El balance social del 2020 y las perspectivas para el 2021 por Eugenio Rivera

por La Nueva Mirada

El Banco Central (BC) estima que la caída del PIB en el presenta año alcanzará una cifra en torno a 6%, el peor desempeño en décadas. Esta inmensa caída de la actividad ha tenido graves impactos en el mercado laboral y con ello graves consecuencias sociales.

Cuadro número 1.
Indicadores mensuales del mercado laboral

Fuente: Banco Central

Normalmente el indicador principal de la situación del empleo es la tasa de desempleo. Como se observa en el cuadro (3) la evolución de esta tasa en el presente año fue dramática; paso de 7,43% en enero a un máximo de 13,09 % en julio (cabe señalar que hay un pequeño efecto estacional en esta cifra). En los meses posteriores el indicador ha mejorado hasta que en octubre alcanza una cifra de 11,58%. La tasa de desempleo se calcula a partir de la diferencia entre la (1) Fuerza de Trabajo y las (2) personas empleadas. Con todo lo importante que esta cifra es, ella no es suficiente para dar cuenta del problema que enfrentamos en el mercado laboral. Para una mejor visión del problema es necesario ver que pasó con la fuerza de trabajo. Como se observa en el mismo cuadro dicho indicador pasó de 9 millones 850 mil en enero a 8 millones 138 mil en julio lo que significa que 1 millón 700 mil personas dejaron la fuerza de trabajo. Sumada esta cifra al millón de personas desempleadas es posible concluir que las personas afectadas por la crisis al mes de julio eran cercanas a los 3 millones. En doce meses a octubre, la estimación del total de ocupados decreció 14,8%. La situación es sin embargo muy diferente según género. Mientras que la cifra de mujeres ocupadas cayó en el período indicado un -17,7% en el caso de los hombres la caída alcanzó un – 12,6%. Esto refleja, en parte, el hecho que las mujeres han asumido mayores responsabilidades en las tareas de cuidado de mayores y niños en los hogares.

Sumada esta cifra al millón de personas desempleadas es posible concluir que las personas afectadas por la crisis al mes de julio eran cercanas a los 3 millones. En doce meses a octubre, la estimación del total de ocupados decreció 14,8%.

Del mismo modo, si bien todas las categorías ocupacionales consignaron retrocesos en doce meses los más afectados fueron los grupos más vulnerables. En efecto, mientras los asalariados formales, esto es los que acceden a los beneficios de la seguridad social, vieron caer la ocupación en -8,9%,   los trabajadores por cuenta propia experimentaron una caída de -22,5%. Particularmente dramática fue la reducción de la ocupación de personal de servicio doméstico que alcanzó -49,3%.

mientras los asalariados formales, esto es los que acceden a los beneficios de la seguridad social, vieron caer la ocupación en -8,9%,   los trabajadores por cuenta propia experimentaron una caída de -22,5%. Particularmente dramática fue la reducción de la ocupación de personal de servicio doméstico que alcanzó -49,3%.

Sobre la base de esta evolución es posible evaluar la política gubernamental. En su balance económico del año 2020, el Foro para un Desarrollo Justo y Sostenible sostiene que:

“el gobierno tardó en reaccionar (como el propio ministro de Hacienda lo ha reconocido) y cuando rectificó, lo hizo regateando recursos. Para que las cuarentenas fuesen efectivas, el gobierno debería haber asegurado el ingreso familiar. Sin embargo, lo hizo con tardanza, a cuentagotas, con recursos muy menores y con protocolos llenos de letra chica que buscaban la hiper-focalización, criterio que hoy critican hasta abanderados presidenciales de la derecha como Lavín y Desbordes. Sin apoyo suficiente del gobierno, el costo de la crisis lo han pagado básicamente los trabajadores. El Estado sólo puso un peso por cada 4 pesos que los chilenos pusieron desde sus ahorros previsionales y fondos de cesantía individuales. Inicialmente el gobierno ofreció un apoyo mensual de $65 mil por persona, monto que, gracias a la presión opositora, llegó a $ 100 mil. El Foro para un Desarrollo Justo y Sostenible propuso, ya en marzo, la urgencia de contar con un Ingreso Básico Universal al nivel de la línea de pobreza definida por el Ministerio de Desarrollo Social. Con un tamaño promedio de la familia chilena de 3,1 miembros, ello significaba un ingreso familiar de $368.000 mensuales. Las tardías medidas implementadas por el gobierno siguen lejos de dicho monto. Por ello, los confinamientos han sido ineficaces.

