En sesión de comisión del Senado, del 25 de noviembre recién pasado, destinada a analizar el candente tema, la directora de Fucatel, Manuela Gumucio, hizo la presentación que resumidamente abordó las siguientes observaciones esenciales
1.- Grave desinformación de los canales sobre los nombres de las personas fallecidas a raíz de las manifestaciones y sobre las causas de su muerte.
Nuestra TV tiene una tradición casi morbosa en el tratamiento de notas policiales: se escudriñan y repiten, hasta el cansancio, detalles de distintos hechos policiales. Sin embargo, los canales han guardado un silencio inexplicable en relación a las personas que han fallecido desde el 18 de octubre en el marco de las manifestaciones. No se informa nada sobre los nombres y las circunstancias de estos decesos, ni se conoce la opinión de sus familiares.
2.- Ausencia de pluralismo: el debate sobre el acontecer fue trasladado a los matinales con una invitación de un reducido número de personalidades políticas que se repiten en los distintos canales.
En un mismo día hemos visto a las mismas personas en por lo menos dos canales y esto reiteradamente en el curso del mes transcurrido de protestas. Es notoria la presencia permanente de Joaquín Lavín, UDI; Francisco Vidal, PPD; los senadores de RN Manuel José Ossandón y Andrés Allamand, como de Gonzalo Müller, UDI, por citar las constelaciones más socorridas de los matinales y programas de conversación.
Los paneles se estructuran con lógicas desde la política binominal, con escasa participación de la sociedad civil y una casi total ausencia de la multiplicidad de colectivos que impulsan y componen el sujeto manifestante.
Estimamos que esta falta de diversidad y la utilización política de los espacios es una infracción a la obligación de pluralismo de los canales, señalada en el correcto funcionamiento en la Ley General de Televisión. No se conoce ninguna observación ni advertencia de parte del Consejo Nacional de Televisión en la materia y, si bien esta ley conmina a esta institución reguladora a establecer los procedimientos y medios que permitan a los canales al cumplimiento del pluralismo, no se sabe- transcurridos más de 5 años desde su promulgación (el 22 de mayo de 2014)-que se haya cumplido dicha disposición.
Adicionalmente, llama la atención que los animadores, especialmente de los matinales, reiteren, de manera majadera en algunos casos, el desprestigio de la clase política, ante Diputados y Senadores, quienes difícilmente pueden enfrentar generalidades de ese orden. No corresponde a un periodista o animador, si no se refiere a la entrega de algún dato preciso de opinión pública, denigrar a un poder del Estado como el Parlamento.
3.- Desinformación sobre las condiciones de detención y sobre las personas que han quedado en prisión preventiva.
El rol de la televisión es informar a la ciudadanía sobre el desarrollo de las investigaciones judiciales y policiales, sobre todo cuando hay personas que son privadas de libertad. Se sabe muy poco sobre los procedimientos de arresto, sobre las condiciones de detención y aunque, gracias a la TV, se pudo comprobar el uso desproporcionado de la fuerza represiva, son numerosos los casos que no son mencionados. De la misma manera, se atenta contra la presunción de inocencia mostrando las caras de las personas detenidas y contra la dignidad humana, al mantener a los detenidos, una vez reducidos en actitudes corporales humillantes.
4.- Fragilidad de la televisión frente al poder económico.
Nos ha llamado la atención las amenazas de algunos auspiciadores de cortar financiamiento a medios cuya orientación no comparten como ha sido el caso de la Sociedad Nacional de Agricultura. Ello demuestra la fragilidad de nuestro sistema de medios, su vinculación directa al poder de los avisadores, sin financiamiento basal para cumplir su función de servicio público televisivo. ¿Dónde está la autonomía de los medios de comunicación?
CONCLUSIONES
La TV ha jugado un rol central en la información y construcción del sentido de los acontecimientos por todos conocidos. Ha quedado en evidencia la importancia del acceso a la propiedad de este medio, por el rol y poder que tiene. La actual concentración de la propiedad de los canales en manos de algunos grupos económicos, con un canal público desfinanciado, ha jugado en contra del derecho de las personas a ser informadas correctamente sobre los hechos acontecidos, sus causas y cursos de acción para lograr una solución a la crisis social.
Lo anterior nos recuerda la necesidad de que las nuevas concesiones de TV digitales sean asignadas con una particular preocupación por diversificar la propiedad de los nuevos canales. El CNTV responsable de su atribución no ha dado cuenta pública de los criterios para las nuevas asignaciones de espacios. Estas preocupaciones, aunque no tienen la gravedad de las violaciones a los derechos humanos que han terminado en muerte y graves lesiones, son también parte de derechos fundamentales para el desarrollo de una democracia.