Este próximo domingo se realizarán las elecciones primarias, de las cuales podría salir el próximo mandatario (solo compiten hombres). No es seguro pero posible. ¿El país tendrá su primer presidente comunista? ¿un nuevo gobierno de derecha? ¿Un representante del Frente Amplio que hace muy pocos años era un dirigente estudiantil? Ello alienta las esperanzas de muchos y los temores de otros (as).
Las primarias dibujarán un nuevo mapa político y podrían ofrecer más de una sorpresa. En especial las de la izquierda, en donde se enfrentan el comunista Daniel Jadue y Gabriel Boric por el Frente Amplio. En Apruebo con Dignidad se anuncian bastante más competitivas que las de Chile Vamos, en donde Joaquín Lavín pareciera contar con una garantizada ventaja.

En la izquierda se han producido novedades en el curso de la campaña. Con Gabriel Boric escalando de menos a más. Se ha mostrado asertivo y seguro en los debates presidenciales. Su franja televisiva es más creativa y novedosa. Y no ha escatimado gestos de apertura hacia el ámbito socialista.
Y aunque Daniel Jadue ha afirmado que lo tiene sin cuidado el voto de estos sectores, perdió la compostura acusando al candidato del Frente amplio de ir a buscar los votos de la ex Concertación, “que buscamos dejar atrás”, mientras otro tanto apuntaba su timonel partidario Guillermo Teiller.

Sorprendió que después de un debate televisivo en que prevaleció el guante blanco, Jadue entrara al abierto terreno de descalificación de su “compañero de ruta”, imputándole gratuitamente aprobar leyes represivas en contra de manifestantes de la revuelta.
Bien pudiera ser que Daniel Jadue tuviese encuestas propias que confirmarían lo que algunos analistas reiteran en torno a un estrechamiento en las opciones de triunfo en las primarias dominicales.
No son pocos los independientes de izquierda, se especula con algunos de derecha, que habrían decidido votar por Gabriel Boric para frustrar la opción de Jadue que alientan las encuestas conocidas. Y ciertamente serán los independientes quienes dirán la última palabra. Con la sola militancia no alcanza. Jadue tropezó con torpezas e inhabilidades varias. Como ocurrió en torno a su afirmación sobre el cierre necesario de PYMES que no puedan pagar sueldos dignos. Sus quejas contra los periodistas son de incierta eficacia y las descalificaciones a su adversario, quizás pensando en un voto más radical de castigo al imputado “amarillismo” de su adversario, le pueden jugar en contra.
Si se incorpora el factor Cuba – hoy en la palestra informativa- con masivas protestas ciudadanas por la situación sanitaria y el desabastecimiento, duramente reprimidas por los servicios policiales, poco ayuda a las definiciones comunistas criollas. Fiel a su tradición, el PC ha expresado su irrestricto apoyo al gobierno cubano, en tanto que Jadue acusa a Boric (que no dudó en cuestionarlo), de estar más preocupado de lo que suceda en la isla que lo que ocurre en nuestro país.
Un eventual triunfo de Gabriel Boric complicaría a la derecha, que apuesta al “cuco” comunista (Lavín es el más interesado en enfrentarse con Jadue, como ansiada tabla de salvación para el disminuido oficialismo), pero también a la DC que esquiva las primarias pensando en su opción competitiva ante un postulante presidencial del PC.
Los eventuales costos de las primarias
Como es natural y esperable, las contiendas electorales, también las primarias, generan roces, tensiones y resquemores. Y no sería extraño que, tras su desenlace, se generaran quiebres o realineamientos. Especialmente en la derecha, en donde Mario Desbordes, autoidentificado con la llamada derecha social, ha sumado deserciones entre parlamentarios de RN. Tanto en favor de Sebastián Sichel, como de Joaquín Lavín, que sitúan al abanderado de RN disputando el tercer o cuarto lugar en las primarias de su sector.

