De Goebbels a Chomsky. Estallido social y manipulación mediática

por La Nueva Mirada

Por Luis Breull

Vivimos ya casi tres semanas en medio de un escenario contingente o contexto social fluido y complejo, derivado de la crisis desatada el 18 de octubre pasado con la quema masiva de estaciones del metro y las multitudinarias protestas callejeras, marchas y, también, acciones violentas de grupos anarquistas. De esta forma ya es posible comenzar a tomar distancia temporal y observar un complejo entramado de falacias retóricas o discursivas aplicadas en los medios de comunicación por los actores institucionales interpelados por la ciudadanía.

Observar un complejo entramado de falacias retóricas o discursivas aplicadas en los medios de comunicación por los actores institucionales interpelados por la ciudadanía.

Este ejercicio tiene por objeto mostrar la vigencia aún de clásicas estrategias de manipulación aplicadas por el ministro de Propaganda del régimen Nazi, Joseph Goebbels, o las descritas por el comunicólogo norteamericano Noam Chomsky, desde la trinchera del desencanto crítico de las izquierdas y la contracultura de fines del siglo XX.

Reificación de la violencia como punto de partida

No sólo desde el campo del descrédito interesado sino de lo que aparecería como sentido común en general, el término “violencia” es presentado y tratado emocionalmente y no en abstracto como remite el concepto en un determinado contexto histórico y referido en específico a un arco de causas y estructuras que detonan sus acciones. Es así como se exhibe o comunica bajo la naturalización de un hecho inherente e inseparable a la esencia de las acciones de ciertos grupos ciudadanos interesados en propagar el terror y el caos mediante quemas y saqueos, contaminando y reduciendo a eso todo el contexto de estallido social.

De allí se construye un engañoso entramado de argumentos para distorsionar la cabal comprensión de la realidad en todas sus complejidades. Y emerge entonces otra falacia que remite a analizar la coyuntura como una bifurcación de solo dos alternativas de salida: el orden (el apego a las instituciones) o el caos (violencia y protestas). Una condición que niega terceras opciones intermedias, que caracterizan particularmente el contexto contemporáneo de las movilizaciones y estallidos sociales, autoconvocados, espontáneos, líquidos, transversales, impredecibles, multicausales y masivos, ligados al malestar creciente por la desigualdad económica y el trato abusivo que atenta contra la dignidad de las personas.

De allí se construye un engañoso entramado de argumentos para distorsionar la cabal comprensión de la realidad en todas sus complejidades.

El enemigo entonces aparece reducido a una categoría de amenaza social amplia al orden mediante la violencia caótica, en donde se incuba una tercera falacia relevante, llamada Ad Hominem, que consiste en explicarse las acciones desde el ataque descalificatorio del adversario político en su condición de persona. Esto se aprecia por ejemplo en la aversión a todo dirigente y congresista del Partido Comunista y del Frente Amplio, vinculándolos como instigadores y responsables de la crisis por el hecho de militar en ese partido o coalición.

Esto se aprecia por ejemplo en la aversión a todo dirigente y congresista del Partido Comunista y del Frente Amplio, vinculándolos como instigadores y responsables de la crisis por el hecho de militar en ese partido o coalición.

La enseñanzas nazis

Lejos de repudiar el régimen del Tercer Reich, en el debate político en torno a esta crisis social, es común percatarse de la vigencia de los postulados de manipulación de masas del estratega de propaganda de Adolf Hitler.

Algunos de sus principios de manipulación de la opinión pública observados con frecuencia en esta cobertura mediática del estallido social son:

Principio de simplificación y del enemigo único junto con el método de contagio. Tal como lo dijo el Presidente Sebastián Piñera, estamos en medio de una guerra y enfrentando a un enemigo interno que quiere alterar la vida de todos los chilenos. Un adversario que desde el oficialismo se cristaliza en el Partido Comunista y el Frente Amplio, como si fueran una facción homogénea concertada para hacer el mal y cobijar a grupos violentos.

