Prioridades en tela de juicio

por La Nueva Mirada

Eugenio Rivera Urrutia
Fundación Chile 21

El presidente de los Estados Unidos, que durante mucho tiempo, le bajó el perfil a la pandemia desató una amplia controversia al señalar el 23 de marzo que “América estará pronto abierta para los negocios … no podemos dejar que la cura sea peor que la enfermedad misma” (https://www.washingtonpost.com/graphics/2020/politics/trump-coronavirus-statements/?itid=hp_hp-banner-main_trumpwords-315pm%3Ahomepage%2Fstory-ans). Un columnista de El Mercurio sostuvo una posición similar, incluso luego de que Trump había abandonado tal postura, al ver que entre los especialistas existía un consenso que abrir la economía estadounidense y “llenar las iglesias” en pascua de resurrección (el domingo 12 de abril) no solamente podría acelerar la pandemia, sino que era la mejor receta, para prolongar y hacer más fuerte el impacto negativo sobre la economía. En efecto, el lunes 30 de marzo en la p. A2 del diario indicado, el columnista sostuvo que: “En defensa de la salud pública, se “cuarentena” a casi dos millones de chilenos, se decreta la virtual paralización de rubros económicos completos y aun así muchos claman por más. El gasto público y medidas regulatorias, con que la autoridad procura paliar las consecuencias de sus propias medidas sanitarias, devendrán en un grave deterioro fiscal y un serio peligro de solvencia en el sector privado. Pobreza y desempleo alcanzarán registros de triste recuerdo. Por este rumbo, el daño a la economía adquirirá proporciones inimaginables”. Completaba la idea señalando que “No se trata de poner la economía por sobre la vida. El virus mata, pero también matan el desempleo, la pobreza y el estrés sostenido. Cambiemos pronto el rumbo antes de que sea tarde.” (https://www.elmercurio.com/blogs/2020/03/30/77567/Cambiar-el-rumbo.aspx). En contraposición, con estas posturas, el Presidente de Argentina Alberto Fernández fue taxativo en la teleconferencia que reunió a los líderes del G 20 al señalar que salvar vidas es más importante que proteger a la economía del impacto que tendrá el coronavirus, que seguramente hundirá al país en una recesión aún mayor. (https://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/vidas-o-la-economia-presidente-argentino-dice-que-su-prioridad-es).

¿Es posible conciliar ambos objetivos?.

Un primer elemento a discutir es, si es posible en las actuales condiciones, priorizar la economía sobre las medidas de contención de la pandemia. El virus ha causado, al 1 de abril, 42.200 muertos lo cual sumado al flujo constante de informaciones sobre los estragos que está causando a lo largo y ancho del planeta, incentiva a las personas a maximizar las precauciones y los cuidados. Por ello sería probable que, aunque hubiese querido, Trump no podría haber abierto la economía ni las iglesias en el domingo santo. La ciudadanía soberana se niega a arriesgarse en pos de la economía y exige por el contrario del Estado, una solución que concilie la defensa de la salud y de la economía.

Por ello sería probable que, aunque hubiese querido, Trump no podría haber abierto la economía ni las iglesias en el domingo santo.

Cabe tener en cuenta, además, que en los lugares en que se contuvo la pandemia con mayor eficacia (China y Corea del Sur, entre otros), el cierre de las actividades fue muy drástico y acompañado por el uso intensivo e invasivo de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones. Muchas de estas medidas podrían ser ampliamente cuestionadas en contextos democráticos occidentales. El propio Estados Unidos es un ejemplo elocuente de los resultados de una política laxa en materia de cuarentena. El rápido aumento del número de infectados (al 1 de abril ellos alcanzan una cifra de 189.624 casos, siendo los Estados Unidos el país más afectado, con un crecimiento acelerado del número de fallecidos) tuvo como consecuencia una rápida caída de la actividad económica que se expresó en que el número de desempleados pasó de 300 mil a 3 millones doscientos mil de una semana a otra, esperándose que se doble esa cifra en esta semana. En el mismo sentido apuntan el caso de dos países, cuyos gobiernos tienen tendencias políticas radicalmente distintas; Brasil y México. Ambos,  han aplicado políticas, por muchos especialistas consideradas irresponsables, respecto del avance del virus y que pese a ello experimentarán caídas del PIB de 3,4% y 4,3% respectivamente según proyecciones del Banco Mundial.

en los lugares en que se contuvo la pandemia con mayor eficacia (China y Corea del Sur, entre otros), el cierre de las actividades fue muy drástico y acompañado por el uso intensivo e invasivo de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones.

El propio Estados Unidos es un ejemplo elocuente de los resultados de una política laxa en materia de cuarentena.

Es interesante también traer a colación en este contexto, un estudio sobre la llamada gripe española de 1918 de dos investigadores de la Reserva Federal de Estados Unidos y otro del Massachusetts Institute of Technology (MIT) que concluye “que las ciudades que se adelantaron en la toma de medidas de distanciamiento social y fueron más agresivas en su aplicación “no solo no tuvieron un desempeño peor, sino que crecieron más rápido cuando la pandemia pasó”. Y agrega que “las intervenciones no farmacológicas [entre ellas, el cierre de colegios, teatros e iglesias; la prohibición de reuniones públicas y funerales; la puesta en cuarentena de los casos sospechosos y la restricción en los horarios de apertura de negocios] no solo redujeron la mortalidad: también mitigaron las consecuencias económicas adversas de la pandemia”, cierran los investigadores, los dos primeros de la Reserva Federal de EE UU y de la Reserva Federal de Nueva York y el tercero, del Massachusetts Institute of Technology (MIT).” (https://elpais.com/economia/2020-03-30/lecciones-de-la-gripe-de-1918-las-ciudades-que-adelantaron-el-distanciamiento-social-crecieron-mas-tras-la-pandemia.html?rel=lom). (Para ver el paper original ir a https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3561560)

“que las ciudades que se adelantaron en la toma de medidas de distanciamiento social y fueron más agresivas en su aplicación “no solo no tuvieron un desempeño peor, sino que crecieron más rápido cuando la pandemia pasó”.

