El alma no está en el dinero. Por Dr. Sergio Canals

por La Nueva Mirada

Por Dr. Sergio Canals Lambarri
Psiquiatra.

Gracias revolución social y gracias pandemia, “por favores concedidos”.

Por de velar de forma “brutalmente humana, (hoy todo es “brutal”), nuestra frágil y débil naturaleza junto a una realidad bastante des humanizadora e indigna, presente y futura.

“La idea de una sociedad en que los únicos vínculos son las relaciones y los sentimientos que surgen del interés pecuniario es esencialmente repulsiva”. (Por suerte que esto lo dijo John Stuart Mill, de lo contrario se acusaría al autor de comunista y chavista sin que medie un tweet).

Chile, país del dinero, y de los negocios.

País de los pobres, y de los campamentos.

Chile, país de migrantes hacinados y cesantes.

País de mineras y bancos, según Alain Touraine.

País de los 2000 contagios diarios y, de los 50 muertos, también diarios (“Endemia alta”), que nadie quiere ver. Una negación, palabra de moda.

Chile, un país donde la clase media, “media y baja”, no son más que pobres endeudados, sin trabajo o con empleos inestables e informales. (Hoy, más pobres, y más cesantes, y más informales).

Chile, el país de la “riqueza estructural” auto organizada como autopoiesis. Se auto reproduce ella misma, a través de sus propios componentes y relaciones (del capital y consumo), generadas de forma “cerrada”, pero intercambiando energía e información laboral por dinero y riquezas como motor energético. (Leer a Varela y Maturana).

Chile, país- en general-, individualista y mezquino. Bueno, hay también una gran mayoría generosa y solidaria.

Chile, el reino del mercado neoliberal y del consumo.

Chile, el país donde el capital social residual, es privilegio del pueblo.

“A medida que se profundiza en el carácter nacional de los chilenos (decía de los estadounidenses), se ve que han buscado el valor de todo sólo en la respuesta a esta pregunta ¿cuánto dinero va a reportar?” (De nuevo, advierto que esta frase es de Alexis de Tocqueville).

Chile, un gran negocio de muchas, muchas pymes y nano pymes.

Chile, país de comerciantes “emprendedores”.

Chile, el país de las grandes brechas socio económicas y de oportunidades.

Chile, el país de la “voluntad de poder”, socio económica y política.

Chile, un país patriarcal, machista, racista y xenófobo (baste ver lo que sucede con el pueblo mapuche).

Chile, un país donde la tierra y la vida, dejaron hace tiempo de ser sagradas.

“Destruimos la belleza del paisaje porque los esplendores de la naturaleza, de los que nadie se ha apropiado, carecen (o son portadores) de valor económico”. (Ahora, John Maynard Keynes).

Chile, un país de diferencias abismales entre la salud (como negocio) y educación pública y privada (como negocio (s). Basta ver a 40 alumnos por sala y las a veces miserables condiciones físicas de las escuelas, junto al sueldo de los profesores y profesoras en general. Basta ver condiciones de hospitales y servicios de urgencias de muchos hospitales públicos y el sueldo del personal de la salud.

Chile, un país donde reina una visión productiva y competitiva de las personas.

Chile “país de viejos”, que se mueren (o los dejan morir).

“La misma regla de cálculo económico auto destructivo, gobierna todos los ámbitos de la vida. (De nuevo, John Maynard Keynes).

Chile, país de la violencia, la delincuencia y el narco tráfico (ver las “balas locas”, y los “narco-funerales”, femicidios horrorosos, y quema e incendios de camiones y de otros bienes públicos).

 “Narcos se disputan control de Santiago Sur: Van 6 muertos”. (Titular de diario martes 23)

Chile, país de violaciones de los Derechos Humanos (Revisar nuestra historia reciente y la presente).

Chile, un país donde “matamos a dios y a lo absoluto”.

Chile, país material.

¿Una apología al pesimismo?

No.  Las visiones críticas son optimistas, porque generan impulsos y esperanzas de cambios.

Chile, un país de esfuerzo.

Chile, un país que ama.

Chile, un país que lucha.

Chile, país de jóvenes.

Chile, un país de revoluciones socio cultuales y espirituales. La económica, contra el modelo de mercado neoliberal, parece por ahora casi imposible.

Chile, un país de personas que decidirán constitucionalmente en que mundo quieren vivir.

Chile, un país en un “punto de quiebre”, o de “bifurcación”, o “revolucionario”. (Cómo a usted le quede bien).

Yo creo, que es esencialmente revolucionario. Una ventana de oportunidad humanizadora inaudita e inesperada, de cambios y transformaciones.

No existe la resistencia al cambio. Sólo existen las condiciones personales socio culturales (y económico políticas), para liberar, activar y acelerar, el impulso natural individual y grupal, destinado a transformar realidades, también en cambio constante.

Habría que hablar y hacer la economía y la política, desde el sufrimiento, la esperanza y la felicidad del otro.

“Sólo sabiendo callar y comprometerse con el sufrimiento de los pobres (y el pueblo) se podrá hablar de la esperanza”.

“Sólo tomando en serio el dolor de la humanidad, el sufrimiento del inocente (…) bajo el misterio de la cruz”, (esta frase sólo para los que creen, y también para los que no), será posible evitar que nuestras acciones y lo que hablamos, sean “un discurso vacío”. (Job modificado; en Gustavo Gutiérrez; “Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente”).

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