Piñera con agitada agenda internacional ¿Y al regreso?

por La Nueva Mirada

 El presidente, en su afán de alcanzar un esquivo protagonismo internacional, ha participado de manera muy activa en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Allí donde los temas medioambientales y los desafíos para enfrentar el cambio climático se han tomado buena parte de la agenda de la cita internacional. La presencia de la joven medioambientalista sueca Greta Thunberg y su dramática interpelación a los líderes mundiales, contribuyeron a potenciar este sensible tema en la Asamblea General.

 El empeñado mandatario chileno, eludiendo contradicciones, participó también en la reunión de países que aprobaran la aplicación del Tratado de Asistencia Recíproca invocado por la oposición venezolana, ante posibles agresiones externas a ese país, anunciando nuevas sanciones en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Y como si todo lo anterior fuera poco, en su calidad de Presidente pro tempore de PROSUR, que buscaba reemplazar a UNASUR pero ha terminado por constituirse en un Foro permanente de los países signatarios, ha impulsado la aprobación de los estatutos y estructura de dicho organismo.

 En el marco de la Asamblea General, aunque ante poca audiencia, pronunció un encendido discurso enfatizando la necesidad de asumir con decisión las amenazas para el planeta. Algo que, al menos, contrasta con la escasa prioridad que se le ha concedido a este tema en el país y también con los numerosos pendientes del gobierno chileno ante tan sensible materia. Entre ellos su negativa para suscribir el pacto  de Escazú, que ahora, algo urgido, se abrió a reconsiderar “con algunas observaciones y reservas” (que el pacto no admite), además de pedir perdón para las llamadas “zonas de sacrificio” en nuestro país (como Quintero y Puchuncavi).

 En el marco de la Asamblea General, aunque ante poca audiencia, pronunció un encendido discurso enfatizando la necesidad de asumir con decisión las amenazas para el planeta. Algo que, al menos, contrasta con la escasa prioridad que se le ha concedido a este tema en el país y también con los numerosos pendientes del gobierno chileno ante tan sensible materia.

Y se dio el lujo de discrepar públicamente del mandatario norteamericano, que había planteado una dicotomía entre patriotismo y globalismo, sosteniendo que hacían parte de una misma ecuación.

Con entusiasmo, se dio el tiempo para interpelar a las grandes potencias como EE.UU. Y China, acusándolas de enfrascarse en una absurda guerra comercial, en vez de centrar su atención y esfuerzos en el combate al cambio climático, que definió como “una gran amenaza para el planeta, que amenaza a los derechos humanos”. Y se dio el lujo de discrepar públicamente del mandatario norteamericano, que había planteado una dicotomía entre patriotismo y globalismo, sosteniendo que hacían parte de una misma ecuación.

Qué duda puede caber que el tema plantea urgencias al gobierno encargado de organizar la  cumbre medio ambiental COP25 en nuestro país, luego que Brasil desistiera de hacerlo. Diversos sectores de la oposición han insistido en la necesidad que el gobierno chileno firme, de una vez, el Tratado de Escazú antes de la cita internacional de fines de año.

En todo caso, Piñera ha apostado a generar mucho ruido. Falta comprobar, con cuántas nueces pasará del dicho al hecho. Sobre todo en materia de política medio ambiental. Al menos eso esperan los habitantes de las comunas declaradas como  “zonas de sacrificio”, los habitantes de la Araucanía y las organizaciones medio ambientalistas, que demandan medidas más activas del Estado para la protección del medio ambiente y asumir el cambio climático.

En todo caso, Piñera ha apostado a generar mucho ruido. Falta comprobar, con cuántas nueces pasará del dicho al hecho.

En estas pocas semanas que restan para la cumbre medio ambiental que se desarrollará en nuestro país, se multiplicaran movilizaciones sociales en un tema crecientemente sensible que, además se agudiza con los efectos críticos de la prolongada sequía que afecta al país, demandando de activas y vigorosas políticas públicas.

En estas pocas semanas que restan para la cumbre medio ambiental que se desarrollará en nuestro país, se multiplicaran movilizaciones sociales en un tema crecientemente sensible que, además se agudiza con los efectos críticos de la prolongada sequía que afecta al país, demandando de activas y vigorosas políticas públicas.

Ahora: Una intensa agenda legislativa en que el gobierno se juega buena parte de su programa

A su regreso al país, al mandatario chileno le espera una compleja agenda legislativa, que tiene como un primer test, la acusación constitucional en contra de la ministra de Educación, Marcela Cubillos. Tal como lo ha reconocido el titular de Salud, en una curiosa entrevista en que desliza críticas a la conducción económica y política comunicacional del gobierno, éste  no puede permitir que sea destituida una de las ministras emblemáticas de su administración. Una de las más duras e ideológicas del gabinete. Muy cercana a la UDI y una de las cartas electorales del sector al parlamento.

