Como es conocido, la Real Academia de la Lengua, aceptó (gracias al inolvidable numerito del “Cóndor” Rojas en Brasil) el sustantivo “condoro”, definiéndolo como “una torpeza grave y vergonzosa”.
Sebastián Piñera, hace méritos para integrarse a la lista de creadores de un nuevo sustantivo. A la luz de sus performances, lo haría con una definición más trascendente que la simple piñericosas.
Con la gracia inagotable de superarse a sí mismo – sería una crueldad integrar sus tics, por tratarse de un trastorno involuntario compulsivo- cada gira internacional del hiper ventilado mandatario suma nuevos logros.
Lo hizo con Trump, haciéndose el gracioso con una bandera que no era tal – ahora se vanagloria con que, nada menos que Paul Mc Cartney repitió el numerito, confundiendo la chilena con la de Texas – y en su periplo europeo ya suma otros notables, por ahora, condoros.
En esta edición se puede ver la grabación del protagonizado en Madrid. En su encuentro con el Rey Felipe VI, erró con el protocolo de saludos. Al presentarle a su canciller estiró la mano, olvidando que el saludado debía ser el monarca, entonces el brazo alargado en vano por Piñera, terminó con los dedos en su propia oreja….
En Francia, recibía los honores de la Escuela Militar. Pasaba la consabida revista de los uniformados. Con su mente en quizás qué ocurrencia, olvidó la instrucción protocolar de dar vuelta y, muy campante, pasó de largo. Fue un atento guardia el que lo paró, tomándolo con la suavidad posible y lo dio vuelta…….
CONTINUARÁ………
