El primer libro de cuentos de la escritora chilena narra lo que sucede a mujeres jóvenes que dependen mucho de la relación que tienen con sus hijos o con los niños que cuidan. Las disfuncionalidades familiares marcan también el destino de una obra que estimula al lector a acercarse al final de cada uno de sus relatos.
Son ocho los cuentos de la escritora chilena Begoña Ugalde (1984) que aparecen y se esparcen en su libro “Es lo que hay” (2021), su primera publicación en el género. Con una trayectoria que se acerca más a la poesía y al teatro, la autora narra desde una perspectiva netamente femenina lo que le sucede a mujeres jóvenes, posiblemente veinteañeras o treintañeras, en un mundo que parece depender mucho de los niños y de las ansias personales de libertad.
La mayoría de las protagonistas de los cuentos son madres solteras o separadas. En general hay una disfuncionalidad familiar que permanece en las tramas de los relatos que los estigmatiza y estimula al lector a conocer lo que puede pasar frente a una perspectiva donde lo que sucede con los niños pueda marcar una real la diferencia. En el libro, los hijos, además de ser el sentido de la vida de las mujeres, parecen ser el lastre que las ata a una existencia compleja, con decisiones extremas y determinaciones que nos son fáciles de tomar.

Los hombres adultos en los relatos de Ugalde se convierten en personajes secundarios que acompañan a las protagonistas, facilitándoles o complicándoles el desarrollo de las distintas acciones. La autora resalta la independencia femenina por sobre todas las cosas, la realización de la mujer en el trabajo, en los estudios, en todas sus aspiraciones. La lucha por la sobrevivencia, más allá de la precariedad, se puede ver reflejada en cuentos como “Máscaras de tigre” y “Piedras preciosas”. Estos textos, a mi modo de ver los más logrados del libro, muestran como madres jóvenes agotadas o demasiado comprometidas con su labor, luchan contra la inestabilidad y los deseos de tirar todo por la borda en momentos críticos. Elementos físicos como un cerro o un museo, respectivamente, marcan la diferencia en estos relatos y son factores claves para el desarrollo de la trama y el desenlace de los cuentos.

Formada en Literatura Hispánica en la Universidad de Chile y con un master en Creación Literaria en la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona, España, Begoña Ugalde ha reconocido que es admiradora de Lucia Berlin y que hay mucho de autobiográfico en sus cuentos “aunque exagerado”, según ella misma lo ha dicho. Lo novedoso se encuentra en el hecho de publicar cuentos por primera vez y que la editora Paz Balmaceda haya sido clave en la creación y corrección del libro.
En “Es lo que hay”, la energía de Ugalde se encuentra claramente en la frescura de sus textos, en un dinamismo que les entrega una voz potente y determinada. Es en ese entorno donde en el cuento “Una pregunta difícil de responder”, aparecen segmentos tan decidores como el siguiente:
“Julia quiso decirle que tenía miedo. Y que le gustaba pensar que esa noche se acababa algo y estaban juntos. Que el amor que sentía por él no era como una tormenta, ni como un fuego artificial, sino como lo que viene después de eso; un amanecer silencioso donde nadie más está despierto”.
A través de textos como el anteriormente descrito, se construye la belleza que suele penetrar en la escritura de la autora. En muchos de sus cuentos, Begoña Ugalde crea el espacio para que su lirismo natural se despliegue, dejando una huella imborrable, sin importar el lugar o el espacio donde se encuentren las protagonistas.