FMI vs Banco Central.

por La Nueva Mirada

Por Eugenio Rivera Urrutia
Fundación Chile 21

El Informe de Política Monetaria (IPOM) del Banco Central (BC) del 31 de marzo sorprendió por el optimismo que sus pronósticos dejaba traslucir. En su opinión, lo más probable era que la economía chilena cayera en el presente año entre -1,5 y -2,5% y preveía sólo “un deterioro adicional del mercado laboral”. Muy distinta es la mirada del Fondo Monetario Internacional que en su informe del 13 de abril prevé para Chile una caída del PIB en el 2020 de – 4,5% y un desempleo de 9,7%.

Estas diferencias se estructuran a partir de pronósticos muy distintos respecto de la economía internacional.

Estas diferencias se estructuran a partir de pronósticos muy distintos respecto de la economía internacional. Según el Banco Central la economía mundial caería en el presente año en -0,2%; el FMI, en cambio prevé un retroceso de -3%; respecto de la Eurozona, el BC prevé un retroceso de -3,3% mientras que el FMI uno de – 7,5%; para EEUU, el BC pronostica una caída de -1,9%, mientras que el FMI un retroceso de – 5,9% y; respecto de China el BC veía un crecimiento de 3% y el FMI uno de sólo 1,2.  El curso de los acontecimientos y su mejor acceso a fuentes de información  hace pensar que el pronóstico del FMI es el que resulta más certero. Es cierto que en las actuales condiciones de crisis 13 días aportan mucha información. No obstante, no deja de resultar preocupante, de confirmarse el escenario descrito por el FMI; el error del BC de Chile. Cabe señalar, eso si que el FMI es incluso más optimista que el BC respecto del crecimiento mundial en el 2021 y de Chile en particular, pues pronostica un crecimiento para nuestro país de 5,3% y el BC uno entre 3,75 y 4,75%

para EEUU, el BC pronostica una caída de -1,9%, mientras que el FMI un retroceso de – 5,9% y; respecto de China el BC veía un crecimiento de 3% y el FMI uno de sólo 1,2.

Cabe señalar, eso si que el FMI es incluso más optimista que el BC respecto del crecimiento mundial en el 2021 y de Chile en particular, pues pronostica un crecimiento para nuestro país de 5,3% y el BC uno entre 3,75 y 4,75%

Lo importante es sin duda, las consecuencias sobre las políticas de ambas estimaciones. De ser cierto la del BCCH podría sostenerse que las medidas aplicadas por esa institución y por el Gobierno son suficientes para enfrentar la crisis. De lo contrario, sería urgente introducir modificaciones en la política desarrollada.

Junto con la diferente apreciación del curso de la economía mundial en el 2020, es relevante destacar que el análisis optimista del BC está basado en la evaluación positiva que ha hecho respecto de sus medidas y las instrumentalizadas por el Gobierno. En efecto, para el BC, las condiciones para que el escenario indicado prevalezca, son que en el tercer trimestre se reduzca la estrictez de las medidas sanitarias y que las autoridades y el sistema financiero sean capaces de acotar la destrucción de empresas y empleos. Su pronóstico optimista debe basarse en que dichas medidas son adecuadas para dichos objetivos.

para el BC, las condiciones para que el escenario indicado prevalezca, son que en el tercer trimestre se reduzca la estrictez de las medidas sanitarias y que las autoridades y el sistema financiero sean capaces de acotar la destrucción de empresas y empleos.

Son diversos los problemas que pueden afectar este escenario; el principal que las medidas gubernamentales sean insuficientes para que las personas afectadas por la crisis hagan frente al deterioro de sus condiciones de vida y que el sector más vulnerable de las empresas sobreviva hasta el final de la crisis.

La difícil reanimación económica.

Es razonable pensar que hacia el tercer trimestre en Chile “se empiecen” a relajar las medidas restrictivas; no obstante, que ello se traduzca en una reanimación rápida de la economía es más que dudoso. Si bien hay señales que diferentes países anuncian que empezarán a retomar la actividad económica, la experiencia de Wuhan y la gravedad de la crisis que enfrentan los países desarrollados generan amplias dudas.

