Más allá de su distancia generacional, las parejas Pinochet Hiriart y Fuente – Alba Pinochet coincidieron en su ambición por hacer propios los bienes fiscales. La recién procesada prefería los viajes suntuosos, las joyas y los vehículos de alta gama. En materia de montos sustraídos no es indiferente el tiempo en el poder de Augusto y Lucía. Inimaginable para entonces el rigor investigativo de una jueza de Corte Marcial como Romy Rutherford, que abrió la caja de pandora pese a las presiones múltiples, incluida una abortada intervención del nunca bien ponderado Tribunal Constitucional.
El escándalo del señor de los anillos – curiosa delicadeza del marcial Juan Miguel Fuente – Alba – partió sumando 3.500 millones de pesos embargados por orden de la magistrada Rutherford, a quien nunca amilanaron las advertencias ni protecciones marciales del elegante imputado de impecables colleras importadas. Ciertamente los bienes acumulados por la familia no cuadraban con los ingresos obtenidos por el uniformado que hizo carrera desde mediados de los 70 cuando egresó de la Escuela Militar, casándose pronto con la joven Anita María Pinochet Ribbeck, quién había realizado estudios en el Instituto Manpower. Luego ella, secretaria ejecutiva bilingüe, trabajó en la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP), antes que la privatizaran, y en la Enap. Apenas contrajo nupcias con Fuente – Alba, en 1975, dejó de emplearse asalariadamente
En su joven carrera militar, recién en 1986 – época en que Augusto José Ramón ya hacía de las suyas con el poder absoluto, tras 13 años de dictadura – Fuente – Alba fue destinado a El Salvador, en comisión de servicio, país donde supo lo que era recibir un sueldo en dólares y descubrió que podía tener ingresos por la vía de otras asignaciones, como viáticos, ítems que ya como comandante en jefe, en pleno siglo 21, depositaría en el banco británico HSBC.
Antes de aquel viaje Anita, como cualquier hija de vecino, inscribió su primer vehículo, un Renault 5, ganado en el sorteo de una rifa. Entre 1984 y 2018 registró a su nombre 12 autos. Para tantos años no debería llamar la atención. Las sospechas surgirían luego por pequeños detalles asociados a los eventuales ingresos de su esposo, en franco progreso de la carrera militar que lo llevaría a la comandancia en jefe en marzo del 2010. Claro, ya los Renault se habían transformado en Audi A3 Sportback, Mercedes Benz E-500 y se multiplicaban con renovaciones cada siete meses de vehículos de alta gama. El detalle puede ser interesante para los aficionados a “las tuercas”, considerando los traspasos familiares, se suma la inscripción de 32 autos en el Registro Civil (hasta 2017).
Vehículos de alta gama y propiedades suntuosas para un esforzado general de la República postdictadura. ¿Cuadra o no cuadra? Abundan ejemplos con interrogantes abiertas. En estos días hemos conocido también el detalle de la danza de millones en otra investigación judicial sobre fraudes monumentales que involucran a uniformados del Ejército de muy distinto rango, que develan el descontrol delictivo con origen en los gastos reservados provenientes de la venta del cobre chileno(más de lo mismo para una conversación aun insuficientemente abordada y asumida por nuestros representantes públicos).
“El hábito no hace al monje”. Oportuno repetirlo en tiempos de Karadima y otros innombrables. ¿Demasiado simplista proyectarlo a los mandos uniformados? En cualquier caso, las imágenes de sobriedad de comandantes en jefe como René Schneider y Carlos Prats parecieran prehistóricas.
Augusto Pinochet Ugarte, senador vitalicio, se transformó en paulatinamente innombrable para buena parte de sus adoradores. No por los acumulados crímenes de lesa humanidad sino por desnudarse aquel monumental robo a mano armada que marcó y condicionó su desvarío final.
