No da lo mismo

por La Nueva Mirada

Ciertamente que no da lo mismo votar por Boric o Kast, como sostuviera la expresidenta Michelle Bachelet. La inmensa mayoría del país, incluyendo a la propia derecha, lo tiene más que claro. Como lo hace evidente la opinión pública internacional, que no duda en identificar a José Antonio Kast(JAK) con Donald Trump y Jair Bolsonaro.

 Tal como afirmara el influyente diario alemán, Der Spiegel, en un reciente artículo, el candidato de la ultraderecha representa “un tenebroso viaje al siglo pasado”. El negacionismo y la añoranza de un régimen militar, del cual JAK fue un ferviente partidario y cuyo “legado” no vacila en reivindicar. Su campaña está basada en el miedo, la mentira, y la defensa del orden autoritario en lo político, neo liberal en lo económico y conservador en lo valórico.

Es un camino que el país ha recorrido y que con muchos esfuerzos está dejando atrás. Y obviamente parece necesario no tropezar con piedras similares.

Es verdad que tanto Boric como JAK han introducido importantes reformas a sus programas de gobierno originales, acogiendo aportes de diversos sectores que les han ofrecido su apoyo en esta segunda vuelta para capturar el voto esquivo de primera ronda.

Pero ese intento no convierte a JAK en un aspirante algo moderado. Su campaña continúa esencialmente basada en el terror, la xenofobia y la propuesta de un orden autoritario, mientras descalifica a su adversario con mentiras flagrantes.

Gabriel Boric encarna una opción de cambios. Enfatizando la paz, con transformaciones en orden y seguridad para la población. De manera gradual. Valorando, a diferencia de su contrincante, el proceso constituyente en curso. Y con una reinstalada consideración de los últimos treinta años, asumiendo tanto sus logros como vacíos evidentes.

La expresidenta y actual Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, tan sólo ejerce su derecho ciudadano al sostener que no da lo mismo por quién votar, confirmando que lo hará por Gabriel Boric, que representa una opción de cambios, en línea con su propia historia y trayectoria de ex mandataria de Chile.

No deja de resultar patético y bastante ridículo que parlamentarios de derecha rasguen vestiduras, demandando que deje su alta investidura por este supuesto” intervencionismo”.

Lo absurdo sería que ella escondiera su legítimo derecho ciudadano. Tal como lo han hecho el expresidente Lagos, miles de artistas e intelectuales, mas de 40 premios nacionales, la presidenta de la Convención Constituyente, organizaciones sociales y colegios profesionales.

La disyuntiva que enfrenta el país no es entre derecha o izquierda, ni entre el orden o el cambio. Es entre la regresión autoritaria y una democracia profundizada y perfeccionada. La posibilidad histórica de tener una nueva constitución redactada en democracia o mantener la actual. Avanzar en mayor justicia tributaria o rebajar los impuestos a quienes más tienen. Tener un autentico sistema de protección social o mantener el sistema actual,  a todas luces injusto y discriminador, con pensiones miserables. Una salud y una educación para ricos y una muy distinta para pobres. Entre consolidar las profundas desigualdades o avanzar para acortar la brecha en la distribución de los ingresos.

Todo eso y más se juega el próximo 19 de diciembre. Por eso no hay espacios para la neutralidad, la abstención o la equidistancia. Votar en blanco, abstenerse o no votar, es decidir que da lo mismo quien gobierne el país en los próximos cuatro años. Y, a toda evidencia, no da lo mismo.

¿Qué pasaría si JAK fuera elegido?

Muchos sostienen- el diario Der Spiegel entre ellos- que sería “una bomba de relojería en contra de la democracia”. Con el serio riesgo de que el país sea ingobernable. Desde luego, JAK no tiene posibilidades de ampliar la base de sustentación de su hipotético gobierno más allá de las fronteras de Chile Vamos y su partido Republicano. Quizás con la incorporación de algunos descolgados ex DC, que tan sólo se representan a si mismos, y que han optado por la abstención o derechamente han anunciado que votaran por el candidato de la ultraderecha. Entre ellos, el controvertido ex ministro de Hacienda Eduardo Aninat. Al respecto, valga recordar que Roberto Zahler, cuando fuera presidente del Banco Central, se querelló en contra del empresario Andrónico Luksic, por el pago de la deuda subordinada que mantenía el Banco Chile, en tanto que el entonces ministro Aninat apoyó al dueño del Banco, en contra de los intereses del Estado de Chile. Hoy Zahler apoya a Boric, en tanto que Aninat opta por Kast.