Es razonable pensar que hacia el tercer trimestre en Chile “se empiecen” a relajar las medidas restrictivas; no obstante, que ello se traduzca en una reanimación rápida de la economía es más que dudoso.

Wuhan, donde se originó la pandemia, terminó la cuarentena el 8 de abril, esto es 76 días luego que se declarara el lock down en el marco de una política que en muchos países occidentales se considera no viable por los altos grados de control ejercido por el Estado respecto de las personas. Esto ocurrió luego de que en las tres semanas anteriores se reportaron solo 3 nuevos contagios y al día siguiente que no se reportaron más fallecidos. Pese a estas circunstancias, las restricciones siguen siendo importantes; es difícil viajar a la capital Pekin (es necesario solicitar permiso y si no se viaja en automóvil hay que esperar espacios en los trenes y buses pues se autoriza el viaje a solo 1000 personas diarias) se exige haber pasado la prueba del coronavirus (cuyos resultados se demoran 48 horas) y su validez dura sólo una semana. Al llegar a Pekín es necesaria una segunda prueba y una cuarentena de 14 días. En Wuhan existe un gran miedo y si en un complejo de viviendas aparece un caso asintomático los vecinos deben entrar en un nuevo confinamiento. Las empresas exigen también la realización de exámenes. El comercio se ha complicado pues las mercancías no pueden ser revisadas por los clientes. Más aún, para entrar a los centros comerciales, al metro, a los edificios es necesario un control de temperatura y mostrar el código verde. Los restaurantes solo sirven comida para llevar y los cines, estadios y lugares turísticos no pueden abrir todavía. Los colegios no pueden iniciar clases presenciales. Esta experiencia sugiere, lo difícil que será en Chile transitar a una nueva normalidad.

Wuhan, donde se originó la pandemia, terminó la cuarentena el 8 de abril, esto es 76 días luego que se declarara el lock down en el marco de una política que en muchos países occidentales se considera no viable por los altos grados de control ejercido por el Estado respecto de las personas.

En Wuhan existe un gran miedo y si en un complejo de viviendas aparece un caso asintomático los vecinos deben entrar en un nuevo confinamiento.

Más aún, para entrar a los centros comerciales, al metro, a los edificios es necesario un control de temperatura y mostrar el código verde. Los restaurantes solo sirven comida para llevar y los cines, estadios y lugares turísticos no pueden abrir todavía. Los colegios no pueden iniciar clases presenciales. Esta experiencia sugiere, lo difícil que será en Chile transitar a una nueva normalidad.

Es interesante en este contexto, revisar la visión de Barry Eichengreen, economista de la Universidad de Berkeley, frente al escenario rosa presentado por Trump según el cual la economía rápidamente va a recobrar sus niveles de pre – crisis pues el capital físico (como sostienen también algunos economistas sobre la situación de nuestro país) está inalterado y que incluso lo hará con más fuerza. Eichengreen sostiene que el presidente está equivocado, pues:

Es interesante en este contexto, revisar la visión de Barry Eichengreen, economista de la Universidad de Berkeley, frente al escenario rosa presentado por Trump

Los hogares que recién saben que carecen de las reservas financieras para hacer frente a circunstancias imprevistas aumentarán su ahorro precautorio y continuarán postergando la compra de ese auto nuevo. Las empresas no invertirán en ampliar la capacidad hasta que estén seguras de que el virus no regresará. Con el mundo en desarrollo entrando y saliendo de la crisis más tarde que Estados Unidos, las exportaciones serán débiles Pero el daño del lado de la oferta de la crisis no se repara tan fácilmente. Inevitablemente, las cadenas de suministro tendrán que ser reestructuradas de manera que la producción sea más costosa. Pero este es un problema pequeño comparado con el impacto en el trabajo. Los trabajadores que experimentan desempleo en una recesión pueden sufrir cicatrices permanentes. Son menos capaces de formar vínculos duraderos con los empleadores y es más probable que experimenten episodios adicionales de desempleo. Sus salarios tienden a ser más bajos, no solo inmediatamente después del evento, sino durante décadas, incluso durante toda su vida laboral. Los salarios más bajos son una señal de que la productividad de estos trabajadores se ha visto afectada.

