Nadie sabe muy bien cuánto durará la emergencia sanitaria que hoy vive el planeta. Y aunque algunos mandatarios apuestan por tres meses (finales de junio, principios de julio), la verdad es que nadie puede afirmar a ciencia cierta cuando puede prolongarse. Otros anticipan de 12 a 18 meses. O hasta que se descubra una vacuna o un tratamiento eficaz para la pandemia.
También se especula con la suma final de infectados y muertos. Las cifras son estremecedoras y crecen día a día para superar los 120.00 fallecidos y 2 millones de contagiados. En algunos países, como China, se afirma que la pandemia estaría controlada, aunque con nuevos infectados provenientes del exterior. Algunos países nórdicos parecerían eludir mejor los efectos de la pandemia, a partir de drásticas restricciones. Resulta evidente la ausencia de información en otros donde la pandemia debería sorprender con posteriores registros cuando se acerquen al peak de la enfermedad. Y no faltan los países, como Corea del Norte, que niegan la existencia de contagiados en sus territorios.
superar los 120.00 fallecidos y 2 millones de contagiados.
Estados Unidos aparece hoy en día como el epicentro de la pandemia, con más de 600,000 infectados y sobre 20.000 fallecidos, seguido por España, Italia y el Reino Unido. En América Latina la pandemia registra diversas fases de desarrollo, con rápidos avances en países como Brasil, Chile y Ecuador, con serias dudas acerca de la fiabilidad de estas estadísticas.
Aquellos gobiernos que, mayormente preocupados por la economía, intentaron restarle importancia a la epidemia, calificándola como una pequeña gripe (Bolsonaro), retardaron todo lo que pudieron la adopción de drásticas medidas de prevención (Donald Trump) o incluso llamaron a la ciudadanía a mantener su vida normal y concurrir con sus familias a restaurantes (Andrés Manuel López Obrador), han debido rectificar tardíamente, con un alto costo en vidas humanas.
¿Qué gobiernos lo han hecho mejor cuando lo peor está por venir?
Diversos rankings o encuestas señalan a Uruguay, Argentina y Perú como los países que mejor han enfrentado, hasta ahora, la emergencia sanitaria (Chile ocupa la quinta posición), en tanto que Brasil, México y Venezuela, aparecen como los más retrasados. Sin embargo, todas estas mediciones parecen algo banales, como igualmente las controversias entre sus gobernantes, toda vez que, tal como se ha reiterado, lo peor está por acontecer.
todas estas mediciones parecen algo banales, como igualmente las controversias entre sus gobernantes, toda vez que, tal como se ha reiterado, lo peor está por acontecer.
Los gobiernos y sus mandatarios serán juzgados por su capacidad, no tan sólo de aplanar la curva de los contagios, reducir al máximo los índices de letalidad y responder con eficacia las demandas de asistencia en los momentos más álgidos de la epidemia, sino también asistir a los sectores más vulnerables, garantizar su sustento frente a la evidente recesión y paralización económica, preservar las fuentes de trabajo y pensar en la más pronta recuperación.
Son desafíos mayores en una región marcada por extremas desigualdades, atravesados por fuertes conflictos sociales, con débiles sistemas sanitarios y enormes dificultades para generar unidad y consensos que enfrenten la gran emergencia.
Son desafíos mayores en una región marcada por extremas desigualdades, atravesados por fuertes conflictos sociales, con débiles sistemas sanitarios y enormes dificultades para generar unidad y consensos que enfrenten la gran emergencia.
Con muy buenos argumentos se sostiene que es un falso dilema la opción entre salvar vidas o proteger la actividad económica (mientras más rápido su supere la pandemia, más pronto se podrá recuperar la economía) pero, sin lugar a dudas, es un dilema que, de una u otra forma, se han planteado diversos gobiernos, al margen de su nivel de desarrollo.
es un falso dilema la opción entre salvar vidas o proteger la actividad económica
La recesión mundial que impacta duramente a la región. El temor al caos.
Las proyecciones de diversas instituciones financieras, como el Banco Mundial, el FMI o el BID, indican que la economía mundial entró en un proceso de recesión que amenaza con ser más severo que la crisis de 1929 y que, obviamente, golpeará muy duramente a nuestra región.
El desplome económico de los principales socios comerciales de la región- EE,UU y China- unido a la menor demanda y caída en los precios de las materias primas, la fuga de capitales, la merma de las remesas y la parálisis de actividades claves como el turismo, las exportaciones y el comercio, tendrán un duro impacto en la economía regional.
Hoy en día, junto a la prioridad centrada en la salud, el desafío mayor es la subsistencia de los sectores más vulnerables de la población que, con toda razón, le temen más al hambre que al coronavirus.
Hoy en día, junto a la prioridad centrada en la salud, el desafío mayor es la subsistencia de los sectores más vulnerables de la población que, con toda razón, le temen más al hambre que al coronavirus. Y no son pocos los gobiernos que comparten esos temores. En palabras de un alto funcionario brasileño “le tememos más al caos que a la pandemia”.
El mandatario argentino, Alberto Fernández afirmaba que prefería tener 100.000 nuevos pobres que millones de muertos y nadie podría disentir.
