Patricio Escobar
Barcelona/España
Esta tarde, en un pasillo de supermercado en Barcelona, una mujer de edad acusa en voz alta la irracionalidad de aquellos que acumulan alimentos y vituallas diversas, dejando a otras que sí tienen necesidades inmediatas, sin poder acceder a esos productos. Varias de las personas que la rodean y que se afanan en llenar sus carros con todo tipo de productos, incluso aquellos que probablemente nunca consumirían, sintiéndose interpeladas, la observan de soslayo con reprobación, aunque sin interrumpir su afán. Luego de lanzar su diatriba, la anciana se aleja en dirección a las cajas empujando con dificultad un carro rebosante de mercaderías. El pánico no ha llegado…, pero está cerca.
El reciente 12 de marzo se produjo un desplome de magnitudes históricas del IBEX35, el principal indicador bursátil de la economía española, que tuvo una variación del -14,1%. Sumado a episodios anteriores, sitúa esta variación para el último mes en un -35%. Coincidiendo, el BCE proyectó un crecimiento para la Eurozona del 1,1%, aunque con un límite inferior que se acerca peligrosamente a cero.
El reciente 12 de marzo se produjo un desplome de magnitudes históricas del IBEX35, el principal indicador bursátil de la economía española, que tuvo una variación del -14,1%.
Son varias las causas del violento desplome de la economía española y europea, pero indudablemente la evolución de la pandemia del Covid-19, iniciada en China hace doce semanas, cumple un rol primordial. Hoy mismo se han suspendido prácticamente todas las actividades colectivas en España, incluyendo, por cierto, el sistema educacional y distintos otros servicios para adultos mayores y preescolares. Italia, cuya evolución del contagio va una semana adelante de España, ha clausurado todas las actividades comerciales a excepción de farmacias y supermercados, buscando que las personas se recluyan en sus casas. Si consideramos que recién en la semana doce la curva de contagio ha comenzado a remitir en China, a Europa le quedan al menos dos meses de crecimiento exponencial de los afectados.
Son varias las causas del violento desplome de la economía española y europea, pero indudablemente la evolución de la pandemia del Covid-19, iniciada en China hace doce semanas, cumple un rol primordial.
Italia, cuya evolución del contagio va una semana adelante de España, ha clausurado todas las actividades comerciales a excepción de farmacias y supermercados, buscando que las personas se recluyan en sus casas.
Pero ¿es tan grave la situación, que amerita las drásticas acciones de prevención que se están tomando y la alarma social producida y que por momentos se acerca a situaciones de pánico?
Algunas informaciones comparan el virus actual con el de la gripe común, como referencia más cercana. Sin embargo, guarda ciertas diferencias. La morbilidad total de la gripe bordea el 1,0%, mientras que la Covid-19 está entre ese valor y el 2,3%, pero cuando existe comorbilidad, se estima que es muy superior.
La capacidad de los sistemas públicos de salud para enfrentar la crisis
En estos momentos, los sistemas sanitarios de los países más afectados se encuentran al borde del colapso, y las razones, según los profesionales del sector, son que el Covid-19, a diferencia de la gripe común que tiene una propagación más lenta, ha mostrado una difusión veloz, generando una presión sobre los recursos (camas UCI y personal calificado) que compromete sus capacidades actuales. Si a ello sumamos la mayor transmisibilidad y que el personal sanitario es el colectivo más afectado por el contagio, el sistema de salud en su conjunto se encuentra comprometido.
En estos momentos, los sistemas sanitarios de los países más afectados se encuentran al borde del colapso
Si a ello sumamos la mayor transmisibilidad y que el personal sanitario es el colectivo más afectado por el contagio, el sistema de salud en su conjunto se encuentra comprometido.
La violencia del impacto de esta pandemia ha puesto de relieve la fragilidad estructural en que se encuentran los sistemas sanitarios, sometidos durante años a políticas neoliberales de privatización. Al igual que lo ocurrido en Chile hace décadas, los sistemas de salud en el sur de Europa fueron objeto de una doble acción. Por una parte, el sistema público experimentó un severo déficit de inversión y una reducción neta de los recursos disponibles. En la actualidad hay menos camas en el sistema público de España que hace una década, en el contexto de una población que crece. El efecto inmediato de esta situación fue la aparición de las listas de espera para consultas de especialidad, hospitalización e intervenciones quirúrgicas no de urgencias, fenómeno irrelevante en el pasado. Por otra parte, se consolidó una alternativa de mercado de salud privada para aquellos segmentos sociales que podían financiarla. El resultado fue un lento trasvase hacia este último sector, que daba fundamento a profundizar una reducción relativa de la inversión pública. Todo lo anterior se agudiza en el contexto de la crisis de la última década.
El malestar social resultado de un sistema deteriorado se mantenía inadvertido para el sistema político, que año tras año profundizaba en las políticas privatizadoras.
El malestar social resultado de un sistema deteriorado se mantenía inadvertido para el sistema político, que año tras año profundizaba en las políticas privatizadoras. Sin embargo, enfrentado a esta condición, el sistema dual se vuelve por completo inútil para abordar los desafíos que supone una pandemia que, con cálculos conservadores, dejará millares de muertos en el continente.