A estas propuestas el gobierno ha hecho oídos sordos. Con todo ello, la grave crisis generada por la pandemia tuvo como efecto una fuerte pérdida de ingresos. Como efecto de ello, ha sido la ciudadanía, en particular la más vulnerable que ha debido correr con los costos de la crisis. Primero por los sufrimientos que implica la reducción de ingresos sobre las condiciones de vida en el período. En segundo lugar, pues los trabajadores y trabajadoras han enfrentado la pérdida de empleo con los recursos acumulados en el seguro de desempleo. En tercer lugar, el enfrentamiento de la crisis se ha hecho sobre la base del retiro de fondos previsionales. Según los cálculos más recientes los retiros alcanzan una cifra total de 28.200 millones de dólares de los cuales 19. 613 millones corresponden al primer retiro y 8. 669 millones al segundo, todavía en marcha. Naturalmente esto tendrá un efecto en las pensiones futuras. Se ha informado que 4 millones de personas han agotado sus fondos, lo que implica una carga fiscal futura significativa. Otro sector importante, sobre el cual carecemos de información, verá reducida sus pensiones. Muchos de ellos serán beneficiarios del aporte previsional solidario, lo que suma cargas fiscales adicionales.

Como efecto de ello, ha sido la ciudadanía, en particular la más vulnerable que ha debido correr con los costos de la crisis.

Como contrapartida, el retiro de fondos de pensiones ha sido un alivio para un sector muy importante de la población, pero también para el comercio. Es cierto que mucho de esos fondos han sido utilizados para adquirir bienes durables; pero es posible presumir que una parte significativa reanimó la demanda del pequeño comercio fuertemente afectado por la pandemia.

No existen cifras de la mortalidad de micro, pequeñas y medianas empresas. Lo que se sabe es que los sectores económicos más afectados por la crisis han sido actividades como los servicios personales, la construcción y sus servicios ligados, el transporte, y los restaurantes y hoteles en todo los cuales existen emprendimientos pequeños, muchos de los cuales no tienen posibilidades de optar al Fogape. En tal sentido, los problemas sociales que se han generado en estos sectores son similares a los que han sufrido las personas.

La gran pregunta es cuándo saldremos de esta situación. Como se sabe, Chile y muchos países del mundo están sufriendo un rebrote significativo que ha obligado a dar marcha atrás en materia de desconfinamiento. Por otra parte, ha empezado el proceso de vacunación, pero es sabido que él tomará al menos el primer semestre para alcanzar a la mayoría de la población. En tal sentido, es probable que la reactivación sea lenta a lo largo del 2021. Por ello es que el Foro para un Desarrollo Justo y sostenible estima con las actuales políticas los niveles del PIB de 2019 se alcanzarán recién en el 2022 y el PIB por habitante en el 2025.

Hay varios factores que hacen prever que la recuperación del empleo será más lenta que la recuperación de la actividad. La incertidumbre existente respecto del control de la pandemia conduce a muchos empresarios a demorar el reinicio de actividades. Las personas, por su parte, son reticentes a la compra de servicios por el temor al contagio, lo que demorará la recuperación del empleo en estos sectores. Por otra parte, muchas empresas han aprovechado la crisis para introducir procesos de racionalización que tendrán como consecuencia una reducción de la demanda de trabajadores. A todo esto, se suma, que desde antes de la pandemia se constataban tendencias de reemplazo de mano de obra como efecto del desarrollo tecnológico. La pandemia ha acelerado algunos de estos procesos. Por otra parte, los nuevos trabajos que generan las nuevas tecnologías requieren calificaciones que no siempre están disponibles lo que releva la necesidad de programa de capacitación. La débil legislación laboral existente debilita las posibilidades de que los trabajadores puedan incidir en la gobernanza de la transformación tecnológica, de manera de reducir los efectos negativos evitables sobre el empleo.

Hay varios factores que hacen prever que la recuperación del empleo será más lenta que la recuperación de la actividad.

Por otra parte, muchas empresas han aprovechado la crisis para introducir procesos de racionalización que tendrán como consecuencia una reducción de la demanda de trabajadores.

La débil legislación laboral existente debilita las posibilidades de que los trabajadores puedan incidir en la gobernanza de la transformación tecnológica, de manera de reducir los efectos negativos evitables sobre el empleo.

El gobierno ha puesto buena parte de sus esperanzas en la inversión privada. No obstante, la alta incertidumbre provocada por la pandemia sugiere que muchas de esas inversiones se postergarán. Por ello, es la mantención de la política de sustitución de ingresos y la inversión pública intensiva en empleo los mecanismos para abordar los problemas de desempleo, que como se sabe mientras más se prolonga más graves son sus efectos sobre las personas. No obstante, el gobierno ha hecho aprobar un presupuesto para 2021 que no crece respecto del gasto realizado en el presente año, debilitándose en consecuencia su efecto anticíclico. Esta política agravará los efectos sociales que ha tenido la pandemia.

el gobierno ha hecho aprobar un presupuesto para 2021 que no crece respecto del gasto realizado en el presente año, debilitándose en consecuencia su efecto anticíclico. Esta política agravará los efectos sociales que ha tenido la pandemia.

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