El resultado de las recientes elecciones asemeja un tsunami político, que golpeó duramente al gobierno, los llamados partidos tradicionales y los poderes fácticos, más que inquietos porque la derecha no alcanzara el tercio que le permitía ejercer el derecho a veto y que la oposición en su más amplia diversidad, más fortalecidos sectores independientes, tendrían mayoría, persistiendo la duda sobre su capacidad para construir consensos y alcanzar los míticos dos tercios de la Convención.
No deja de ser preocupante que en una elección descrita como la mas trascendente de las ultimas décadas, se registre una participación de un 43,31 % del padrón electoral y que sus resultados se constituyan en un duro cuestionamiento al sistema politico
Mas que una derrota, la derecha en las pasadas elecciones experimentó un descalabro. El famoso tres a cero pronosticado por el vocero de gobierno se volvió en su contra. La derecha estuvo muy lejos del ansiado tercio en la Convención Constituyente. Perdió en las tres regiones que se resolvieron en primera vuelta, quedó fuera de la segunda vuelta para gobernadores en la región metropolitana y arriesga no ganar ninguna de las gobernaciones aun en disputa. Como si fuera poco perdió las alcaldías de las comunas emblemáticas, entre ellas la de Santiago y las principales de la V Región.
Para el gobierno estos resultados constituyen un desastre que profundiza la crisis en los últimos meses de su mandato. Así como la desafección de su propia coalición, que le adjudica la mayor responsabilidad por una derrota que compromete gravemente sus posibilidades de proyección futura. Al cierre de esta edición se especulaba con un nuevo ajuste ministerial – un eventual “gabinete de salida”- manteniéndose la incógnita respecto de su sentido y viabilidad cuando sus partidos le exigen que se limite a gobernar y no se inmiscuya en la carrera presidencial.
Los agentes del mercado reaccionaron inquietos ante estos resultados. Se reflejó en la bolsa, con caídas de más de un 10 %, mientras el dolar se disparaba más de veinte pesos y algunos grupos empresariales especulaban con sus inversiones futuras.
Las recriminaciones mutuas y autocríticas en el oficialismo no se hicieron esperar. “Hemos entregado la constitución”, se lamentaban los sectores más duros de la derecha. “No hemos sintonizado adecuadamente con la ciudadanía”, sostuvo el deprimido mandatario, mientras llovían recriminaciones cruzadas, como la de la electa constituyente Marcela Cubillos: ”la derecha se debilita cuando abraza políticas populistas de izquierda”, evidenciando las profundas diferencias entre las dos almas de la derecha.
Por su parte, los llamados partidos tradicionales, incluidos los de la terremoteada Unidad Constituyente y el mismo Partido Comunista sintieron el golpe de los Independientes que sumaron 47 cupos en la Convención Constituyente (sin considerar a los que se integraron en listas partidarias), constituyéndose en el sector mayoritario de la convención electa.
La sorpresa mayor, que ninguna encuesta o analista predijo, fue la alta representación alcanzada por la lista del Pueblo (27 convencionales), que congregó a candidato(a)s independientes de partidos y vinculados a movimientos sociales que asumieron protagonismo en las protestas y movilizaciones desde octubre de 2019.
Resultan más que evidentes las diferencias entre aquella lista del Pueblo y los independientes no neutrales, a los que los primeros califican de centro- derecha
Ninguna de las listas representada en la Convención Constituyente reúne ni tan siquiera el tercio necesario para vetar acuerdos e incluso resulta dudoso que puedan conformar bancadas, excepto aquellos convencionales militantes de partidos, con las conocidas dificultades para construir consensos en su interior.
El primer gran desafío de los integrantes de la Convención Constituyente será concordar un reglamento de funcionamiento. Con toda seguridad se repondrá el debate acerca del quorum necesario para aprobar contenidos, pese a que tanto el acuerdo del 15 de noviembre y la propia convocatoria al proceso constituyente establece el quorum de los dos tercios. El PC y otros sectores han reiterado que debiera ser menor y probablemente será uno de los primeros temas de discordia.
El nuevo e incierto escenario presidencial
Ciertamente experimentó un brusco vuelco tras el resultado del reciente fin de semana. En la derecha, la tensión en la UDI por la insistencia de Evelyn Matthei de competir en las primarias del sector, se resolvió fácticamente por los resultados de la elección municipal, en donde resultó reelecta con un 56 % de los votos, mientras la oposición conseguía mayoría a nivel de concejales, impidiéndole traspasar el sillón alcaldicio a una persona de su sector.
Joaquín Lavín fue proclamado como abanderado del gremialismo y Matthei se ocupó de insistir en la necesidad de buscar un candidato mas competitivo de los que se enfrentarán en las primarias de Chile Vamos, mencionando al reelecto alcalde de La Florida, Rodrigo Carter.
Cuando los dirigentes de Chile Vamos concurrieron al SERVEL para inscribir sus candidatos a las primarias legales, Sebastián Sichel pidió que los partidos declararan libertad de acción a sus militantes para votar por cualquiera de los precandidatos.
