En Compás de Espera. Por Fernando Ávila I

por La Nueva Mirada

En Unidad Constituyente las cosas van y vienen y sus dirigencias aportan escasa claridad acerca del rumbo que van a tomar. Que si primarias convencionales y /o vía consulta digital.

Se multiplican las declaraciones de prensa y circulan los trascendidos del eventual veto del PS a Ximena Rincón poco defendida desde la propia falange. Que en el PDC resolverán en Junta Nacional el 25 julio, una semana después de las primarias legales. Y nadie aclara nada.

En suma, bien se podría decir que quienes tienen responsabilidades dirigentes en esos partidos no las están asumiendo. Deberían dejar de dar vueltas en círculos y adoptar las definiciones pertinentes. De lo contrario están contribuyendo a hipotecar una opción para que el país tenga un gobierno democrático y progresista.

Cada cual tiene el derecho de establecer sus disposiciones político-estatutarias y proceder conforme a ellas. Ciertamente que una decisión puede ser propiciar y concurrir a la realización de primarias, pero no está escrito que ese sea el único método o, según las circunstancias, el más apropiado.

Ha ganado terreno la idea de que las primarias son un método democrático, que permitiría al pueblo (o a una parte) escoger sus candidatos, como si las instancias partidarias y sus dirigentes no tuvieran la suficiente legitimidad para tomar decisiones de este tipo, como ha sido históricamente. Razones fundadas parecieran existir para considerarlo así.

Sin duda, en circunstancias políticas e históricas distintas a las actuales, fueron los partidos, conforme a las resoluciones de sus respectivas estructuras orgánicas y a la decisión de sus dirigentes, quienes eligieron a Salvador Allende, como candidato de las fuerzas populares.

De igual modo, derrotado Pinochet en octubre-1988, fueron los partidos y sus dirigentes quienes proclamarían a Patricio Aylwin, como el candidato único de las fuerzas democráticas, expresadas en la Concertación.

Las dirigencias ahora aludidas postergan sus decisiones y, como en la anterior elección presidencial, pueden favorecer la opción de la alicaída derecha.

Con el agregado que los tiempos se estrechan y, además del candidato(a), están en juego las opciones programáticas. Ciertamente hoy más relevantes que en coyunturas anteriores, donde no resultaron decisivas al momento de la elección, pero esenciales en la toma de decisiones posteriores.

A la evidente dilación de la opción presidencial se suma el peso de resoluciones programáticas esenciales a desplegar en una campaña con los otros concursantes ya en carrera.

Parece esencial instalar en el debate público los asuntos que se consideren gravitantes no solo para ambiciones electorales sino, principalmente, para orientar a chilenas y chilenos sobre cuáles son los cursos de acción más trascendentales que se deberían adoptar tras el objetivo del desarrollo del país, considerando las prioridades esenciales de la gran mayoría que, por lo demás, se han hecho sentir con demandas públicas en los turbulentos y críticos años de la administración fallida de Sebastián Piñera.

Aquel desafío opera para consolidar también mayorías sólidas por las transformaciones a nivel parlamentario.

Es de imaginar las controversias y recriminaciones de no alcanzarse un acuerdo nítido y oportuno. Ante esa eventualidad, lo más probable es que tiendan a desatarse tendencias centrífugas que pongan a la vacilante coalición de centro izquierda en un plano altamente complejo e incierto.

En declaraciones a Chilevisión Yasna Provoste señaló: “me gusta mucho la propuesta que han hecho los presidentes del PS, el PPD y la presidenta de la DC, primero un programa para ofrecerle al país, listas parlamentarias que se comprometan y que respalden este programa y luego de eso una candidatura como resultado de esa unidad”. ¡Así sea!

En suma, es imperativo para Unidad Constituyente alcanzar el acuerdo programático y la unidad en torno a una candidatura. Sus dirigencias bien podrían cristalizar este acuerdo sin la necesidad imperiosa de recurrir al método de primarias y permitir así el despliegue, cuanto antes, de la campaña presidencial y parlamentaria.

También te puede interesar

Deja un comentario