Por Sergio Canals L.
Psiquiatra
Las turbulencias severas y el caos devastador y violento que explotó en Chile, impactó e impacta severamente a múltiples empresas -al parecer de manera inesperada y en algunas con destrucción vandálica directa en el período inicial-, lo que las obliga a gestionar y poner en práctica una serie de cambios para adaptarse y evolucionar velozmente a las transformaciones actuales del entorno y a las por venir. Lo anterior considerando las actuales modificaciones en curso adecuadas a la revolución digital.
Este período crítico- un “punto de bifurcación” en curso de nuestra historia-asociado a transformaciones y “juegos de poder” socio culturales y políticos generacionales e históricas locales, con rasgos globales, tomaron forma asociados a una demanda ciudadana centrada en lograr mejorías que redujeran los abusos, inequidades y desigualdades percibidas -con frustración, rabia, miedo, pena y esperanza-, como grandes injusticias e indignidades deshumanizadoras, pero a solucionar “ahora ya”.
lograr mejorías que redujeran los abusos, inequidades y desigualdades percibidas -con frustración, rabia, miedo, pena y esperanza-, como grandes injusticias e indignidades deshumanizadoras, pero a solucionar “ahora ya”.
Probablemente el escenario del próximo año será acompañado de nuevas turbulencias culturales, económicas, sociales y políticas (por lo menos cuatro eventos entre elecciones y plebiscitos) debidos especialmente a las diferencias entre las velocidades, tiempos, deseos y expectativas entre estos flujos existenciales de corrección y ajustes.
Probablemente el escenario del próximo año será acompañado de nuevas turbulencias
En este eje ético moral, los empresarios, como respuesta a esta crisis llena de incertidumbres, en un 73% estarían dispuestos “para mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores” y reconocen en un 89% “que las empresas pueden hacer más para disminuir la inequidad”. Destacan, además, entre otras, la necesidad de “mejorar el trato a trabajadores y proveedores” (66%), “mejorar las relaciones con las comunidades” (55%), “mejorar sueldos” (51%) “disminuir utilidades para aumentar los sueldos de los trabajadores” (38%) y “establecer mesas de diálogos al interior de las empresas” (34%). (Encuesta “Generación Empresarial y “El Mercurio”).
Actualmente en una nueva encuesta, alrededor de un 60% cree que el “nuevo Chile “que se avecina, será peor que “el anterior”, mientras que la mayoría de las personas en general cree lo contrario (Pulso/ Cadem), solicitando una “Nueva Constitución”, y mejorías concretas en las pensiones, salud, educación y seguridad ciudadana, entre otras (ver Consulta Ciudadana Municipal)
Nace entonces una pregunta fundamental ¿Cómo gestionar y administrar en estos tiempos turbulentos caóticos llenos de contingencias, “cisnes negros”, donde hasta que no “veo” algo, “no existe”, y de “efectos mariposas”, en que pequeños cambios generan grandes transformaciones radicales deterministas pero impredecibles, debido a circunstancias singulares, interrelaciones globales, e interacciones permanentes?
Recogeremos y revisaremos algunas ideas planteadas en el libro “Caótica Administración y Marketing en tiempos de Caos” de Philip Kotler y John Caslione, del 2010, que creo, hoy cobran un gran valor.
En primer lugar, es necesario reconocer la “normalidad” actual de la turbulencia mercantil (hoy con malos indicadores locales), definida como los cambios rápidos e impredecibles en el entorno externo y/o interno que afectarán el desempeño, crecimiento y desarrollo de las personas, comunidades y empresas.
En segundo lugar, esto obliga a desarrollar colaborativamente “un nuevo marco estratégico para operar” en funciones claves, “para proteger los negocios y mercados esenciales”. Yo agregaría para proteger y mejorar en primer lugar el bienestar del país, junto al de todas las personas de la comunidad laboral y a quienes se sirve.
Recordar que el sentido primero del hacer empresarial, además de los propios del negocio, es hacer el bien, y contribuir al bien común.
En tercer lugar, no cometer alguno de los 10 siguientes errores: “Despedir personas talentosas, recortar en tecnología, reducir riesgos, detener el desarrollo de productos, reemplazar directores orientados al crecimiento por los orientados al recorte de costos, dar marcha atrás en la globalización, sacrificar la innovación, cambiar mediciones de desempeño, y replegarse a una fortaleza amurallada”.
no cometer alguno de los 10 siguientes errores: “Despedir personas talentosas, recortar en tecnología, reducir riesgos, detener el desarrollo de productos, reemplazar directores orientados al crecimiento por los orientados al recorte de costos, dar marcha atrás en la globalización, sacrificar la innovación, cambiar mediciones de desempeño, y replegarse a una fortaleza amurallada”.
En cuarto lugar, manejar la vulnerabilidad y la oportunidad después del caos, visto como un punto de inflexión y bifurcación abierto a diferentes trayectorias de futuro, a través de una lectura ejecutiva permanente del cambio y un liderazgo adecuado que genere confianzas, sentido y compromisos, que debiera traducirse en planificaciones estratégicas cada 2 o 3 meses ( y aún mensuales o “permanentes”), “desarrollar un sistema de alarma temprana” que anticipe y detecte turbulencias monitoreando el riesgo “considerando los puntos ciegos ( que siempre existen)”, responder al caos con la construcción de escenarios claves contemplando los “impensables”, ( por lo menos 3 escenarios, que incorporen “lo que nunca creí o creo que pueda suceder”, y articulando probabilidades racionales con posibilidades subjetivas intuitivas y muy creativas), y “seleccionar la estrategia con base a la priorización de escenarios y una actitud positiva y de alta tolerancia frente al riesgo ( y la incertidumbre)”.
También interesante resulta lo planteado por F. David Peat en su libro “Acción suave; Alternativas innovadoras para un mundo en crisis” sobre lo que llama “suspensión creativa”, antes de actuar sin la reflexión crítica creativa necesaria, presionados por la urgencia y órdenes apresuradas.
La “Suspensión Creativa”, se trataría de “Un acto voluntario por parte de un individuo o una organización, de suspender, aunque sea “un segundo” (tolerar la incertidumbre y contemplar), la habitual reacción automática (inducida por el miedo, la rabia, la frustración, o el impulso para mantener de forma ilusoria el control y el poder absoluto sobre los eventos y cambios regidos por las leyes de los sistemas de alta complejidad y el caos), de forma “mecánica”, o el “acto reflejo”, de “apresurarse “o “poner orden”.
De esta forma, “contando con mayor flexibilidad, las personas y organizaciones serán capaces de modelar e interiorizar las complejas dinámicas de los sistemas en su entorno. En vez de esforzarse en predecir y controlar, serán capaces de entrar, “penetrar”, en el flujo de cambios y emprender aquellas acciones que sean apropiadas para cada situación”.
En vez de esforzarse en predecir y controlar, serán capaces de entrar, “penetrar”, en el flujo de cambios
Así se le dará la oportunidad de que aparezca “la creatividad auto organizada” (a través de la observación, reflexión crítica colaborativa, la escucha y diálogos compartidos), y pueda nacer lo nuevo en “un (nuevo) espacio de todos los comportamientos posibles”, con la experimentación de actitudes y conductas diferentes.
Finalmente habría que recordar las siguientes actitudes y conductas en estos períodos: Valore a los otros como personas en su dignidad y acciones justas y solidarias, practique la empatía, el reconocimiento y la acogida del otro, tenga un comportamiento ético y auténtico, reconózcase como parte de una comunidad humana, y tome decisiones con sentido, claridad y rapidez que generen certidumbre y compromisos, sin temer el riesgo de los cambios.