Piñera ante un jaque… ¿mate?

por La Nueva Mirada

La poco esperada y estruendosa derrota de Sebastián Piñera tras la votación de la Cámara de Diputados aprobando, en primera instancia, el retiro del 10% de los fondos en las AFP marca un hito mayor en la ya desacreditada gestión del mandatario.

La poco esperada y estruendosa derrota de Sebastián Piñera tras la votación de la Cámara de Diputados aprobando, en primera instancia, el retiro del 10% de los fondos en las AFP marca un hito mayor en la ya desacreditada gestión del mandatario.

La doble derrota sufrida por gobierno en la Cámara de Diputados es un traspié estratégico. En un régimen parlamentario tendría que renunciar, pero estamos en uno presidencial.

En lo esencial es una derrota personal de Sebastián Piñera, que apostó a todo el gastado capital político que le resta para alinear su coalición con los saldos a la vista. Y es un fracaso del equipo político, en especial de los ministros de Hacienda y del Interior para revertir la iniciativa que, en pocos días, golpeó el tablero político, social y económico del país.

La monolítica disciplina de la UDI es solo un recuerdo. Mientras el timonel de RN, que mantuvo su distante abstención, observa cómo se prolonga una abierta tensión intestina.

Tras esta derrota, el gobierno enfrenta un dilema en donde no tiene opciones para ganar. Algo similar a un jaque de ajedrez. Por el incierto futuro de la iniciativa opositora en el Senado y la casi imposible viabilidad de recurrir al Tribunal Constitucional, en el contexto de un reanimado estallido social como el que se insinúa y su altísima desaprobación ciudadana (como lo muestran las encuestas). O rendirse a lo inevitable, permitiendo que prospere, con la fuerte oposición del principal sector empresarial que apostó, sin demora, a una presión sin escrúpulos para cuestionar la iniciativa legislativa

Tras esta derrota, el gobierno enfrenta un dilema en donde no tiene opciones para ganar. Algo similar a un jaque de ajedrez.

En verdad, lo central hoy en día no es tanto el futuro de la reforma constitucional, que aún debe sortear obstáculos no menores partiendo por su aprobación en el Senado. Y aún el mandatario podría tentarse con un derecho a veto.

Un gobierno que llega tarde y mal a los problemas

Lo esencial es que una contundente mayoría parlamentaria, con evidente apoyo ciudadano le ha infringido un golpe contundente a la política mezquina del Ejecutivo, que un día antes de la votación dio señales egoístas ante la aflictiva situación de la llamada clase media.  Tardía, controvertida y con letra chica, no logra convencer ni a sus propios partidarios.

Lo esencial es que una contundente mayoría parlamentaria, con evidente apoyo ciudadano le ha infringido un golpe contundente a la política mezquina del Ejecutivo, que un día antes de la votación dio señales egoístas ante la aflictiva situación de la llamada clase media.  Tardía, controvertida y con letra chica, no logra convencer ni a sus propios partidarios.

Todo explota en medio de un convulsionado clima social, en donde no tan sólo se reactivan las manifestaciones, con masivos “cacerolazos” de ciudadanos que rechazan el sistema de las AFPs y apoyan el retiro de parte de sus fondos previsionales, sino también hechos de violencia, como el ataque a comisarías de carabineros, quema de buses e intentos de saqueos a supermercados, en donde no se descarta también la mano del narcotráfico y el crimen organizado.

El retiro de un 10 % de los ahorros previsionales ha generado una fuerte reacción no tan sólo de parte de las AFPs, que manejan cerca del 80 % del PIB (más de 200.000 millones de dólares), también del gran sector empresarial y los llamados “poderes fácticos”, que han desplegado una intensa campaña de descrédito en contra de la iniciativa, anunciando un verdadero cataclismo económico en el caso que la iniciativa aprobada en la cámara baja se consolide institucionalmente.

El mandatario, que no ha dudado en respaldar a su equipo político, ha asumido un rol protagónico en el intento de disciplinar a su coalición y él carga con la principal responsabilidad en este fracaso mayor.

Normalmente, en un sistema democrático en donde el equipo político del gobierno sufra un revés como el del miércoles 15 de julio, los ministros debieran presentar su renuncia y dejar en libertad de acción al presidente para proceder a renovar su gabinete. Pero es más que dudoso que algo así pueda suceder, al menos en forma inmediata. El mandatario, que no ha dudado en respaldar a su equipo político, ha asumido un rol protagónico en el intento de disciplinar a su coalición y él carga con la principal responsabilidad en este fracaso mayor.

La coalición oficialista está profundamente fracturada. La bancada de Renovación Nacional, su partido mayoritario, está quebrada en dos comités, con guerra interna declarada, mientras todo apunta a una dura confrontación en las próximas elecciones internas.

La exigente agenda post pandemia

No deja de ser inquietante la debilidad del gobierno para garantizar una salida política a la crisis que vive el país, asumiendo una agenda tan exigente y apremiante como la que enfrentará el país tras la pandemia,

Naturalmente la agenda sanitaria seguirá ocupando un lugar determinante por largo tiempo. No tan sólo para enfrentar el desafío de una desescalada planificada, asumiendo las medidas de prevención para evitar nuevos rebrotes de la pandemia, que necesariamente debe ser debatida y consensuada con autoridades locales y regionales, el Colegio Médico, expertos, organizaciones profesionales y sociales.

la agenda sanitaria seguirá ocupando un lugar determinante por largo tiempo.

Se suman las largas listas de espera en atenciones de salud postergadas por la emergencia sanitaria, El reforzamiento y la reforma del sistema de salud aparecen como un imperativo mayor.

