Sebastián Piñera y el paso del cangrejo.

por Segio Campos Ulloa

Umberto Eco, italiano de fama mundial, se hizo conocido, curiosamente, por su obra El Nombre de la Rosa, novela que fue llevada exitosamente al cine, cuyo protagonista fue Sean Connery, con la dirección de Jean-Jacques Annaud (1986).

Este catedrático de semiótica y que fue director de la Escuela de Estudios Humanísticos de la Universidad de Bolonia trascendió a los cuatro vientos en el mundo académico mucho antes no solo por sus novelas. Sus estudios de lingüística generaron grandes debates entre los eruditos y estudiosos.

Su obra A paso de cangrejo, es decir hacia atrás, lo coloca en sus páginas con una impronta retrospectiva, con un camino incierto de la historia, donde según el autor, todos los avances científicos y los progresos democráticos que auguraban un espléndido futuro se han convertido en conflictos e insatisfacciones.

En eso estamos hoy día después de superar el umbral del siglo XX, ya en pleno siglo XXI.

Un pequeño país como el nuestro, en medio de la incertidumbre, buscando nadar hacia el futuro con una nueva Carta Fundamental, elaborada por la ciudadanía en la Convención Constitucional.

Pero el clima político, social y económico en medio de la pandemia, se ha mostrado como una tormenta donde el Capitán de la nave aparece severamente cuestionado, con muy baja aprobación, según los estudios de opinión pública.

Al presidente Sebastián Piñera, se le aparece el cangrejo, no solo ahora con una acusación constitucional en marcha, sino que además como imputado en la justicia, por las razones que conocemos.

Su pasado y presente lo agobian.

Muchos recuerdan que en la contienda presidencial le tocó competir con el hoy senador Manuel José Ossandón, quien le espetó en medio de un foro: “…no lo declararon reo por lindo…” haciendo referencia a la exministra de Justicia Mónica Madariaga, que intercedió por Piñera ante los jueces para evitar la cárcel por el caso del Banco de Talca. La jurista contó que hizo la gestión por un pedido expreso de su colega de gabinete José Piñera en los tiempos que ambos eran secretarios de estado en la administración del General Pinochet.

El cangrejo se le aparece cada cierto tiempo a Piñera, pero se salva “al filo de la navaja”.

En octubre le estallaron los Pandora Papers en el corazón de La Moneda. Los Papeles Pandora, con 11,9 millones de documentos filtrados por el Consorcio Internacional Internacional de Periodistas de Investigación, que integra Ciperchile (https://www.ciperchile.cl/multimedia/pandora-papers/ ) y en los que aparece involucrado Sebastián Piñera.

La información que contienen está relacionada con diversos personajes que poseen cuentas offshore en paraísos fiscales. Los hallazgos son múltiples y relacionados con políticos, empresarios, etc, donde se sospecha actos de corrupción, lavado de dinero o evasión de impuestos.

El problema de fondo es que Chile, ya venía navegando en un mar de desconfianza y en muchos casos el desprecio por la política fue fraguando un movimiento ciudadano que unió los hechos de corrupción, a las falencias de un estado incapaz de resolver problemas agudos como las bajas pensiones, la falta de viviendas y una serie de reivindicaciones que su sumaron al reclamo de una Nueva Constitución, con el propósito de superar la Carta Fundamental heredada de la dictadura.

Si bien la cobertura de la acusación constitucional estuvo centrada en algunos de los contenidos asociados a las supuestas irregularidades cometidas por el Jefe de Estado en relación a los Papeles Pandora, mientras el diputado Jaime Naranjo exponía en el Congreso hubo amplio espacio para hablar del queque con que llegó Giorgio Jackson después de terminar su cuarentena, o del caso de un diputado que evadió controles sanitarios para llegar al hemiciclo.

Se escucharon las quejas de los ministros presentes en la sala después de terminada la exposición que acusaron “circo”, “electoralismo” y otros adjetivos por el estilo.

Pero a nivel internacional la prensa destacó la acusación constitucional contra Sebastián Piñera como un hecho de primer orden en la política chilena, dando cuenta de la profundidad de los argumentos acusatorios, que podrían terminar con la destitución del mandatario. Y eso sonó fuerte en los principales medios del mundo.

Sin embargo, el trámite que comenzó en la Cámara Baja, podría extinguirse la semana previa a las elecciones porque en el Senado, que actúa como jurado, no estarían los votos necesarios para su destitución.

Piñera podría entonces conseguir un triunfo a lo pirro. En cualquier caso, su prestigio internacional no podrá recuperarlo tan fácilmente ya que en marzo deja el poder.

Una vez más salvado de las aguas.

Una pregunta busca respuesta :¿se le aparecerá nuevamente el cangrejo a Sebastián Piñera Echeñique? Solo su conciencia lo sabe.

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