¿En estas circunstancias, por qué insisten algunos en la posibilidad de dar primacía a la actividad económica con el pretexto de que el remedio no sea mayor que la enfermedad?

Subyacen a este debate dos estrategias contra la crisis cuyos costos y beneficios se distribuyen de manera muy diferente entre los distintos grupos sociales.

La estrategia del gobierno se caracteriza por cargar los costos de la crisis sobre las personas y familias que han perdido y perderán sus fuentes laborales.

La estrategia del gobierno se caracteriza por cargar los costos de la crisis sobre las personas y familias que han perdido y perderán sus fuentes laborales. También sobre las  pequeñas, medianas y microempresas que están amenzadas de desaparecer antes que se supere la crisis sanitarias. La preocupación básica que sustenta esta política es limitar al apoyo público a esos sectores al máximo de manera de limitar el costo fiscal y el endeudamiento pues ello disminuye las presiones para impulsar en el futuro cambios tributarios que hagan más progresivo el sistema y aumenten la recaudación fiscal.

La política anticrisis continúa la línea marcada por la aceptación de áreas de sacrificio en el campo medioambiental (el caso de Quinteros está fresco en nuestra memoria).

El argumento de los ministros de Hacienda y del Trabajo de que ellos nada sabían al respecto, representa una falta a la verdad o una falta de coordinación inexcusable de parte de las autoridades del Ejecutivo.

La política anticrisis continúa la línea marcada por la aceptación de áreas de sacrificio en el campo medioambiental (el caso de Quinteros está fresco en nuestra memoria). La orientación y los principios de la política aplicada quedó rápidamente en evidencia en la decisión emitida por la Dirección del Trabajo que liberó a las empresas de toda obligación respecto de sus trabajadores. El argumento de los ministros de Hacienda y del Trabajo de que ellos nada sabían al respecto, representa una falta a la verdad o una falta de coordinación inexcusable de parte de las autoridades del Ejecutivo. En la misma dirección apunta el proyecto de ley  que busca resolver el problema del desempleo generado por la pandemia recurriendo a los ahorros de los trabajadores adscritos al seguro de desempleo. Ello denota tambien que no se entiende la naturaleza del problema: no asistimos al desempleo típico asociado al ciclo económico ni a schocks externos puntuales. Se trata de una crisis comparable quizás a la de 1929.  No corresponde, en consecuencia, que los trabajadores utilicen en tiempos anormales un instrumento propio de la normalidad. El subsidio de 50 mil pesos por carga familiar para los trabajadores informales es quizás la prueba más clara de esta política. Para que decir la decisión de ni siquiera discutir la situación de las empleadas domésticas.

No corresponde, en consecuencia, que los trabajadores utilicen en tiempos anormales un instrumento propio de la normalidad. El subsidio de 50 mil pesos por carga familiar para los trabajadores informales es quizás la prueba más clara de esta política..

el impulso de un programa inédito de gasto público para que el sistema de salud pueda enfrentar con efectividad la crisis sanitaria y para proveer de ingresos a las personas y las PYMES víctimas de la crisis económica.

La estrategia alternativa sostiene que no hay otra salida para las graves dificultades que enfrentamos que el impulso de un programa inédito de gasto público para que el sistema de salud pueda enfrentar con efectividad la crisis sanitaria y para proveer de ingresos a las personas y las PYMES víctimas de la crisis económica. El Congreso de Estados Unidos ha aprobado un paquete fiscal de dos billones de dólares equivalente a un 10% del PIB de ese país; Alemania ha movilizado 360 mil millones de Euros. España, por su parte, está impulsando un programa equivalente al 16% de su PIB. Ni el Gobierno ni el empresariado en Chile quieren reconocer que la única salida que permite conciliar los objetivos de defender la salud y proteger la economía para que ella se recupere lo más rápido y fuerte posible luego de superada la crisis sanitaria es un gasto público en torno al 10% del PIB. Los fondos soberanos, el comparativo bajo nivel de la deuda pública hacen posible el esfuerzo requerido. Es posible una reforma constitucional que permita la compra por parte del Banco Central de bonos del sector público para financiar una salida de la crisis cuyos costos no recaigan sobre los sectores más vulnerables.

Ni el Gobierno ni el empresariado en Chile quieren reconocer que la única salida que permite conciliar los objetivos de defender la salud y proteger la economía para que ella se recupere lo más rápido y fuerte posible luego de superada la crisis sanitaria es un gasto público en torno al 10% del PIB.

El rechazo del gobierno para aceptar esta salida se traduce en que las medidas tomadas son insuficientes, focalizadas en sectores (cuando el problema afecta a buena parte de la clase media), dejando en evidencia preocupaciones irrelevantes en el contexto de la grave crisis sanitaria, condescendencia con el mundo empresarial (basta ver cómo, más allá de prórroga de fechas, se acepta al alza de las tarifas de las ISAPRES) denotando improvisación y falta de un proyecto global para enfrentar la crisis.

dejando en evidencia preocupaciones irrelevantes en el contexto de la grave crisis sanitaria, condescendencia con el mundo empresarial (basta ver cómo, más allá de prórroga de fechas, se acepta al alza de las tarifas de las ISAPRES) denotando improvisación y falta de un proyecto global para enfrentar la crisis.

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