Post celebraciones patrias unos pocos enfiestados se empeñan en marear a los potenciales votantes con disputas electorales en momentos que la población requiere informarse del muy próximo plebiscito y la posterior elección de la Convención Constituyente. Esta mescolanza confunde.
La unidad electoral de la oposición requiere desmontar ese escenario del desangre público por los cupos electorales.
Es de esperar que prime la calma y se abandone tanto aspaviento para marcar diferencias procedimentales que interesan a pocos, más si se sabe que ellas han contribuido a la despolitización de la denominada centro izquierda. Un ensimismamiento prolongado en ese tema no calza con el interés de la población en renovar una participación política en una escala más humana, menos robótica, menos automática, menos de lote, menos de cofradía. La unidad electoral de la oposición requiere desmontar ese escenario del desangre público por los cupos electorales.
Personajes que enmudecieron durante las manifestaciones y la pandemia reaparecieron este fin de semana en las redes y unos pocos medios disfrutando públicamente de un cahuín electoral que no se condice, al parecer, con las conversaciones iniciadas hace meses.
En tanto la derecha reitera que enfrentará unida la larga agenda electoral que se inicia con el plebiscito. Hace tiempo que levantaron la vista, lo que es toda una gracia para gente normalmente cabizbaja y preocupada por mantener las cosas tal como están. Pero ya no son lo que fueron y su actual alineamiento es de sobrevivencia.
Pero ya no son lo que fueron y su actual alineamiento es de sobrevivencia.
Si la oposición desdramatiza sus esperables y naturales diferencias, contagiándose del buen ánimo y la significativa transformación que genera la paridad de género para la Convención Constituyente, todo podría ser más simple y claro. Las mujeres opositoras saben cómo resolver una situación en la cual los encajonados en el desfiladero son unos cuantos resabiados. La paridad de género trae bajo el brazo la unidad y transversalidad necesaria para enfrentar un nutrido calendario de elecciones que renovaran parte del poder. Ello mejoraría más dando espacio a los independientes, asumiendo una renovación efectiva del padrón electoral y una mayor votación de las nuevas generaciones. La sociedad tolera más las novatadas y es muy drástica en su juicio público inmediato con la corrupción.
La paridad de género trae bajo el brazo la unidad y transversalidad necesaria para enfrentar un nutrido calendario de elecciones que renovaran parte del poder.
La izquierda desde los noventa incorporó mecanismos como las primarias, que junto al término del binominal democratizaron la participación electoral. Medidas como las cuotas de género, la paridad, la no reelección, el voto voluntario son modificaciones originadas en la historia de las luchas políticas electorales propiciadas por una parte importante de la izquierda actual. Esos cambios fueron resultado de búsquedas o copias de otras legislaciones y es casi natural que algunas generen problemáticas distintas a las esperadas, pero no lo es que otras se intenten convertir en principios inamovibles. Quienes inspiraron estas modificaciones son personas de pensamiento abierto facilitadores de cambios para mejorar la participación democrática y generar gobiernos más cercanos a las necesidades y sueños de la población. Todos los países cambian sus reglamentos y hasta los más conservadores lo hacen. Hoy observamos como en las elecciones presidenciales estadounidenses se debate sobre su sistema electoral, porque éste distorsiona la voluntad popular. Sin duda que hay intereses detrás de esta discusión, pero también hay evidencia de un anacronismo.
Todos los países cambian sus reglamentos y hasta los más conservadores lo hacen.
Chile inicia una intensa agenda electoral el próximo 25 de octubre con el plebiscito y termina el 2022 en otro plebiscito. Los miembros de la Convención se elegirán el 11 de abril del 2021 junto con alcaldes y gobernadores. La segunda vuelta de los gobernadores será el 9 de mayo. Las primarias presidenciales deben realizarse el 4 de julio para la elección del 21 de noviembre del 2021, ese día también votaremos por senadores, diputados y concejeros regionales. La segunda vuelta presidencial será el 19 de diciembre del 2021. Y el intenso ciclo electoral culminará el 2022 con el plebiscito para aprobar o rechazar la Constitución emanada de la Convención.
Chile inicia una intensa agenda electoral el próximo 25 de octubre con el plebiscito y termina el 2022 en otro plebiscito.
Este abirragado proceso requiere concentración. Necesitamos voceras y voceros enrutadores, negociadoras firmes y creativas. Siete eventos electorales requieren mucha paciencia en la mesa de conversaciones y ante las cámaras. La gente se aburrirá si todo se polariza en un cahuín eterno. Lo que puede empezar llamando la atención noticiosa, muy pronto puede desatar un distanciamiento popular con resultados fatales para la democracia que intentan fortalecer la centro izquierda y la izquierda con sus propuestas. La unidad electoral es una parte importante de cualquier estrategia transformadora contemporánea, sin el apoyo del pueblo no hay cambios que perduren.
Siete eventos electorales requieren mucha paciencia en la mesa de conversaciones y ante las cámaras. La gente se aburrirá si todo se polariza en un cahuín eterno.
La unidad electoral es una parte importante de cualquier estrategia transformadora contemporánea, sin el apoyo del pueblo no hay cambios que perduren.