Del dicho al hecho…
El jueves recién pasado, el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago decretó arraigo nacional y la obligación de fijar domicilio para Ana María Pinochet. La esposa del excomandante en jefe del Ejército Juan Miguel Fuente-Alba fue formalizada por lavado de dinero. En la misma audiencia se procedió a la reformalización del excomandante en jefe, quedando con arraigo nacional y firma mensual por los mismos cargos…siempre operaron como leal pareja en sus emprendimientos. Valga recordar – la pandemia puede nublar la memoria – que el ahora elegante general ® había sido ya formalizado hace dos años por ocultamiento de dinero. Una elegante forma de constatar que sus cuantiosos bienes acumulados no tenían cómo cuadrar con sus conocidos ingresos en la institución castrense.
El titular de la Fiscalía Central Norte, José Morales, precisó que el matrimonio imputado realizó maniobras de ocultamiento, acreditadas por la Unidad de Análisis Financiero (UAF), entre 2010 y 2016.
De acuerdo a la indagatoria, la pareja incrementó su patrimonio en más de 280% en siete años. Los gastos del matrimonio llegaron a $7.300 millones, teniendo como fuente los nunca bien ponderados gastos reservados. Así señala el dictamen: «el señor Fuente-Alba Poblete y la señora Pinochet Ribbeck con pleno conocimiento de que los dineros señalados anteriormente provenían de la comisión del delito de malversación de caudales públicos cometido entre 2010 y 2014 realizaron conductas constitutivas de lavado de dinero en forma reiterada a lo menos entre los años 2010 a 2016 con el objeto de ocultar y disimular el origen ilícito de los mismos, colocando de esta forma las ganancias ilícitas en el sistema económico formal, tanto las que provenían directa como indirectamente del delito base”.
Con esos antecedentes el Consejo de Defensa del Estado (CDE) se querelló contra ambos. La defensa de Ana María Pinochet pidió declarar inadmisible la acción judicial, lo que fue desestimado por el tribunal.
Pinochetadas …
Lucía Hiriart miró en menos el apellido Pinochet durante largos años por sobradas razones, sin descartar un arribismo social del que ha dejado variadas evidencias. La inmensa fortuna familiar usurpada a destajo ha sido defendida con dientes y muelas por la sobreviviente. Pruebas al canto abundan y los instantes de mayor acumulación – que incluían los bienes fiscales auto adjudicados a Cema Chile(135 propiedades transferidas en forma gratuita por Bienes Nacionales a la Fundación CEMA Chile entre 1977 y 1989, y otras 18 entregadas en concesión de uso gratuito/ el cálculo del SII del perjuicio económico por aquellos inmuebles superó los $80 mil millones) y Gastos Reservados a destajo, que se fueron acumulando en cuentas supuestamente secretas de paraísos fiscales- comenzaron a languidecer en las últimas décadas con investigaciones ulteriores a la muerte de Augusto José Ramón.
Lucía sobrevive y no deja de quejarse de los mal agradecidos que ahora la ignoran. Sin embargo, ha peleado a muerte los restos del billonario despojo, incluso con el albacea de los bienes del exdictador. Así es como celebró la decisión judicial de favorecerla con US$ 1.3 millones en disputa con el citado albacea que los reclamaba para sí como honorarios pendientes.
Para la historia quedará la comparación que hacen cercanos a la llamada familia militar del arribismo y los sueños de grandeza de dos mujeres que no coincidieron necesariamente en valorar el apellido Pinochet.
Ana María parece haber condicionado las pretensiones aristocráticas, siúticas o arribistas del elegante Fuente- Alba. La preocupación por las apariencias , el lujo y los “buenos regalos” le han penado en su procesamiento judicial en curso. Para muestra un botón digno de esta tragicomedia: el encargado de logística en la casa del general® procesado, le declaró a la jueza Rutherford un pequeño detalle: recibía $2millones anuales para presentarse vestido a la perfección. La casa institucional contó en sus momentos de gloria de comandante en jefe con 21 empleados entre cocineros y mayordomos. Más que necesarios para sostener la decorada residencia, con finos arreglos florales, donde se recibía a los invitados con costosos regalos, joyas, corbatas y vajillas importadas.
Presumiéndose más fina que Lucía, Ana María sí ha apreciado siempre su apellido Pinochet.