El mandatario argentino, Alberto Fernández afirmaba que prefería tener 100.000 nuevos pobres que millones de muertos y nadie podría disentir. Pero ese cerca del 40 % de pobres que hoy existen en Argentina, impulsados por necesidades extremas, bien podría protagonizar un gran estallido social. Tal y cual puede suceder en la mayoría de los países de la región, en donde un alto porcentaje de personas vive al día en la economía informal. Partiendo por Brasil, que ha resuelto negociar con el narcotráfico para asegurar el orden y el control sanitario en las favelas.
Brasil, que ha resuelto negociar con el narcotráfico para asegurar el orden y el control sanitario en las favelas.
Un antes y un después
Existe un cierto consenso en que esta pandemia que hoy enfrenta la humanidad marcará un antes y un después en la historia. Muchos afirman que es el fin del capitalismo salvaje que se ha impuesto en el marco de la globalización.
resulta evidente que lo público ha cobrado mayor relevancia por sobre el interés privado. Recalcitrantes sectores liberales hoy claman la ayuda del Estado para sortear la crisis con políticas keynesianas de las cuales abominaron en el pasado reciente.
Es muy pronto aún para determinar el sentido de estos cambios y transformaciones, aunque resulta evidente que lo público ha cobrado mayor relevancia por sobre el interés privado. Recalcitrantes sectores liberales hoy claman la ayuda del Estado para sortear la crisis con políticas keynesianas de las cuales abominaron en el pasado reciente. Es más que claro que se necesita un Estado fuerte y poderoso, con potentes servicios sanitarios (que salvaron la vida de Boris Johnson, tal como lo ha reconocido) para enfrentar la aguda y grave emergencia. No un Estado subsidiario sino rector de la economía, con potentes políticas sociales que enfrenten las desigualdades y aseguren el bienestar de la población.
Los sistemas democráticos han demostrado dispar fortaleza a la hora de enfrentar los enormes desafíos que plantea esta pandemia, no así la indispensable cooperación multilateral.
Los sistemas democráticos han demostrado dispar fortaleza a la hora de enfrentar los enormes desafíos que plantea esta pandemia, no así la indispensable cooperación multilateral. China se tardó valiosas semanas antes de reconocer la gravedad de la amenaza que se cernía sobre su país y el mundo. La Unión Europea, pese a haber liberado un fondo de emergencia por 500.000 millones de euros tras muchos forcejeos y tensiones, aún vive un conflicto entre los países mediterráneos, necesitados de ayuda, y los países del norte, que intentan imponer duras condiciones para dicha ayuda. Nadie puede predecir aún como aquello impactará la compleja cohesión europea.
Nadie puede predecir aún como aquello impactará la compleja cohesión europea.
El gobierno de Trump ha sido implacable cerrando puertas a la colaboración internacional. A la hora de asumir el liderazgo para enfrentar la pandemia de manera colaborativa y multilateral ha optado por encerrarse en sus fronteras, buscando preservar su economía, acelerando la expulsión de inmigrantes ilegales y anunciando el cese de sus aportes a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El gobierno de Trump ha sido implacable cerrando puertas a la colaboración internacional.
Pese a la gravedad de la crisis sanitaria que hoy enfrenta Estados Unidos. Donald Trump parece más preocupado por asegurar su reelección, hoy en serio riesgo, poniendo como primera prioridad la economía antes que la salud pública. Y no es evidente que esa sea la mejor apuesta.
Tampoco América latina ha desarrollado esfuerzos para aunar criterios que enfrenten la crisis sanitaria y los consecuentes impactos económicos y sociales que conlleva.
Jair Bolsonaro ciertamente no dimensiona la gravedad de la crisis que hoy enfrenta el país e insiste, escandalosamente, en poner por delante los desafíos económicos antes que la urgencia sanitaria. El mandatario ha protagonizado duros enfrentamientos con su ministro de salud, que hoy permanece en su cargo tan sólo por presiones de las FF.AA. que parecen ser el principal sostén del debilitado gobierno brasileño, apostando a limitar las atribuciones presidenciales designando un uniformado en un ministerio clave con plenas atribuciones ejecutivas.
Volviendo a las señales de rankings y encuestas, el flamante mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou, aparece como el mejor evaluado en la emergencia, seguido muy de cerca por el Presidente peruano Martín Viscarra, Álvaro Duque de Colombia y Alberto Fernández de Argentina, en tanto que cierran la lista, con escasos niveles de apoyo y altos niveles de rechazo, Andrés Manuel López Obrador (19 de apoyo y 83 % de rechazo), Jair Bolsonaro (16 % de apoyo y 83 de rechazo y Nicolás Maduro, con apenas 6 % de apoyo y 89 % de rechazo. Sebastián Piñera aparece en la media con 40 % de apoyo superado por el 58 % de rechazo.
Habrá que ver como se mueven estas cifras una vez superada la emergencia sanitaria cuando los ciudadanos cuenten con todos los elementos para emitir un juicio definitivo. Resulta evidente que la forma de enfrentar la crisis, en pleno desarrollo, tendrá un inevitable impacto y consecuencias políticas en los respectivos liderazgos. No tan sólo en la región.
Resulta evidente que la forma de enfrentar la crisis, en pleno desarrollo, tendrá un inevitable impacto y consecuencias políticas en los respectivos liderazgos.