Es interesante considerar además que Martín Wolf, el principal analista económico del Financial Times considera el pronóstico del FMI demasiado optimista. También es importante, para evaluar las medidas impulsadas por el gobierno en Chile, que en general los países desarrollados están impulsando programas contra la pandemia y el cierre de las economías de entre 10 y 20% del PIB.

También es importante, para evaluar las medidas impulsadas por el gobierno en Chile, que en general los países desarrollados están impulsando programas contra la pandemia y el cierre de las economías de entre 10 y 20% del PIB.

La propuesta económica del gobierno de Piñera ha sido, al contrario, lenta, a cuenta gotas y con recursos públicos que se estiman en torno al 1% del PIB. Hasta ahora, el gobierno ha pospuesto el pago de algunos impuestos (IVA y contribuciones), solicitado a los bancos que reprogramen el pago de créditos sin costos adicionales, abierto la posibilidad de que el subsidio de cesantía se pague a trabajadores que pierden el empleo, aunque no cumplan los requisitos y anunciado un bono de $ 50 mil pesos por miembro de la familia a los trabajadores informales e independientes. Más recientemente, ha presentado un proyecto en que el Estado entrega una garantía de hasta 100% del crédito que los bancos entregarían con tasa de interés cero.

La propuesta económica del gobierno de Piñera ha sido, al contrario, lenta, a cuenta gotas y con recursos públicos que se estiman en torno al 1% del PIB.

¿Logran estas medidas satisfacer las condiciones puestas por el BC para que la crisis implique una caída de sólo 2,5% del PIB en el presente año?

¿Logran estas medidas satisfacer las condiciones puestas por el BC para que la crisis implique una caída de sólo 2,5% del PIB en el presente año?

La respuesta parece ser clara a esta altura: no.  La caída del PIB mundial esperada por el FMI va a impactar negativamente las exportaciones del país. Respecto de las medidas internas, en el caso de las empresas se ha hecho mucho alarde de los préstamos con interés cero. Es probable que esto fructifique pues representa en las actuales circunstancias un buen negocio para los bancos. El problema es que si bien esta medida puede beneficiar a 150 mil empresas la crisis ha hecho inviable a muchas de ellas. El problema de estas empresas no se soluciona con créditos, sino que derechamente con subsidios. Más aún, como lo han señalado representantes del sector, quedan fuera de esta medida más de 400 mil empresas no bancarizadas. Esto significa que la reanimación va a ser, en el mejor de los casos, muy lenta pues simplemente muchas empresas no van a sobrevivir a la crisis. Por otra parte, los millones de trabajadores informales e independientes podrían empezar a recibir a partir del 26 de abril (es decir 41 días después que se anunciaron las primeras medidas) el bono de $ 50 mil. Para que lleguen efectivamente esos recursos a los beneficiarios será necesario acceder a ellos, cuestión que según todos los especialistas no es sencillo, y que en el Congreso se concuerde un procedimiento rápido y simple. La difícil situación que enfrentarán todas estas personas sugiere que resulta probable un nuevo estallido, que incluso puede transformar el pesimismo del FMI, en un sueño imposible.

El problema es que si bien esta medida puede beneficiar a 150 mil empresas la crisis ha hecho inviable a muchas de ellas. El problema de estas empresas no se soluciona con créditos, sino que derechamente con subsidios. Más aún, como lo han señalado representantes del sector, quedan fuera de esta medida más de 400 mil empresas no bancarizadas.

La difícil situación que enfrentarán todas estas personas sugiere que resulta probable un nuevo estallido, que incluso puede transformar el pesimismo del FMI, en un sueño imposible.

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