El sistema privado está concebido para hacer frente a una problemática de salud de baja intensidad.
El sistema privado está concebido para hacer frente a una problemática de salud de baja intensidad. Es la consulta de especialidad que se realiza con el profesional que se elija y en un plazo breve, es el examen realizado con inmediatez y la intervención quirúrgica menor o de alta especialidad y por tanto muy onerosa; son los beneficios que las capas medias o acomodadas demandan. No se debe olvidar que en Chile ese proceso está en la base de la espiral de consumo de fármacos, demanda de exámenes clínicos, muchas veces de dudosa utilidad, pero que el seguro privado cubre y, en general, de todo tipo de servicios sanitarios.
Sin embargo, todo este sistema no está diseñado para hacer frente a una epidemia de estas características. Los salubristas no están en el mundo de la salud privada y son la principal competencia que requiere el sistema hoy.
Sin embargo, todo este sistema no está diseñado para hacer frente a una epidemia de estas características. Los salubristas no están en el mundo de la salud privada y son la principal competencia que requiere el sistema hoy. Por otra parte, los recursos existentes en el sector privado no son reconvertibles con facilidad para atender otros fines. La cama UCI pediátrica, cuyo uso diario resulta muy rentable para los oferentes, no está dentro del mix de recursos demandados porque corresponde a un segmento poblacional no prioritario hoy. Lo mismo para el personal asociado a este tipo de recursos. Por lo demás, existe un déficit crítico de distintos rubros de personal de apoyo, dedicado a actividades de limpieza, administrativas, etc., sin las cuales no es posible ejecutar las acciones paliativas que se exigen hoy.
Por lo demás, existe un déficit crítico de distintos rubros de personal de apoyo, dedicado a actividades de limpieza, administrativas, etc., sin las cuales no es posible ejecutar las acciones paliativas que se exigen hoy.
Una crisis en ciernes
La economía mundial, aunque no sin dificultades, estaba resistiendo el impacto de la guerra comercial entre USA y China, y era este último país quien experimentaba la desaceleración más pronunciada, pero sin que supusiera un real peligro de crisis abierta. No obstante, y a pesar del impacto sobre los productores de comodities que implicaba la desaceleración china, no se observaba aún la debacle pronosticada.
En cierta medida, la economía de Europa se encontraba en una situación similar. El Brexit se había previsto como una gran amenaza, tanto para el continente como para Inglaterra, pero sus efectos aún no se visualizaban con claridad. Sin que se haya terminado de negociar la nueva relación entre UK y la Unión Europea, mucho del mundo de mañana está sin dibujar aún.
El estallido de la epidemia en China ha puesto a la economía mundial frente a una modalidad de crisis no prevista ni observada desde la crisis del petróleo en 1973: un shock de oferta. Si en aquella ocasión el mundo se quedó sin combustible y no pudo funcionar, hoy se ha quedado sin las partes y piezas que alimentan la industria de los países desarrollados. Las cadenas de valor de la moderna industria se han interrumpido desde que el Gobierno chino implementó una agresiva política de contención del contagio, suspendiendo todo tipo de reuniones de personas y paralizando de paso sus fábricas e industrias.
El estallido de la epidemia en China ha puesto a la economía mundial frente a una modalidad de crisis no prevista ni observada desde la crisis del petróleo en 1973: un shock de oferta.
En Barcelona, Nissan y Seat, puntales de la industria automotriz de Catalunya, se encuentran prácticamente paralizadas por la desaparición de los proveedores chinos y la incapacidad de reemplazarlos en un plazo corto. Lo mismo ha ocurrido con otros sectores tecnológicos dependientes de sistemas productivos globales e integrados.
En Barcelona, Nissan y Seat, puntales de la industria automotriz de Catalunya, se encuentran prácticamente paralizadas por la desaparición de los proveedores chinos y la incapacidad de reemplazarlos en un plazo corto.
La globalización borró toda capacidad autónoma de las economías para satisfacer sus necesidades estratégicas, sacrificando sus recursos en el altar de las ventajas competitivas y la fragmentación de los procesos productivos.
No es nada claro que una política monetaria expansiva pueda revertir el ciclo. Las tasas de interés están prácticamente en cero, e incluso en Alemania es negativa (-0,5%).
El problema que se enfrenta casi en lo inmediato, porque lo inmediato es atender las necesidades sanitarias de la población, es cómo enfrentar la crisis que ya está presente. No es nada claro que una política monetaria expansiva pueda revertir el ciclo. Las tasas de interés están prácticamente en cero, e incluso en Alemania es negativa (-0,5%). No hay dinero barato (o regalado en rigor) que permita recomponer en un breve plazo las cadenas de valor de la actividad económica mundial. En igual sentido, la política fiscal tiene también limitaciones de importancia relacionadas con la deuda pública. La deuda pública de España equivale al 98% del PIB, siendo similar a la de Francia e Italia.
La deuda pública de España equivale al 98% del PIB, siendo similar a la de Francia e Italia.
Por lo pronto, se está recurriendo al viejo principio de financiar las pérdidas privadas derivadas de la paralización con dinero proveniente de nueva deuda pública. Pero es dudoso que ello evite el impacto en empleo y salarios de esta crisis.