Y para ello ha movilizado toda su artillería e infantería en contra de la acusación, sosteniendo que no existen méritos jurídicos sino tan sólo objetivos políticos.

Sus operadores políticos han desarrollado un intenso lobby parlamentario para impedir que la Cámara de Diputados habilite la acusación y pueda ser conocida por el Senado, que actuaría como jurado. Tan sólo necesita seis votos de la oposición para impedir que la acusación prospere. Ya la defensa de la ministra ha argumentado que la acusación no es admisible y numerosos abogados, entre ellos el rector de la UDP, Carlos Peña, han cuestionado sus fundamentos de hecho y derecho.

Son diversos parlamentarios de oposición, no tan solo demócratas cristianos sino también radicales y de las bancadas regionalistas o independientes, que han formulado dudas o reservas acerca del contenido y fundamentos de la acusación y bien podría suceder que esta no pasara el filtro de la Cámara de Diputados, como apuesta el gobierno. De llegar al Senado, es más impredecible lo que pudiera suceder, toda vez que no tan sólo los senadores fallan en base al derecho sino también por consideraciones políticas, tal como sucedió en casos anteriores que culminaron en la destitución de ministros acusados, como Yasna Provoste y Harald Beyer.

Pero no es este el único tema que concita la atención del Ejecutivo, empeñado en imprimir velocidad a la aprobación de sus proyectos emblemáticos, antes de entrar en un nuevo período electoral.

El tema más relevante, en donde el gobierno ha invertido buena parte de su tiempo y capital político, es la aprobación de su reforma o contra reforma tributaria, incluyendo el controvertido tema de la re integración que divide aguas al interior de la DC y concita el rechazo del resto de la oposición.

El tema más relevante, en donde el gobierno ha invertido buena parte de su tiempo y capital político, es la aprobación de su reforma o contra reforma tributaria, incluyendo el controvertido tema de la re integración que divide aguas al interior de la DC y concita el rechazo del resto de la oposición.

Con toda probabilidad, los senadores de oposición intentarán introducir nuevas indicaciones al proyecto aprobado por una estrecha mayoría de votos en la Cámara de Diputados. En especial en lo referido a las llamadas “compensaciones”, del todo insuficientes y en algunos casos sobre estimadas, por la menor recaudación que implica la propuesta oficial, que principalmente favorece a los sectores de mayores ingresos. Todo ello buscando mantener el nivel de recaudación y la progresividad alcanzada en la anterior reforma que recién ha entrado en vigencia.

Sin embargo, el gobierno tiene muy escaso margen para negociar nuevas compensaciones, sin el grave riesgo de desnaturalizar un proyecto que efectivamente buscaba rebajar los impuestos a los grandes contribuyentes (además de simplificar el sistema tributaria a las PYMES) y todo apunta a una dura negociación que bien pudiera desafiar a la oposición a la disyuntiva de aprobarlo con reformas menores o rechazarlo de plano, así como al gobierno a la necesidad de hacer nuevas concesiones o dejarlo caer.

Algo similar sucede con el proyecto de reforma del sistema previsional, en donde se mantiene significativas diferencias entre el gobierno y la oposición, que insiste en introducir mayor solidaridad, más competencia en su administración y una mejora menos gradual a las actuales pensiones que la contemplada en el proyecto oficial.

Y aún resta un debate crucial acerca del proyecto de reducción de la jornada laboral, presentado por la diputada Camila Vallejo, que ha recibido el respaldo de amplios sectores de la oposición (e incluso de algunos parlamentarios oficialistas, que oportunamente fueron llamados al orden por el Ejecutivo), y el proyecto del gobierno, que propone reducir la jornada a 41 horas, introduciendo nuevos criterios de adaptabilidad o flexibilidad laboral.

La agenda que puede dividir aguas en la oposición

No tan sólo el gobierno se juega su futuro en el debate de esta controvertida agenda que hace parte del programa ofrecido al país. También la oposición arriesga una fractura difícil de reparar en caso de no alcanzar consensos mínimos para enfrentarla.

No tan sólo el gobierno se juega su futuro en el debate de esta controvertida agenda que hace parte del programa ofrecido al país. También la oposición arriesga una fractura difícil de reparar en caso de no alcanzar consensos mínimos para enfrentarla.

En su última reunión de Comité Central, el Partido Socialista ha condicionado suscribir acuerdos o pactos electorales a la manera como el conjunto de la oposición vote la controvertida agenda gubernamental.

El conjunto de la oposición, en su más amplia diversidad, no puede menos que asumir que, de no mediar algún tipo de acuerdo o pacto para enfrentar unida las próximas elecciones unipersonales de alcaldes y gobernadores regionales, se arriesga a una verdadera debacle política, en una derrota de carácter estratégico, que pavimentaría el camino a la proyección de la derecha en el gobierno.

