Al ritmo de Septiembre: Los tics del Presidente

por La Nueva Mirada

¿Cuál es el problema? Siempre los ha tenido. En las buenas y en las malas. El propio mandatario dice haberlos integrado a su cotidianeidad. Tan natural como sus torpezas o desaciertos verbales- piñericosas  habituales – los tics dejan de sorprender a su entorno y la burla es chiste repetido. Ninguna gracia ni novedad a la vista.

Pero que las hay, los hay, caray. Y que crecen, crecen. Se vino septiembre, con todo.

Por primera vez en estos primeros seis meses de gobierno, el nivel de rechazo superó la aprobación de su gestión.

Lo que, pese a su larga experiencia y cuero duro, no previó Piñera  es que septiembre suele traer sorpresas y más de un bochorno al que habita Palacio, debiendo exponerse a tanta conmemoración histórica. Menos, que el murmullo creciente viniera a pasarle una cuenta dada por resuelta hace más de una década.

Su malestar con la oposición obstruccionista agregó razones. Tanto, como tener que comerse sus arrebatos verbales, publicados en el decano de la prensa nacional, el mismo día que daba la instrucción de tragarse el veto presidencial por el reajuste rechazado en el parlamento y aceptaba las condiciones de la oposición. Un juego que descolocó y causó molestias al interior de su propio conglomerado.

Su tozudez, protegiendo al cuestionado subsecretario de Redes Asistenciales, ha limitado las ya lánguidas expectativas de negociar con la democracia cristiana, acentuando el mal humor opositor ante las propuestas de Palacio.

Las encuestas van a la baja. Pero con una oposición, u oposiciones, virtuosa (s) en desatinos políticos, la amenaza sigue siendo leve.

Y tuvo que conmemorar el 11 de septiembre, acompañado tan sólo de sus colaboradores luego que la oposición resolviera organizar un multitudinario acto de conmemoración  en el ex congreso Nacional.

 UNA INESPERADA GARGANTA PROFUNDA

Lo que, pese a su larga experiencia, no previó Piñera  es que septiembre suele traer sorpresas y más de un bochorno al que habita Palacio y debe exponerse a tanta conmemoración histórica. Menos, que el murmullo creciente viniera a pasarle una cuenta dada por resuelta hace más de una década.

En este caso, garganta profunda se llama Francisco Armanet, conocido hombre de negocios y complejo recorrido, que pareciera estar enviando una inquieta señal por razones solo imaginables, en defensa de su espalda.

Así como echarle en cara el viejísimo escándalo del Banco de Talca no le hizo ni cosquillas en su última campaña electoral, el murmullo mediático por una cuestionada, olvidada y prescrita movida accionaria, que le permitió escalar en el ranking de millonarios mundiales, se supuso de fácil despacho. Así se escuchó la descalificación inmediata de la vocera ante los dichos de uno de los protagonistas de aquella compra de acciones de LAN (U$ 18 millones) en Texas (USA) el año 2006.

Clarísimo, en aquel momento Sebastián Piñera no era presidente. El ruido mediático existió, la investigación judicial fue laxa para el ya enriquecido socio de LAN que, en otra de sus acostumbradas y audaces jugadas, de una pasada, compró 3 millones de acciones con información y precio más que privilegiados. Entonces, el empresario Piñera no fue el único favorecido con la millonaria y rápida movida con cartas marcadas.

Ahora, ¿qué hay de nuevo?: Uno, que la operación fue realizada en Estados Unidos, país donde la prescripción para una investigación judicial no opera como en nuestro país. Dos, que uno de los protagonistas de aquella movida financiera – calificativo elegante – por alguna razón, molesto e inquieto con lo ocurrido, reconoce que la operación fraudulenta existió y guarda grabación de conversaciones del actual mandatario con el ejecutivo Cristián Araya, asumiendo que en Chile no puede revelarlas (Ley Otero mediante, que castiga difusión de grabaciones privadas).

En Palacio se ha leído con inquietud y rapidez el relato, que aparece, con acuciosa investigación del caso y otros escándalos asociados a movidas financieras de dudosa legalidad, que salpican también  a empresarios cercanos a Sebastián Piñera. Todo se lee en el libro “Piñera y los leones de Sanhattan” de Sergio Jara Román.

En este caso, garganta profunda se llama Francisco Armanet, conocido hombre de negocios y complejo recorrido, que pareciera estar enviando una inquieta señal por razones solo imaginables, en defensa de su espalda. Tres, pareciera quedar mucho paño por cortar en los círculos del actual Presidente de la República.

En Palacio se ha leído con inquietud y rapidez el relato, que aparece, con acuciosa investigación del caso y otros escándalos asociados a movidas financieras de dudosa legalidad, salpicando también a empresarios cercanos a Sebastián Piñera. Todo se lee en el libro “Piñera y los leones de Sanhattan” de Sergio Jara Román.

Cuántos tics sumará esta publicación?

No han faltado quienes aconsejan al mandatario esclarecer el caso y liberar las grabaciones. ¿Serán ingenuos?

En Palacio se impone el criterio de caso cerrado.

Armanet dijo lo que dijo. ¿Algo más, en su cabeza?

Septiembre siempre trae sorpresas.

 

También te puede interesar