En un Chile que cambió para todos los sectores políticos, la TV y la prensa escrita tradicional siguen impertérritas con sus modos de hacer, su pluralismo caprichoso, su tratamiento discrecional y autoritario de los entrevistados/invitados agraciados con el privilegio de ser los elegidos por editores, avisadores y dueños.
Los matinales de los canales masivos, por ejemplo, mantienen la hegemonía de sus paneles con casi los mismos políticos y dirigentes invitados en el transcurso de la campaña, donde los movimientos sociales emergentes tuvieron mínima cabida.
La redacción del nuevo texto constitucional es una oportunidad para consagrar – sin rodeos-, la libertad de expresión y el derecho de la ciudadanía a ser informada en forma amplia y plural, sin supeditarse al interés de los dueños de los medios, quienes persisten en entender el ejercicio de esta libertad como una prerrogativa de su propiedad. Un cambio fundamental en el concepto de la libertad de expresión es, como lo establecen diversos acuerdos internacionales, necesario para la existencia de una democracia plena y será, sin duda, objeto de las reformas que espera la mayoría del país.
El Observatorio de Medios FUCATEL invita a reflexionar sobre las tendencias de los espacios periodísticos de buena parte de los medios donde se puede observar lo siguiente:
- Una insistencia en mantener en pauta tópicos repetidos respecto del fin de la política de partidos tradicionales (estado de ánimo al que han contribuido a construir principalmente sus periodistas y conductores), pese a que estos mantienen vigencia notoria en las elecciones de alcaldes, concejales y gobernadores.
- Un énfasis constante en la crisis y desunión de los partidos que representan al diverso arco de oposición al gobierno de Sebastián Piñera, minimizando los problemas que también atraviesan las colectividades de centro derecha, derecha y ultraderecha en su relación con el Ejecutivo y en su unidad como futura alternativa de alianza electoral, dados los magros sufragios obtenidos en los comicios para elegir constituyentes.
- Una manifiesta dificultad para entrevistar a candidatos electos constituyentes y alcaldes, cuando se trata de figuras no militantes, independientes o dirigentes sociales de nuevos movimientos, poniendo en cuestión sus capacidades, su capital político y su legítima opción por cambios radicales. Una muestra de esta conducta es la permanente tendencia a llevarlos a pronunciarse sobre figuras de la política pasada en Chile o América Latina, especialmente Venezuela o Cuba.
- Un sesgo encaminado a reforzar una amenaza de retroceso histórico (y económico) de la nueva composición representativa en vez de ponderar las oportunidades de cambio e inclusión social que se abren de la mano de reformas claramente demandadas por una mayoría de chilenos, de un amplio espectro político y social.
Todo lo anterior refuerza la necesidad de encarar un proceso donde de modo irrenunciable se garantice el derecho a la libre expresión, a la información y a la comunicación, en conjunto con un sistema de medios donde se exprese la diversidad y el pluralismo en su interior, en consonancia con las recomendaciones de la Unesco y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.