Tal como lo dijo el Presidente Sebastián Piñera, estamos en medio de una guerra y enfrentando a un enemigo interno que quiere alterar la vida de todos los chilenos.

Principio de transposición o cargar al adversario los errores, defectos o responsabilidades propias en la actual crisis, respondiendo el ataque con otro ataque distractor. Una forma muy usada es argumentar que este problema no es por 30 pesos, sino por 30 años y buena parte de ese tiempo gobernó la actual  oposición. ¿Y si fuera por más años? ¿Se puede descartar que esto tenga raíces anteriores incluso?

Principio de exageración y desfiguración, para convertir cualquier anécdota –por pequeña que sea- en una amenaza grave. Baste ver las disputas al interior del Congreso, ya sea con carteles, manotazos y gritos al servicio de la mediatización informativa de una institución en histriónico conflicto o confrontación.

Principio de vulgarización que -en el caso de la propaganda- propone que debe ser popular, adaptando su discurso al nivel del destinatario menos inteligente. En tanto más grande sea el colectivo humano a persuadir, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental que se deba realizar para procesar el mensaje. La capacidad receptiva de los públicos es limitada, su comprensión escasa y su memoria frágil. Terreno fértil para fake news del tipo Chilezuela o de ideologismos del tipo invasión bolchevique cubanochavista o simple asonada comunista. También para argumentos como “oír el mensaje de la gente”. En el frente contrario denostar el neoliberalismo a secas, como si no se necesitara de ejecutores para el ejercicio exitoso de su modelo.

La capacidad receptiva de los públicos es limitada, su comprensión escasa y su memoria frágil. Terreno fértil para fake news del tipo Chilezuela o de ideologismos del tipo invasión bolchevique cubanochavista o simple asonada comunista.

Principios de orquestación y renovación para seleccionar un pequeño número de ideas que se repetirán desde distintas aristas en los mensajes, siempre convergiendo en un único concepto: como el eje amigo-enemigo, violencia-orden, paz-destrucción. Sumado a la constante búsqueda de nuevos focos de controversia, que sorprendan al adversario y lo desfasen temporalmente en el conflicto. Esto se aprecia como estrategia de grupos afines a las movilizaciones, donde sectorialmente emergen nuevos frentes que agregan sus demandas sectoriales a las ya conocidas, incorporándose a las protestas como un continuo sinfín.

Principio de verosimilitud o de construir argumentos provenientes de fuentes diversas o informaciones fragmentarias para dar la sensación de una totalidad creíble que está a favor o en contra de algo. Vale tanto para justificar las múltiples caras de las demandas sociales, como para los mensajes de la Presidencia ofertando medidas paliativas.

Por último, tres principios estratégicos referidos a silenciar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos, con la ayuda de medios de comunicación afines, y despreciar las noticias que favorecen el adversario. Además a usar la transfusión o tomar los sustratos preexistentes de mitología nacional o prejucios tradicionales y complejos de odios para arraigar los mensajes a actitudes primitivas. Todo lo anterior fundido con un carácter de unanimidad, convenciendo a la gente que se piensa como todo el mundo, con un sentido común. Aquí surge por ejemplo la conducta denunciada por el Sindicato Nº3 de trabajadores de Consorcio Periodístico Copesa –dueño de los diarios La Tercera, La Hora y La Cuarta, entre otros, más cuatro radios- respecto de cómo el Director del holding obligó a divulgar información falsa a un periodista que cubría el origen del estallido social, vinculándolo con la criminalización y vandalización del mismo de acuerdo a informes reservados que resultaron ser falsos. De este modo invisibiliza las causas del malestar social, remite a ancestrales fobias al caos y la violencia política, asociándola a saqueos y quemas de la ultraizquierda, como en tiempos pre dictadura y dictadura.

Aquí surge por ejemplo la conducta denunciada por el Sindicato Nº3 de trabajadores de Consorcio Periodístico Copesa –dueño de los diarios La Tercera, La Hora y La Cuarta, entre otros, más cuatro radios- respecto de cómo el Director del holding obligó a divulgar información falsa a un periodista que cubría el origen del estallido social, vinculándolo con la criminalización y vandalización del mismo de acuerdo a informes reservados que resultaron ser falsos.

