¿El poder enloquece? Por Psiquiatra Sergio Canals L

por La Nueva Mirada

Por fin se llevaron la estatua del General Baquedano de la plaza Dignidad. Era de sentido común. Los profesores haciendo clases presenciales sin las dos dosis. Cifras de contagios y muertos extremas. Elecciones en dos días. (¿Pueden ser “influidas” sabiendo el porcentaje de personas por mesas que votó el primer día?). ¿Tercer retiro? Múltiples candidaturas presidenciales y a constituyentes. ¿Quién es capaz de entender? (Aparte del profesor Peña).

Los hechos ya no son capaces de mostrarnos la realidad. Todo no es más que un campo de símbolos y metáforas caóticas que ocultan lo real. Ya no hay más realidad. El futuro cubierto por una niebla que permite ver a sólo un metro de distancia.

Después de leer el último y enigmático libro de Benjamín Labatut, calificado como un texto “de terrorífica belleza”, (yo diría que de pavorosa e inquietante belleza), suspiré aliviado. Tenía un pre- texto para entender, citar y re- torcer. Un magnífico texto para un breve intento de leer y fundamentar algunas realidades inexplicables en nuestro país. Otro punto de vista.

A la espera de los chillidos de las bandurrias y el canto de un chucao al amanecer, (conversan entre ellos cerca de las 7 A.M.) me senté en medio de un silencio denso y pesado que miraba anhelante el avance de la oscuridad. Lentamente sentía que todo se hacía visible.

“¿Cuándo dejamos de entender el mundo?”.

¿Cuándo dejamos finalmente de entender al gobierno, sus decisiones, la política y a sus políticos? A finales del 2019.Fuego, movilizaciones, pandemia y violencia. Ya no hubo más certezas y ellos no entendieron nada. Quizás, nadie entendió nada.

“El reino de la incertidumbre”.

No hay más causa y efecto.

Según Heisenberg, no podemos fijar a la vez la posición y la velocidad de un electrón.

No podemos a la vez tener claro lo que piensa un candidato y lo que hace. Si nos fijamos en lo que hace, dejamos de saber lo que piensa, y si sabemos lo que piensa, no sabemos las decisiones que va a tomar.

Los partidos y políticos emergen en un campo de probabilidades. Sus participantes sólo existen en el momento que dicen o hacen algo. Los intentos para entender cómo funciona esta realidad, ya no es posible. Sólo existe en nuestra imaginación afiebrada imaginación.

Hay un mundo sub político. “¡Es mucho más extraño de lo que pueden imaginar!” (Abucheo).

Hoy no se parece a nada que uno hubiese conocido. Ya no son los políticos, razones ni ideologías visibles. Ya no es el gobierno. Nada que conocimos anteriormente.

No queda más que abandonar el sentido común y la razón.

“Heisenberg había percibido un núcleo oscuro en el centro de las cosas”. El centro del gobierno y el mundo político.

Werner Heisenberg

Un fantasma sucede como las olas en el mar ilusorio del nacimiento y la muerte. En el transcurso de la vida no hay nada salvo el sube y baja de las formas materiales y mentales. Mientras que la realidad insondable permanece” (y amanece).

La luz, partícula y onda a la vez. Heisenberg solucionó el enigma creando la “función onda”.

Necesitamos discurrir una “función onda política”, capaz de hilvanar sus múltiples trayectorias posibles, sus infinitos destinos. Todos sus estados, todas sus trayectorias en la frontera de la locura.

“Donde está el color que puede ceñir el cielo/ la niebla gris me deja ciego” / por más que miro, menos veo”.

De pronto, el mensaje final:

Más de 5000 contagiados y cerca de 90 muertos diarios en la última semana.

Se dice algo y se piensa otra. Se piensa algo y se hace otra. No es posible conocer las dos a la vez.

De nuevo el principio de incertidumbre.

“Contenga la respiración. Sostenga la mascarilla delante del rostro con los pulgares dentro de las correas. Empujen la barbilla bien delante de la mascarilla. Tiren las correas tan lejos por encima como puedan. Corran un dedo alrededor de la pieza facial cuidando que las correas de la cabeza no estén torcidas”. (Indicaciones de la primera guerra mundial para la guerra química).

Esta vez es el virus terrible que avanza dejando muertos y cesantes atrás, en medio de decisiones incomprensibles.

La única certeza es ¡a vacunarse rápido el país entero!

¡Cuarentena total! Viral y política.

La realidad violenta de la Araucanía, se traga personas muertas, ministros, delegados presidenciales, políticos, política y al gobierno. Nada, ni la luz puede escapar. El espacio y el tiempo ya no existen. En su centro, la singularidad presidencial.

Eso es un hoyo negro. Bueno, verde. “Un verdor terrible”.

De pronto, ¡Epifanía!

La “función de onda política”, no existe. Es la “función de onda económica”, la que determina -inconmovible e inmisericorde-, las trayectorias y posibilidades futuras del país.

La nueva constitución sólo parece (es) un espejismo de cambios imposibles.

Cuanto más pienso en lo que se dice y se hace (en ambas realidades), me da asco”. Lo que (se habla) y se escribe, apenas tiene sentido, en otras palabras ¡es una mierda!”

Es fragmento de una carta modificada, de Werner Heisenberg, a los políticos y al gobierno de Chile.

El poder sí enloquece

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