta concentración del poder tienden al fracaso. En cambio, las sociedades más horizontales, menos concentradas, tienen más probabilidades de éxito.

En el largo plazo, los países o las sociedades que generan instituciones políticas y sociales de alta concentración del poder tienden al fracaso.

poderes que, si alguna vez fueron amenazados, han sido defendidos por la oligarquía de turno a sangre y fuego.

Esta noción me hace pleno sentido para lo que nos está pasando. Somos un país históricamente oligárquico, con alta concentración del poder económico y político, poderes que, si alguna vez fueron amenazados, han sido defendidos por la oligarquía de turno a sangre y fuego. En estos escenarios se enmarcarían episodios históricos como la guerra civil del 91, las masacres obreras del siglo XX, el golpe de estado de 1973. En cada uno de esos procesos, el resultado fue que la oligarquía chilena consolidó su poder y alcanzó nuevos niveles de concentración.

Cuando se revisan las cifras de la desigualdad en el Chile de hoy –que son impresionantes- el libro afirma la inevitabilidad del fracaso del modelo de desarrollo.

Cuando se revisan las cifras de la desigualdad en el Chile de hoy –que son impresionantes- el libro afirma la inevitabilidad del fracaso del modelo de desarrollo. Aunque durante los últimos 30 años, Chile alcanzó grandes éxitos sociales, las tendencias de todo orden marcan el desgaste de este modelo. Chile no logrará alcanzar nuevos niveles de progreso y prosperidad, ni saldrá de la llamada “trampa del ingreso medio”, si no democratiza sus instituciones. En primer lugar, la educación pública, que debe alcanzar niveles de calidad muy superiores a los actuales. Una educación democrática no es aquella que le permite el acceso a la gran mayoría de niños y jóvenes. Eso sólo es una condición previa necesaria, porque lo que realmente democratiza es que todos tengan acceso a niveles equivalentes de calidad.

ni saldrá de la llamada “trampa del ingreso medio”, si no democratiza sus instituciones.

lo que realmente democratiza es que todos tengan acceso a niveles equivalentes de calidad.

Y esto se resuelve sí y sólo sí los poderes económicos y políticos altamente concentrados, estén dispuestos a contribuir a la sociedad y mirar su relación con el país no desde la posición de quien se siente superior a los otros, a quienes en cierto sentido considera “deudores” de su esfuerzo emprendedor, sino que debe pensar la realidad en términos de que son estos grupos privilegiados los deudores del país y sus ciudadanos, ya que han accedido a la propiedad a partir de un acto intrínsecamente ilegítimo: la entrega de mercedes a algunos pocos por parte de la corona española, que se hizo por la fuerza de territorios que no eran suyos. Y desde ese lugar, ese poder ilegítimo se ha reproducido a lo largo de dos siglos. La contribución de esa oligarquía para pagar la deuda que tiene con Chile se concreta en un segundo acto democratizador: un sistema de tributación más fuerte y más progresivo.

la entrega de mercedes a algunos pocos por parte de la corona española, que se hizo por la fuerza de territorios que no eran suyos.

Entonces, este libro abre un ámbito de discusión que, si se le deja espacio, debiera ayudarnos a encontrar un camino. Y ese espacio, por decirlo de alguna forma, será democrático o no será. Los silenciamientos, los llamados a acallar los debates, las campañas nacidas del miedo o de la rabia, van a oscurecer el camino. Pero tengo la certeza, o la esperanza, de que Chile, en la medida de que logremos construir un nuevo orden constitucional, nacido y gestado en condiciones democráticas, tendrá una oportunidad de mirar hacia adelante. Leer este texto me ha ayudado a creer en ello.

Entonces, este libro abre un ámbito de discusión que, si se le deja espacio, debiera ayudarnos a encontrar un camino. Y ese espacio, por decirlo de alguna forma, será democrático o no será.

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1 comment

Shaira febrero 5, 2020 - 12:37 am

Creo muy interesante y certero el análisis, sin embargo no soy tan optimista como Ostornol. La oligarquía no dejará esa concentración del poder, no democratizará nada por voluntad propia. No le interesa el país ni su desarrollo. Solo le interesa mantener su poder y su dinero.

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