Actualizando la manipulación sistémica

En las últimas décadas, Noam Chomsky planteó su modelo crítico de estrategias de manipulación orientándola principalmente a las sociedades de libre mercado, en donde existen crecientes niveles de concentración de medios de comunicación. Una de las condiciones preliminares a tener en cuenta es el necesario conocimiento de las necesidades de los individuos y sus modos de pensar mejor incluso de lo que ellos se conocen a sí mismos.

De este modo es posible dar pie a otras tácticas que afianzan el control mediatizado de los ciudadanos como la distracción del foco principal de los problemas que los aquejan –y que el autor liga a condiciones de sustrato económico y político que imponen las élites- bombardeándolos de múltiples focos informativos suntuarios que los saquen de las causas estructurales.

Por ejemplo, la repentina compulsión de los canales de TV abierta a armar paneles que debatan sobre cómo se puede vivir hoy con 300 mil pesos mensuales de sueldo

Por ejemplo, la repentina compulsión de los canales de TV abierta a armar paneles que debatan sobre cómo se puede vivir hoy con 300 mil pesos mensuales de sueldo, la desigualdad de ingresos de los parlamentarios versus el chileno común, los abusos cotidianos… Todo sin referirse al fondo de un problema social, político y económico que se funda en bienes escasos y en torno a un segmento mínimo de la población que concentra gran parte de los ingresos del país, sin importar la suerte que corre el 99% restante de la población. Un núcleo empresarial duro que se niega a participar de cualquier foro.

Un núcleo empresarial duro que se niega a participar de cualquier foro.

Otro se vincula con la distracción aplicada por el oficialismo en torno a la necesidad de buscar soluciones reales para las demandas de salud, educación, jubilaciones y sueldos de la gente, sin asumir que el cambio de Constitución está ligado a la posibilidad de responder de modo íntegro al complejo entramado del malestar ciudadano (derecho de propiedad, Estado empresario, derechos de agua, garantías sociales, vida digna, servicios básicos estratégicos, concepción de familia, valores y tradiciones, etc.).

Sin asumir que el cambio de Constitución está ligado a la posibilidad de responder de modo íntegro al complejo entramado del malestar ciudadano

En consonancia con Goebbels, Chomsky establece que cuando los medios y las élites se dirigen al público para persuadirlo, aplican un tono como si le hablaran a personas con una mentalidad de 12 años. ¿Por qué? Porque en razón de la sugestionabilidad, ese destinatario tenderá a una respuesta también desprovista de un sentido crítico como la de un niño o niña chica. Y mejor aún si se argumenta desde la emocionalidad, como en el contexto actual plantear soluciones a las demandas sociales desde el eje del miedo ciudadano al caos o al saqueo.

Y mejor aún si se argumenta desde la emocionalidad, como en el contexto actual plantear soluciones a las demandas sociales desde el eje del miedo ciudadano al caos o al saqueo.

Por último, jugar también la carta de la autoculpabilidad y de la gradualidad de los cambios o medidas, sobre todo cuando se trata de soluciones parche que no responden al fondo de las demandas. Especialmente si se trata de medidas adoptadas en décadas anteriores y que, para ser aceptadas, debían plantearse por goteo para evitar un rechazo furibundo… Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas fueron impuestas durante las cuatro últimas décadas, como un Estado mínimo regulador, más privatizaciones de empresas públicas, más precariedad y flexibilidad laboral, más desempleo y reconversión vía subcontratación, más salarios que ya no aseguran ingresos decentes, un sistema de salud caro y privatizado en conjunto con medicamentos entregados al mercado en colusión, y jubilaciones miserables que dependen de este contexto y solo del ahorro individual.

Tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez… El problema que dio pie al estallido social de hoy es que la sociedad comenzó a verlos todos en perspectiva y de golpe.

Tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez… El problema que dio pie al estallido social de hoy es que la sociedad comenzó a verlos todos en perspectiva y de golpe.

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