Durante esta última semana, en medio del estupor expectante de la elección que cursa Estados Unidos, me llegó a través de alguna red, una invitación a suscribir dos manifiestos: el primero, que propone la instalación de un estado cultural en Chile y que se declare la creatividad como derecho constitucional, ya que “Hoy como país necesitamos una nueva civilización que inicie la construcción de un Estado Cultural”; el segundo manifiesto es, propiamente, una protesta, porque “El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio ha notificado un recorte presupuestario de 700 millones de pesos para el 2021 al Centro de Extensión Artística y Cultural, CEAC, organismo de la Universidad de Chile, al cual pertenecen la Orquesta Nacional Sinfónica, el Ballet Nacional de Chile-Banch, el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal de la Casa de Bello”. En ambos casos, para contextualizar la declaración, se alude a que vivimos un “segundo apagón cultural”, del cual este recorte presupuestario sería una manifestación.
Durante la semana, estos documentos han sido suscritos por variadas personas, las que pueden seguirse en el hilo de la conversación digital. Entre quienes firman, hay varias amigas y amigos que conozco de larga data, la mayoría de ellos vinculados, a través de diversos caminos, a la literatura. Y es esta acción la que me llamó la atención y me hizo marcar estas páginas. Por supuesto, no me sorprendió que muchos artistas, escritores, profesores y profesionales de diversas áreas suscribieran la protesta por el recorte presupuestario, o por la nula disposición del gobierno a subir el porcentaje del PIB destinado a la cultura, o por la falta de apoyo más efectivo y contundente para los miles de trabajadores de la cultura que no han podido hacerlo producto de las restricciones impuestas por la pandemia. Estas demandas son todas justas, legítimas y requieren ser visibilizadas. Y no conozco a nadie del sector que esté en contra de estas demandas.
Lo que de verdad me llama la atención, en rigor, es la adjetivación del tema y el proceso de resignificación asociado a la protesta.
Lo que de verdad me llama la atención, en rigor, es la adjetivación del tema y el proceso de resignificación asociado a la protesta. ¿A qué me refiero? Ambos documentos, en alguna parte relevante de sus textos, afirman que vivimos un “segundo apagón cultural”. Los más viejos tenemos memoria y sabemos cómo fue el “primer apagón cultural”, cuyo periodo más intenso ocurrió entre 1973 y 1980. Durante esos años hubo censura, es decir, no se podía publicar ni presentar ningún espectáculo público sin previa autorización (por escrito y en papel timbrado) de la autoridad gubernamental. Había una oficina para esos efectos. Muchos guardamos todavía algún documento oficial que autorizaba o negaba una publicación, ya sea literaria o periodística. O recordamos obras de teatro clausuradas por la fuerza, al segundo día de su estreno. ¿Se acuerdan de “Lo crudo, lo cocido y lo podrido” de Marco Antonio de la Parra? A nuestros músicos (canto nuevo y otros), sostenedores de salas de teatro o de conciertos (como el Café del Cerro o la Peña de Nano Parra), les costaba trabajo organizar un concierto y, si lo hacían, vivían bajo el temor de que la fuerza pública se apersonara en el lugar y los clausurara. Para qué decirles que jamás recibieron un solo peso del estado para la realización de sus actividades. Muchas librerías y editoriales cerraron sus puertas. Pasaron años antes de que, tímidamente, empezaran a surgir algunas nuevas. En fin, esto está investigado, escrito, registrado. Eso era el apagón cultural. Entonces, ¿lo que vivimos a partir de la pandemia –rebaja de presupuestos para la cultura- es un nuevo apagón cultural?
Eso era el apagón cultural. Entonces, ¿lo que vivimos a partir de la pandemia –rebaja de presupuestos para la cultura- es un nuevo apagón cultural?
La afirmación a mí me suena un poco delirante. De hecho, podría recordar muchas actividades culturales que se han realizado durante estos meses que han tenido respaldo del estado. He visto obras de teatro en formatos digitales, lanzamientos de libros (no pocos) en “zoom”, seminarios (o webinars, como se les dice ahora), libros nuevos de todo tipo, librerías que tienen despacho a domicilio (delivery, le dicen). Me imagino que los suscriptores de estos documentos también lo saben. Incluso sus redactores lo deben saber. Entonces, “el segundo apagón cultural” de dónde sale. Por supuesto, yo no lo sé, pero se me ocurre una hipótesis explicativa de carácter conspirativo: hablar de este segundo apagón es lo menos relevante, porque el objetivo final de este discurso es instalar un tema mucho más serio.
¿A qué me refiero? En los documentos que he mencionado, junto con el apagón, se habla de una cifra mágica: los 47 años. Así, se asegura que “El ministerio del ramo [de la cultura y las artes], junto a su mediocre hacer, protagoniza “el segundo apagón cultural” [el destacado es original], recordando que no fueron 30 pesos ni 30 años, sino 47 años los que se viven.” Aquí está la madre del cordero. En esto, las matemáticas son simples: 2020, menos 47, es igual a ¡1973! Y qué pasó en 1973, hubo un golpe de estado y se instaló la peor dictadura de nuestra historia durante 17 años. Entonces, se trata de afirmar que en Chile nada ha cambiado desde el golpe de estado, como si siguiéramos viviendo en dictadura. La evidencia: el recorte presupuestario. Este es, y no otro, el objetivo encubierto de darle este contexto a la protesta.
