Más vale otra manera de apearse. Por Mario Valdivia V.

por La Nueva Mirada

En aquellos tiempos era decisivo optar entre ser un partido programático o uno ideológico. Eurocomunistas y comunistas realmente existentes se dividían sobre esta cuestión definitiva. Ninguno luce muy bien hoy día. Quizás es porque comparten la creencia de que las ideas gobiernan el mundo. Como ocurre con las contradicciones, tienen siempre más en común de lo que suponen. (Se me ocurre que Parra lo tenía clarito) Decidir entre una opción y la opuesta no cambia tanto las cosas, después de todo, aunque pueda originar guerras entusiastas.

La raíz del ideologismo de estirpe Hegeliana consiste en la suposición de que la historia consiste en un despliegue lógico; que obedece a una razón. Conocer esa lógica permite saber qué hacer en cualquier situación histórica. El idealismo programático consiste en la creencia que el ser humano puede diseñar el futuro, descubriendo razones suficientes – causas – en el presente. En el primer caso, se supone que hay una ley general de la historia. En el segundo, se supone que los seres humanos son capaces de crear teorías que les permite predecir el futuro en el presente. Aunque diferentes, las dos suponen que la acción competente, o significativa, debe tener bases racionales.  

Más que transformarse por la resolución de oposiciones que mantienen estable un trasfondo compartido, creo que el mundo actual cambia por la emergencia de diferencias singulares contingentes. La historia y el ser humano histórico regresan por sus fueros. No cabemos en moldes, oigo que nos gritan a la cara. Programar el futuro o tener certeza racional sobre su dirección, se ven claramente como ilusiones hermanadas. Con altas probabilidades de fracasar.

¿Qué podemos saber de las capacidades humanas y el curso de la historia en la era de lo trans humano, la disolución de las diferencias sexuales, la genética molecular, la bioingeniería, las pandemias, la resurrección de las nacionalidades, los nuevos mundos y relaciones digitales, la corrosión de la democracia representativa, los poderes económicos exorbitantes y el debilitamiento del estado nacional …?

Habrá que buscar otra manera de apearse para atinarle con el futuro.   

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