Ciertamente Lavín tiene la primera opción para ganar las primarias oficialistas, pero deberá sostener la competencia con Mario Desbordes, el exministro Ignacio Briones y el independiente Sebastián Sichel que ha recordado que tenía 13 años cuando Joaquín Lavín fue elegido alcalde por primera vez. Todo ello en el contexto de la derrota sufrida por la derecha en las recientes elecciones y sus esfuerzos por desmarcarse del gobierno.
Una verdadera comedia de equivocaciones
Sin embargo, las mayores sorpresas se han producido, en cadena, en el terreno opositor. Luego que una agitada junta nacional de la falange decidiera ratificar a Ximena Rincón como la candidata del partido en votación dividida (143 votos a favor y 101 en contra), induciéndola a declarase en reflexión. Tras ratificar su postulación, Resolvió ponerla a disposición de la Junta Nacional, asumiendo que el PS y PPD la vetaban.
Yasna Provoste – que muchos aprecian como el liderazgo potencialmente más competitivo de centro izquierda – denunció una intempestiva llamada del hoy renunciado presidente de la DC, Fuad Chahín, para conocer de su disponibilidad de competir internamente con Rincón. Una propuesta “indecente”, rechazada con energía por la actual presidenta del Senado y ratificada horas después de conocerse la bajada de Ximena Rincón, afirmando que no era el tiempo de las candidaturas sino de escuchar la voz de los ciudadanos y construir consensos programáticos que respondieran a esas demandas.
En el transcurso del día de ayer, Paula Narváez recibió la adhesión de Nuevo Trato (Partido Liberal y disidentes del Frente Amplio), así como del PPD y su precandidato, Heraldo Muñoz, que decidió bajar su ya debilitada postulación presidencial.
El PS, el partido menos afectado por el tsunami electoral, había ya resuelto concurrir a primarias competitivas con el PC y el Frente Amplio, lo cual implicaba un drástico cambio en la política de alianzas mantenida desde los años 80, que lo unía con la Democracia Cristiana. Sin embargo, a la hora de formalizar un acuerdo de primarias amplias y sin exclusiones (con la omisión de la DC), se encontró con el veto de Convergencia Social (el partido de Gabriel Boric) y de los comunistas, al PPD y Nuevo Trato (que habían bajado sus candidatos para apoyar a Paula Narváez) para suscribir el pacto de primarias.
En ese contexto el Partido Socialista desahució el acuerdo y Paula Narváez interpeló en duros términos a los cuestionadores, imputándoles haberse farreado una gran oportunidad para unir a la oposición y no garantizar la gobernabilidad futura del país. Por su parte, la presidenta de Revolución Democrática, que se había jugado por una primaria ampla y sin exclusiones, cuestionó el veto como un error político, sin impedir que se concretara la inscripción legal de las postulaciones a primarias presidenciales de Boric y Jadue.
La extemporánea llamada del timonel socialista, Álvaro Elizalde a la presidenta de la DC, intentado reponer unas primarias de la Unidad Constituyente, fue respondida con un esperable portazo, reafirmando el rechazo a la improvisación que ya había marcado Yasna Provoste en su alocución al declinar, por segunda vez, competir ahora por la nominación presidencial.
Ciertamente estos episodios no marcarán el fin de la comedia de equivocaciones protagonizada por los partidos de oposición, que dejaría a la ya vapuleada Unidad Constituyente sin pan ni pedazo a sólo tres días de la reciente elección.
Casi todo puede suceder en este convulsionado escenario presidencial. Bien pudiera ser que se acuerde unas nuevas primarias no convencionales que incluyan a la DC. O que los partidos que se reconocen en la vertiente socialista y democrática lleven su postulación a primera vuelta, al igual como podría hacerlo la falange.
Lo evidente es que la oposición ha fracasado en su potencial unidad y que, en el mejor de los casos, enfrentará la próxima elección presidencial con dos candidatos (as), sin contar con lo que pueda hacer o deshacer Pamela Jiles, mientras que no es posible descartar nuevos candidatos (as) independientes, entregándole algunas opciones a la alicaída candidatura de la derecha, que podría pescar en este rio revuelto y tumultuoso de la oposición.
El sistema político en su conjunto ha enfrentado un verdadero tsunami, que ha impactado con diversas intensidades a sus diferentes actores, partiendo por el gobierno y la derecha, pero extendiéndose a las oposiciones.
Todo continuará dependiendo de la capacidad de reacción de los diversos actores políticos frente a pérdida de confianza ciudadana hacia la política y los partidos. Lo único claro es que la democracia representativa no funciona sin partidos, sean estos tradicionales, nuevos, disfrazados con ropajes movimientistas o populistas.
La gran interrogante es si los partidos tendrán capacidad de reacción y renovación o están condenados a su extinción, como ha ocurrido en tantos países, como hoy el caso de Perú, que enfrenta la dramática opción de tener que elegir entre Keiko Fujimori o Pedro Castillo.
Los tiempos son exiguos, desafiantes y muy apremiantes. Y es mucho lo que se juega en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias del mes de noviembre.