Elecciones de gobernadores y el cementerio de Sad Hill. Por Luis Marcó

por La Nueva Mirada

Fue rara la elección de gobernadores, considerando que es un paso largamente esperado en la descentralización y sin embargo hubo muy poco interés por ir a votar (19,6% según SERVEL), con una paradoja notablemente centralista, la votación de Santiago pese a su pobreza casi franciscana fue el doble que la mayoría de las regiones (25,7%). Pregunta abierta: ¿qué pasa con las corrientes y demandas regionalistas?

Pese a la apatía la elección tenía su bonus track, ya que en la práctica era un nuevo paso hacia comicios a tres bandas: la derecha todavía tenía fe en capturar al menos tres distritos de los nueve que disputaba; la ex Concertación buscaba maximizar su presencia regional; y el desafiante Frente Amplio quedarse con un triunfo en Santiago que habría puesto las opciones presidenciales, tanto del FA como del PC, con una ventaja anímica considerable. Muchas cosas en juego, pero aparentemente irrelevantes para la mayoría ciudadana.

¿Cuánto se perdió y se ganó en esta elección? Permítanme un símil que admite varias lecturas y seguro que quienes conocen la historia podrán encontrar muchas más. La película “el bueno, el malo y el feo”, producida en 1966 por Sergio Leone, muestra la disputa de tres personajes que podemos catalogar como antihéroes, lo que hace parte del atractivo y lo convierte en un clásico en su género. En ciertos pasajes estos personajes se alían en duplas, cambian de bando, se vuelven a juntar o a distanciar según cambian las circunstancias, pero lo cierto es que todo se desarrolla en la lógica del interés propio. Hay dosis de oportunismos, momentos de bondad y maldad, traiciones varias, alianzas de conveniencia, etcétera. Algún suspicaz pensará en el frustrado acuerdo del PS-PPD con el FA y el PC y el bochorno consecuente que, por cierto, podría haber incidido en minimizar el voto cruzado entre las izquierdas en la segunda vuelta de gobernadores. Pero no, no me atrevería a hacer esa analogía…ni se me habría ocurrido.

Lo cierto es que el animus y la amistad cívica no estaban en su mejor momento entre las oposiciones para esta segunda vuelta, tampoco entre los viejos aliados de la ex Concertación. Estos últimos, pese a todo, tuvieron un buen resultado. La Democracia Cristiana logró sacar cuatro gobernadores de cuatro y el PS sacó los tres que competían en segunda vuelta, solo el PPD salió trasquilado. Con un casi “pleno” de la Unidad Constituyente, triunfo de Orrego incluido, se dio un paso importante en la recomposición del diálogo en la histórica coalición de centro izquierda y, de paso, la opción presidencial de Provoste se hace más viable con una DC mejor posicionada pese a la derrota en la constituyente. Veremos si se concretan las primarias convencionales del sector.

¿Beneficios impensados?

Sin duda en todo este proceso lo que concentró más expectativa fue la contienda Orrego-Oliva que fue subiendo de tono las últimas semanas. Al parecer la candidata del FA diseñó su campaña en los mismos códigos que lo hizo Marcel Claude, con quien colaboró años atrás en su opción presidencial. Pero el discurso agresivo y polarizador, por definición no es incluyente. Tampoco ayudó que Jadue le diera su apoyo y se planteara en términos parecidos, metiendo a la ex Concertación y a la derecha en un mismo saco y rematando con su “estatuto de garantías”. Demasiado intento por hegemonizar la oposición sin entender que el FA ha tenido varios fiascos por la volatilidad de su base de apoyo y el PC tiene un techo bastante estable. ¿Entenderán la cosa?, no es claro porque Oliva, al reconocer la derrota, no dudó en apuntar a Orrego como representante de las comunas del rechazo. Un juicio que no da cuenta de la diversidad territorial que captó Orrego, entre ellas Ñuñoa que acababa de elegir a una alcaldesa del propio sector de Oliva. Un poquito torpe la actitud de la aspirante.

¿Verbos traicioneros?