Puede que no se produzca un quiebre inmediato y que la mayoría de Chile Vamos se cuadre con Lavín, pero tiene por delante el desafío de superar aquella debilidad discursiva evidente en los debates previos y la percepción creciente de ser un candidato desechable.
Más hacia el futuro, es muy difícil que las dos almas de la derecha puedan seguir cohabitando bajo un mismo techo partidario. Sobre todo, en un escenario de derrota.
En el caso de la izquierda, los quiebres y reacomodos son más complejos. No hay dudas que, de ganar Jadue, el Frente Amplio se cuadraría con su postulación (no necesariamente los independientes). Y a la inversa, el PC no tendría otra opción que apoyar a Boric, por más condiciones que instale para la competencia parlamentaria.
La incertidumbre persevera con la incomodidad en la relación del ámbito socialista con la falange. Por cierto, no sería indiferente ante la eventualidad de triunfos de Lavín y Jadue.
Las primarias convencionales y las definiciones de la DC

La decisión de Carlos Maldonado, precandidato presidencial del PRSD, de sumarse a la propuesta de primarias convencionales, proponiendo un mecanismo electrónico y fechas posibles para su realización, le pone mayor presión a la DC.
Sin embargo, las opiniones están fuertemente divididas en la falange. Ni la presidente de la Democracia Cristiana, Carmen Frei, ni la eventual candidata de ese partido, Yasna Provoste, son partidarias de primarias convencionales. Ambas sostienen que la actual presidenta del Senado es la única opción verdaderamente competitiva para enfrentar al candidato de la derecha y al de la izquierda. Sobre todo, si este resulta ser Daniel Jadue. Invocan el precedente de Soledad Alvear, cuando declinó su opción en favor de Michelle Bachelet. Y ambas opinan que estas primarias convencionales, además de los problemas técnicos, contienen un alto riesgo para la candidata de la DC.
Por su parte, el resto de los partidos de la Unidad Constituyente (PS-PPD-Nuevo Trato y PRSD), se han negado a considerar un plan B, poniendo todos sus esfuerzos para aprobar el mecanismo de primarias, que posibilite levantar una candidatura única para enfrentar la próxima elección presidencial.
Es demasiado lo que se juega al interior de este sector político de cara a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias. En lo sustantivo, la posibilidad de levantar una alternativa verdaderamente competitiva frente a la derecha y la alianza entre el PC y el Frente Amplio. La necesidad de recomponer una alianza entre el centro y la izquierda, en base a un programa de cambios y transformaciones, que asegure la gobernabilidad futura del país. Y la composición de un nuevo parlamento que con mayoría progresista.
Todos los partidos que integran, o integraban, la Unidad Constituyente están más que conscientes de los riesgos que presenta el camino propio y la división. Esa experiencia la vivió la Democracia Cristiana en la pasada elección, pagando un alto costo político y electoral. Y ninguno quiere repetir el error que podría condenarlos a la marginalidad e intrascendencia.
Para el próximo 24 y 25 de Julio la DC tiene programada una Junta Nacional en donde deberá resolver si opta por primarias convencionales o mantiene la indefinición, a la espera que sus aliados declinen sus opciones para apoyar a la candidata mejor posicionada en las encuestas.
Sin duda, el resultado de las primarias del próximo domingo será un dato decisivo. Si finalmente es Lavín el candidato de Chile Vamos y Boric sorprende ganándole a Jadue, el escenario será muy distinto al hasta hoy considerado como casi predeterminado para las opciones futuras.

Ciertamente Gabriel Boric sería un candidato más difícil de enfrentar para la derecha, como para la centroizquierda. Sobre todo, si fracasan las primarias convencionales y Yasna Provoste se impone como candidata, sin un mecanismo democrático que la legitime. Ello amenaza con desfondar electoralmente a los partidos del ámbito socialista, que podrían inclinarse por apoyar a Boric. Y la candidata de la DC tan solo podría esperar, al igual que en 1964, que la derecha se inclinara hacia el mal menor.
Una alternativa en contra la cual ha prevenido el comando de Joaquín Lavín, recordando el alto costo que pagó la derecha por ese apoyo y la escasa retribución que recibiera. Y no son pocos los militantes de la Democracia Cristiana que recuerdan la máxima de Radomiro Tomic. “Cuando se gana con la derecha, es la derecha la que gana…”