Lo que me asombra es que muchos y muchas artistas e intelectuales que, por una parte, vivieron bajo las políticas culturales de la dictadura, suscriban que dichas políticas siguen vigentes hoy
Lo que me asombra es que muchos y muchas artistas e intelectuales que, por una parte, vivieron bajo las políticas culturales de la dictadura, suscriban que dichas políticas siguen vigentes hoy, como si ellos mismos no hubiesen sido (muchos de ellos, más de una vez) beneficiarios del Fondart y luego de los diversos fondos creados (artes visuales, música, libro, etc.), o hubiesen sustentado editoriales a través de las licitaciones anuales del Fondo del libro, o hubiesen participado en las Ferias internacionales del libro (Guanajuato, Madrid, etc.) con el apoyo del estado de Chile, gracias a las políticas culturales que se implementaron después de 1990. El estado de Chile –durante los gobiernos de la Concertación- instauró premios literarios significativos, como nunca hubo en tiempos de dictadura. Los premios del Consejo del libro, en versiones inéditos y editados, anuales, con jurados pagados por el estado (entre los cuales hay suscriptores de los manifiestos), han sido de relevancia para muchos escritores y escritoras. Entonces, adherir a una protesta, donde se quiere pasar gato por liebre al homologar las políticas democráticas a las de la dictadura, me sorprende. ¿Desaprensión, prurito de protesta, entusiasmo artístico o simple delirio? No quiero juzgar. Me gustaría creer que se trata solo de un delirio movido por la inminencia de cambios importantes en el país. Pero tiendo a creer –disculpen mi teoría conspirativa- que hay un discurso, instalándose hace mucho tiempo, que busca eliminar la distinción de lo que fue Chile y su política durante los 17 años de dictadura, con los 30 años de la nueva democracia, la que tendrá muchas zonas oscuras, pero esas se pueden discutir serenamente sin intentar descalificarla, distorsionando la realidad. En estos días de elecciones mundiales, ya sabrán a quién me recuerdan esas estrategias.
Entonces, adherir a una protesta, donde se quiere pasar gato por liebre al homologar las políticas democráticas a las de la dictadura, me sorprende.
En estos días de elecciones mundiales, ya sabrán a quién me recuerdan esas estrategias.
2 comments
QUERIDO ANTONIO EL APARTAIR NO SOLO ERA EN SUDAFRICA, ACA EN CHILE SIEMPRE HA EXISTIDO, DESDE LOS AÑOS 1950 DE LA PLAZA ITALIA PARA ARRIBA ERA LA CIUDAD SI GENTE LINDA CON SERVIDUMBRE COCHES DESPUES AUTOS VIVIAN BIEN , SECTOR SUR Y PONIENTE LA CIUDAD NO ( POESIA A CIUDAD DE NEW YORK 1971 DE Y. YEVTUSHENKO,CUANDO VISITO A R. NIXON EN LA CASA BLANCA Y TOMO TE CON EL ANTE MIRADA ATONITA DE SOC. DEESCRITORES SOVIETICOS ALA QUE NO PERTENECIA) SECTOR SUR Y PONIENTE CALLES DE TIERRA POBREZA CAMPAMNTOS 1 HOSPITAL EL BARROS LUCO ,GONDOLAS CARROS DESPUES MICROS SIAN AREAS VERDES ALCOHOL DROGA
Y TODO ESO REVENTO 15 DE OCTUBRE . ESTO LO SABIA TADA LA CLASE POLITICA PERO SE HACIAN LOS TONTOS HASTA AHORA.LE ADMNISTRAVANMODELO A DERECHA Y CONTENIAN AL PUEBLO. ES ESTADO PAIS ES MALO Y PUEDE TERMINAR EN UN ENFRENTAMIENTO
DONDE SE IMPONDRAN LAS FFAA. Y TODO SEGUIRA IGUAL, COMO CARACASO QUE DEJO 5 MIL MUERTOS MCV
han sido tiempos dificiles car con censura y sin recursos es un doble trabajo,el apagon fue total publicaciones, discos, libros, tvn , areas extencion universidades la autocensura , ademas no respetar las reglas como minimo te despedian o te te tomaba la seguridad, ahora no
menor recores ley presupuesto cultura , deporte tvn quebrada a la venta, impuesto iva libros , eventos culturales , el arte en todas sus
formas dignifica la persona humana , y se suma a esto covid-19 salas cerradas, fac. de arte cerradas , museos, espacios publicos no se como
actividad se sostiene. otra cosa es llevar la buena cultura a la gente la reciben con cariño y la agradecen a veces gente que nunca vio ballet o un coro sifonico . el rt es la medicina del alma puede que viajes pero si lees viajas a donde quieras mcv