Por su parte la derecha no puede estar peor en términos políticos. En las nueve regiones donde compitió el sector en segunda vuelta solo ganó en la Araucanía con un candidato independiente, es decir, cuantitativamente es el segundo escenario más catastrófico, entendiendo que sería aún más malo no haber sacado ningún gobernador. Sin embargo, ya no hay cartuchos políticos ni mucho relato, como quien dice coloquialmente, no da ni para guatapique. En la disputa de los partidos con su propio gobierno no solo tuvieron que “entregar” la Constitución, sino que se han quedado arrinconados al punto que la agenda valórica, que era de lo poco que les quedaba, fue “devaluada” por el propio Presidente Piñera con el compromiso de poner urgencia al matrimonio igualitario.

¿Le queda algo que identifique a la derecha o una posibilidad de proyecto?, la verdad muy poco. Solo decaer con sus partidos en sus nichos ahora reducidos o hacer una reingeniería que modernice al sector. Tampoco las opciones ultraconservadoras prenden. El resultado de Republicanos, que no ganaron nada en las elecciones territoriales, muestra que el discurso pinochetista “nostálgico” no rinde más allá de un 7%. Asimismo, cualquier proyecto “liberal”, históricamente erosionado por los gremialistas, aparece ahora muy minimizado por las críticas al modelo económico. Así las cosas, el sector se encamina a otras derrotas en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales y carga con la peor de todas: un menoscabo cultural difícil de remontar.

¿Golpe de gracia a su propio bando?

Tiempo atrás, a propósito del incipiente debate sobre una posible acusación Constitucional contra Piñera, había jugado con la idea que su salida anticipada solo podía darse por una gran traición de su propio sector; que el costo de mantener el gobierno, en especial para el gremialismo, podía ser mayor desde el punto de vista de las próximas elecciones. Eso evidentemente no pasó y era muy improbable que ocurriera. Sin embargo, la hipótesis se quedó corta al no considerar que sería el propio Piñera el que buscaría afirmarse a costa de los propios. Algo no muy extraño dada la personalidad del mandatario que, además, ha buscado en esta última etapa “construir” una imagen, valga la redundancia, “imaginaria” de sí mismo, con gira europea frustrada como parte del autobombo de ir cerrando el gobierno. Una maniobra digna de un antihéroe del “western italiano”,pero a estas alturas solo del tipo de personaje herido que en la agonía pega un último balazo, sin apuntar y a ver si cae algo.

Lo que viene es interesante. Estamos próximos a la puesta en marcha de la constituyente. Por estos días se ha hablado de quien inauguraría la instancia, existiendo bastante claridad en que la figura de Piñera generaría tensiones mayores, quizás por eso habría sido mejor inventar alguna gira al exterior. Se ha hablado de la posibilidad que el acto lo encabece el Presidente de la Corte Suprema, pero con el debate abierto sobre los presos del estallido, sometidos a una larguísima detención preventiva, puede no ser tan buena idea para algunas sensibilidades políticas. Al final estamos en un escenario de mucha desconfianza y con una institucionalidad más que tensionada. Sin duda eso debe influir en el desinterés electoral.

A solo cinco meses de las próximas elecciones legislativa y presidencial las cosas se irán poniendo más entretenidas. Me viene la escena final de la película de Sergio Leone, aquella en que los tres protagonistas se enfrentan en un duelo a tres bandas. Se observan entre ellos con una tensión palpable, la cámara capta los rictus, los dedos se tensan, se miran feo, nadie sabe quién disparará primero ni a quién. El escenario evoca un circo romano con un ficticio cementerio llamado “Sad Hill”, la colina triste, con tumbas concéntricas, como mudos espectadores, que confluyen en una arena circular. Un anfiteatro en que el malo, Lee Van Cleef, saca la peor parte aunque eso era bastante obvio por la cantidad de deméritos acumulados.[1] Con las próximas elecciones se viene algo así, vamos a ver si la segunda vuelta se define entre las izquierdas, si el electorado se ánima a participar o se dará en un ambiente Sad Hill, medio desolado, como en esta segunda vuelta de gobernadores.

En la película, la música de Ennio Morricone crea un ambiente épico en el duelo final, se produce una atmósfera que transmite la tensión. ¿Qué música sonará los próximos meses en el país?, ¿las disonancias de La Moneda?, ¿habrá armonía o ruidos desde la constituyente?, ¿seguirán las desaplicaciones de partidos y candidatos, corriendo “fuera de tempo”? ¿desafinarán algunos candidatos más o menos destemplados? Todo es posible y ya hemos visto un poco de cada cosa. Por ahora es mejor mantener la mirada fría, atenta e imperturbable.


[1] https://youtu.be/vRJ9ZTuGPvQ

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