Continuando con el perfil de un hipotético gobierno de JAK ¿quiénes podrían conformar su gabinete ministerial? ¿Cuántos y cuáles representantes republicanos, de la UDI o Renovación Nacional (Evópoli ha anunciado que no lo integraría)? Y ¿cómo cumplirá su promesa de salirse de la ONU, expulsar a los inmigrantes ilegales y construir su proclamada zanja en la frontera para detener la inmigración. ¿Como pretende “pacificar” la Araucanía? ¿Como piensa bajar los impuestos a los sectores de mayores ingresos y frenar las demandas sociales? ¿Y que pasaría con el proceso constituyente, que debería culminar su cometido en el próximo mes de julio?

Es mas que evidente que ese eventual gobierno no tendría mayoría parlamentaria y sería muy difícil construir acuerdos con una oposición muy variopinta.

No es una frase al voleo: JAK no garantiza la gobernabilidad futura del país.

¿Y si Boric es presidente?

De acuerdo a los resultados de la primera vuelta presidencial y las elecciones parlamentarias, Apruebo Dignidad, la coalición que lidera Boric, es minoritaria. Ni aún juntando las bancadas de la actual oposición, logra reunir una mayoría parlamentaria. Ello plantea más de una dificultad a la hora de conformar una mayoría simple y más aún para una mayoría calificada, como la que establece la actual constitución en determinadas materias.

Boric sabe que requiere ampliar la base de sustentación de su eventual gobierno. Una tarea que no es fácil. Partiendo por las restricciones al interior de su propia coalición. La decisión de la DC de no integrar su eventual gobierno se agregan a las dudas y diferencias al interior del PS en el hipotético caso que producirse algún tipo de convocatoria.

Así, su mejor opción podría ser conformar un gobierno suprapartidario, invitando a profesionales de un amplio espectro opositor, independientemente de su militancia mientras busca un pacto de gobernabilidad en base a la realización de su programa. Todo ello en el marco de aquella “convergencia programática” que ha ido construyendo con la centroizquierda(incluido el PRO).

Ello no excluye la opción de buscar entendimientos parciales con ciertos sectores de la llamada derecha social(cercanos a Evópoli y algunos a RN) abiertos a algunas de las transformaciones contenidas en el programa de Gabriel Boric..

Es muy difícil e improbable que la derecha pueda mantener su unidad en el escenario de una derrota presidencial. Sobre todo, con una ultraderecha fortalecida y aglutinada por JAK. En esas circunstancias lo más probable sería un reagrupamiento y una posible división entre la llamada derecha dura y sus sectores mas liberales. Y eso favorece la posibilidad de establecer diálogos y acuerdos más que necesarios para asegurar la gobernabilidad futura del país.

Ello no implica necesariamente volver a la vilipendiada política de los acuerdos o democracia de los consensos, pero sí requiere de diálogo, con respaldo social y político, que incluya a un segmento de la derecha hoy incómodo con el liderazgo extremo de JAK

La gobernabilidad futura del país no está garantizada, pero ciertamente Gabriel Boric tiene mayores posibilidades de alcanzarla. Depende de una buena gestión política y la responsabilidad de los partidos para asegurarla. Sean de gobierno o de oposición.

¿Boric favorito?

Las encuestas y casas de apuesta dan como favorito a Gabriel Boric. Así lo parecen asimilar el mercado, y los diversos actores políticos. Falta saber que dice la gente, los ciudadanos que concurran a votar. Se estima un universo superior a los siete millones de ciudadanos (siete millones cuatrocientos mil). Y mucho depende de la composición de aquel universo. Si votan los jóvenes, las comunas populares y las regiones.  Si los partidarios del apruebo en el proceso constituyente se movilizan.

En el terreno internacional, la elección del próximo 19 de diciembre es seguida con especial atención e interés. Diversos medios continúan alertando sobre los riesgos de una regresión autoritaria, Por su parte, Gabriel Boric ha recibido el respaldo de numerosos lideres internacionales, partidos progresistas y destacados artistas e intelectuales.

De concretarse su victoria, ello marcaría un nuevo ciclo político en el país. Un ciclo de cambios y transformaciones. Con una nueva constitución redactada en democracia, en orden y paz social sustentadas en un proceso de cambios en marcha . Con enormes desafíos por delante, grandes sueños por cumplir y demandas por satisfacer.

Es evidente que no da lo mismo.

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