La verdad tiene su hora. El magnicidio de Eduardo Frei Montalva

por La Nueva Mirada

Se ha conocido el extenso fallo (811 páginas) con que el ministro en visita, Alejandro Madrid, dictó sentencias para los involucrados en el magnicidio de Eduardo Frei Montalva. Fue el resultado de una intrincada operación criminal, impensada en su momento por los familiares de las víctimas, que iniciaban una larga búsqueda de la verdad que continúa sorprendiendo después de larguísimas décadas. Son las huellas asesinas del régimen cívico militar liderado por Augusto Pinochet.

El primer magnicidio en Chile tuvo lugar el 22 de enero de 1982. Fue Carmen Frei Ruiz Tagle quién, como senadora, hace más de 18 años, expresó su documentada convicción del asesinato de su padre. Por ello recibió descalificaciones degradantes que, incluso, motivaron un distanciamiento con su hermano y ex mandatario Eduardo, quién sólo tras el reciente fallo judicial asumió las tremendas implicancias del caso.

El primer magnicidio en Chile tuvo lugar el 22 de enero de 1982. Fue Carmen Frei Ruiz Tagle quién, como senadora, hace más de 18 años, expresó su documentada convicción del asesinato de su padre. Por ello recibió descalificaciones degradantes que, incluso, motivaron un distanciamiento con su hermano y ex mandatario Eduardo, quién sólo tras el reciente fallo judicial asumió las tremendas implicancias del caso.

Fue la ex senadora y actual vicepresidente de la Democracia Cristiana, quien, contra viento y marea, enfrentó la incredulidad de muchos, así como la esperable resistencia de los autores y encubridores, alentando la extensísima investigación con el aporte de antecedentes valiosos (junto a su hoy difunto esposo Eugenio Ortega) para llegar a la verdad, establecer responsabilidades y castigo para los culpables.

El extenso fallo del juez Madrid aporta antecedentes respecto de una trama criminal que repone, con crudeza, los mecanismos con que la dictadura sobrepasó los límites imaginables para perpetuarse en el poder. Ciertamente la decisión del magnicidio no reside en los ejecutores condenados. Es en esa perspectiva que se entienden las sentidas palabras de Carmen Frei al referirse a otras víctimas del terrorismo de Estado, cuyas familiares la acompañaron el día del fallo judicial.

El extenso fallo del juez Madrid aporta antecedentes respecto de una trama criminal que repone, con crudeza, los mecanismos con que la dictadura sobrepasó los límites imaginables para perpetuarse en el poder. Ciertamente la decisión del magnicidio no reside en los ejecutores condenados. Es en esa perspectiva que se entienden las sentidas palabras de Carmen Frei al referirse a otras víctimas del terrorismo de Estado, cuyas familiares la acompañaron el día del fallo judicial.

La dictadura cívico militar, liderada por Pinochet, al cual no pocos dirigentes de la derecha añoran  y le están “reconocidos”, debe sumar un nuevo crimen a su larga lista de delitos de lesa humanidad. La misma reacción de Carmen Frei proyecta la vileza y osadía criminal de un régimen que entre sus miles de víctimas, suma los asesinatos del General Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires, del ex Canciller Orlando Letelier y su asistente Ronny Moffit en Washington y el atentado criminal en contra del ex ministro Bernardo Leighton y su esposa en Roma.

La fundada sentencia del ministro Madrid consta de  más de 800 documentadas páginas. Es un documento necesario, más allá del debate sobre la magnitud de las condenas. Especialmente para las nuevas generaciones que no vivieron los horrores de una dictadura, la larga lucha en defensa de los derechos humanos y por la recuperación de la democracia.

La fundada sentencia del ministro Madrid consta de  más de 800 documentadas páginas. Es un documento necesario, más allá del debate sobre la magnitud de las condenas. Especialmente para las nuevas generaciones que no vivieron los horrores de una dictadura, la larga lucha en defensa de los derechos humanos y por la recuperación de la democracia.

Desgraciadamente la investigación no permite identificar a los autores intelectuales que ordenaron este magnicidio pero resulta más que evidente a quienes podría beneficiar. Tampoco a los cómplices pasivos y encubridores, que intentaron negar los hechos que hoy la justicia ha acreditado.

Es la trama del magnicidio. Como fue gestado y ejecutado. Con irrefutables antecedentes que prueban la participación y autoría de los inculpados. Desgraciadamente la investigación no permite identificar a los autores intelectuales que ordenaron este magnicidio pero resulta más que evidente a quienes podría beneficiar. Tampoco a los cómplices pasivos y encubridores, que intentaron negar los hechos que hoy la justicia ha acreditado.

Dicen que la justicia tarda pero llega.

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