A ello se suma la necesidad de asumir el enorme impacto social generado por la pandemia y el propio estallido social, cuyas demandas aún no encentran un cauce institucional que permita procesarlas y darles respuestas.

Aún no es posible dimensionar con todo el rigor necesario el impacto social de la crisis en curso, pero todo indica que es gigantesco.

Aún no es posible dimensionar con todo el rigor necesario el impacto social de la crisis en curso, pero todo indica que es gigantesco. Cerca de dos millones de personas han perdido sus empleos o han sido suspendidos, La cesantía puede continuar sumando cifras récords, en torno al 25 %. Miles de pequeñas y medianas empresas han quebrado o se encuentran al borde de la quiebra. Proliferan las ollas comunes y el fantasma del hambre ya es realidad en sectores populares, mientras que la llamada clase media (tan heterogénea) sufre el severo impacto de la crisis.

el fantasma del hambre ya es realidad en sectores populares, mientras que la llamada clase media (tan heterogénea) sufre el severo impacto de la crisis.

Equivocando las prioridades

El gobierno insiste en criterios de focalización antes que la universalización de las ayudas a sectores necesitados. La calificación de los beneficiarios ha sido lenta y engorrosa, con demasiada letra chica, como sostiene la oposición.

Con toda seguridad, la crisis social se proyectará por largo tiempo. Obligando a mantener las medidas de protección social y ayuda, con ajustes del sistema de protección social que evidenciado sus precariedades e insuficiencias.

Eludir los costos de un predecible nuevo estallido social requiere de una renovada gestión política y de protección social que parecen estar lejos de constituir prioridades para un gobierno que aborda con vacilaciones y erráticamente la reactivación económica.

Eludir los costos de un predecible nuevo estallido social requiere de una renovada gestión política y de protección social que parecen estar lejos de constituir prioridades para un gobierno que aborda con vacilaciones y erráticamente la reactivación económica.

El arduo debate en torno a la reforma constitucional para el retiro del 10 % de los fondos previsionales ha permitido relevar el tema de fondo, que apunta a una reforma integral del sistema previsional. Tal como lo ha reconocido el propio mandatario, al instruir a sus debilitados ministros del Interior y de Hacienda a entrar en conversaciones con la oposición para acelerar la tramitación del proyecto presentado por el ejecutivo, trabado por serias diferencias en torno a sus contenidos.

El desafío es cómo avanzar hacia un verdadero sistema de previsión social mixto, con aportes de los trabajadores, empresarios y el Estado, con mayores grados de solidaridad intergeneracional y competencia en su administración. Un debate urgente para los próximos meses.

En el plano institucional, el país enfrenta un intenso cronograma político y electoral, que se inicia con el plebiscito de entrada al proceso constituyente, reprogramado para el próximo mes de octubre, cuestionado por sectores relevantes de la derecha que apuestan a eludirlo por la vía parlamentaria

Todo indicaría, a la luz de la actual contingencia, que pensar en una desescalada por la pandemia y el retorno a una nueva normalidad, sin reafirmar este cronograma y generando las condiciones políticas y materiales para su cabal cumplimiento sería una aventura tan riesgosa como la que hoy atormenta al oficialismo.

Todo indicaría, a la luz de la actual contingencia, que pensar en una desescalada por la pandemia y el retorno a una nueva normalidad, sin reafirmar este cronograma y generando las condiciones políticas y materiales para su cabal cumplimiento sería una aventura tan riesgosa como la que hoy atormenta al oficialismo.

Finalmente, pero no menos importante, es el proceso de reactivación económica que el país necesita. Un proceso que no puede disociarse de la crisis social que vive el país, Una reactivación que tenga su centro en la recuperación del empleo y los trabajadores, con una importante dimensión social, que integre la necesaria solidaridad y aporte de los sectores de mayores ingresos, asumiendo que la cohesión y paz social constituyen condiciones indispensables para la urgente reactivación económica.

El problema de Sebastián Piñera para asumir esta desafiante agenda es que enfrenta un prematuro síndrome del “pato cojo”, que suele acompañar las postrimerías de los gobernantes.  Sectores duros de la derecha lo critican por hacer demasiadas concesiones a la oposición y no gobernar con ideas propias. Algunos más aperturistas, donde intentan legitimarse liderazgos como el de Joaquín Lavín (que se manifiesta partidario del proceso constituyente y cuestionó la propuesta del gobierno para la clase media), insisten en buscar el diálogo y los acuerdos con la oposición.

El problema de Sebastián Piñera para asumir esta desafiante agenda es que enfrenta un prematuro síndrome del “pato cojo”, que suele acompañar las postrimerías de los gobernantes. 

Ninguno de estos sectores se disputa el menguado “legado” que dejará el actual gobierno, ni pone apuestas en el “nuevo trato” con su coalición. Por el contrario, con la mirada puesta en el futuro, buscan tomar prudente distancia de la actual administración. Intentando desvincular su suerte de un previsible fracaso de la actual administración.

Ninguno de estos sectores se disputa el menguado “legado” que dejará el actual gobierno, ni pone apuestas en el “nuevo trato” con su coalición.

Es lo que suele suceder cuando el barco hace agua.

También te puede interesar

1 comment

Patricio Escobar julio 17, 2020 - 2:35 pm

La existencia de un escenario base más adverso de lo estimado, hace necesario prever otros cursos de acción. Tanto desde el punto de vista de la movilización social, como de la postura de los agentes políticos.
Si el comportamiento de la pandemia no difiere de lo observado en otros países, enfrentaremos un rebrote precedido por una diminuta ventana de aparente normalidad. La probabilidad que esto coincida con la fecha de la consulta y la nueva oleada de protestas sociales, es francamente escasa.
Qué hacer hoy, para enfrentar ese futuro posible?

Reply

Deja un comentario