El conjunto de la oposición, en su más amplia diversidad, no puede menos que asumir que, de no mediar algún tipo de acuerdo o pacto para enfrentar unida las próximas elecciones unipersonales de alcaldes y gobernadores regionales, se arriesga a una verdadera debacle política, en una derrota de carácter estratégico, que pavimentaría el camino a la proyección de la derecha en el gobierno.

Si estas premisas parecieran fatalistas o derrotistas, basta con analizar la confrontación que hoy se visualiza entre la actual directiva de la  DC, que ha impulsado la política de apertura al diálogo y la búsqueda de acuerdos con el gobierno, sin hacerlo con el conjunto de la oposición buscando su perfilamiento en contraste con sus ex aliados de la izquierda, y sectores progresistas que constatan que dicha política contribuye a su aislamiento y desdibujamiento como partido de oposición.

Por su parte, la mayoría del Frente Amplio parece más interesado en consolidarse como alternativa a los bloques tradicionales, antes que enfrentar el avance de la derecha, en la idea que estas elecciones le ofrecen una oportunidad para fortalecerse e incluso superar a los partidos de la izquierda que integraran la ex Nueva Mayoría.

En palabras de algunos de sus dirigentes, el Frente Amplio requiere de una elección más para consolidarse como alternativa de futuro. Aún cuando ello implique favorecer a la derecha.

Pero la historia aún no está escrita ni menos determinada. Aún hay espacio para la política y la necesidad de cambiar los datos la ecuación. No todo se juega en blanco y negro o apostar a un juego de suma cero. Es responsabilidad de los líderes políticos buscar alternativas, caminos de diálogo y negociación, La búsqueda de acuerdos viables. Y aquello es igualmente válido tanto para el gobierno como para la oposición

La entrevista a Michelle Bachelet genera un cuadro político distinto

Más allá de sus rotundas afirmaciones, rechazando toda vinculación con la empresa brasileña OAS y la  aseveración de su ex presidente de haber hecho una contribución financiera a la campaña (supuestamente a solicitud  del entonces Presidente Lula, teniendo como intermediario al ex Presidente Lagos), lo más relevante de las respuestas de la ex mandataria, no tan solo para los partidos que integraran la ex nueva mayoría sino para el conjunto del arco político, fueron sus igualmente categóricas afirmaciones señalando que no sería nuevamente candidata presidencial, como muchos aspiraban y otros tantos temían.

“Esas declaraciones generan un cuadro político distinto” ha expresado el senador Lagos Weber, interpretando un sentimiento generalizado en el mundo político. Uno que obliga a los diversos actores políticos, y en especial a los partidos de la ex Nueva Mayoría, a reforzar y proyectar liderazgos de cara a la próxima elección presidencial.

Precandidatos (as) o candidatos hay muchos. Como el  propio Lagos Weber, que debiera competir con el Presidente de su partido, Heraldo Muñoz, por la nominación. Está Ximena Rincón, que parece ser la candidata del actual Presidente de la DC, y que se ve entrando a la Moneda el 2022. José Miguel  Insulza, dos veces precandidato,  que ha expresado su disposición a competir por la nominación presidencial. El ex ministro Máximo Pacheco o el ex Presidente de CODELCO, Oscar Landerretche por el PS. Beatriz Sánchez por el Frente Amplio. O Pamela Jiles. Daniel Jadue en el PC. Carlos Maldonado por el PRSD. Todo ello sin contar a José Antonio Kast como outsider en la derecha. Lavín en la UDI. Ossandón, Allamand y Chahuán en RN. Y suma y sigue. Serían 21 los actuales candidatos (as) a la presidencia. Y podrían ser más.

Sin embargo, las actuales encuestas constituyen meras referencias circunstanciales. Fotografías del momento sin valor predictivo. De poco o nada sirve la clásica pregunta de los encuestadores
“si las elecciones fuesen el próximo domingo…”. Aún no se configura el nuevo escenario presidencial. Apenas se ha despejado una de las incógnitas.

Mucho pareciera depender de lo que pase en las próximas elecciones municipales y de gobernadores regionales, que condicionarían las presidenciales y parlamentarias.

Ciertamente un factor incidente será cómo culmine su mandato el actual gobierno. Si logra cumplir una parte sustantiva de su programa, recuperar el ritmo de crecimiento y convencer a la mayoría ciudadana que vive “tiempos mejores”.

De cómo la derecha resuelva sus disputas por el liderazgo futuro.

 Y como la propia oposición trasciende la contingencia para constituirse en una oposición eficaz, revirtiendo su proceso de división y dispersión, explicitando aspiraciones que hagan sentido a una mayoría de población distante, con renovadas propuestas de futuro.  

 Y como la propia oposición trasciende la contingencia para constituirse en una oposición eficaz, revirtiendo su proceso de división y dispersión, explicitando aspiraciones que hagan sentido a una mayoría de población distante, con renovadas propuestas de futuro.  

De lo que no hay muchas dudas es que los meses que restan a esta legislatura pueden resultar decisivos para proyectar el futuro. Tanto para el gobierno como para la oposición.

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