Iván Duque ve elevarse el nivel de rechazo a su gestión, con un mal resultado para su partido en las recientes elecciones municipales, mientras enfrenta una masiva y creciente protesta ciudadana, con epicentro en la región del Cauca (Cali) y en la capital Bogotá.
La protesta que ha sido reprimida por los servicios policiales se acentuó en los días siguientes, con miles de manifestantes que rechazan la agenda de reformas propuestas por el actual mandatario, que incluyen una flexibilización del mercado laboral y la reforma del sistema de pensiones, entre otras.
Pero es una sumatoria de causas diversas las que explican el creciente malestar social que se expresa en estas movilizaciones. Desde la demanda por el fiel cumplimiento del acuerdo de paz con la guerrilla, hasta la igualdad de género liderada por el movimiento feminista, pasando por el hastío con las desigualdades sociales y la incertidumbre de los jóvenes con su futuro.
Pero es una sumatoria de causas diversas las que explican el creciente malestar social que se expresa en estas movilizaciones. Desde la demanda por el fiel cumplimiento del acuerdo de paz con la guerrilla, hasta la igualdad de género liderada por el movimiento feminista, pasando por el hastío con las desigualdades sociales y la incertidumbre de los jóvenes con su futuro.
Y aunque las movilizaciones y actos de protesta, protagonizados principalmente por jóvenes, están aún lejos de alcanzar la masividad y por momentos radicalidad que han tenido hasta ahora en Chile, existen sobradas razones para que el gobierno de Duque esté más que inquieto e incómodo. No en vano los jóvenes colombianos corean las canciones de los “prisioneros” (el baile de los que sobran) y toman el ejemplo de lo que sucede actualmente en nuestro país.
Poco parece incidir que Colombia sea una de las economías con mayor dinamismo y estabilidad en la región, con tasas de crecimiento en torno al 3,5 % para el presente y próximo año, si ello ocurre a la par de un alto desempleo, que alcanza a dos dígitos (en torno al 10,2 %), marcado por estacionalidad, informalidad y rigidez de los contratos laborales.
Su gestión se debilita no sólo por la presión opositora, también por las divisiones al interior del oficialismo, con cuestionamientos de los sectores más duros del uribisno (entre ellos el propio exmandatario Álvaro Uribe) por supuestas debilidades del gobierno frente a la izquierda y la aplicación de los acuerdos de paz, cuestionados por los sectores más conservadores.
Iván Duque, que fuera elegido con el 58 % de las preferencias, ha visto reducirse su nivel de aprobación a menos de un 40 %, y todo indica que va cuesta abajo en la rodada. Su gestión se debilita no sólo por la presión opositora, también por las divisiones al interior del oficialismo, con cuestionamientos de los sectores más duros del uribisno (entre ellos el propio exmandatario Álvaro Uribe) por supuestas debilidades del gobierno frente a la izquierda y la aplicación de los acuerdos de paz, cuestionados por los sectores más conservadores.
Y aún cuando Duque intenta bajar la trascendencia de las movilizaciones sociales, afirmando que no pasan de 207.000 personas en las calles, la realidad es que sumando lo que ocurre más allá de la capital, la cifra podría multiplicarse por diez (dos millones) como aseguran los convocantes, entre los que se cuentan los dirigentes sindicales y federaciones estudiantiles.
¿Enfrentar las movilizaciones con la fórmula de Macron?
El Presidente Duque intenta copiar la fórmula usada por el mandatario francés ante los masivos actos de protesta protagonizados por los llamados “chalecos amarillos”, convocando a un diálogo ciudadano o “conversación nacional”, comenzando con los alcaldes y gobernadores recientemente electos en los pasados comicios del 27 de octubre para ampliarlo con diferentes representantes de la sociedad civil, excluyendo a las principales organizaciones que convocan a las crecientes jornadas de protestas en diferentes regiones del país.
El gobierno ha anunciado que los colombianos podrán presentar sus propuestas en torno a seis grandes temas: crecimiento con equidad; transparencia y lucha en contra de la corrupción; educación; paz con legalidad; medio ambiente y fortalecimiento de las instituciones, fijando como plazo hasta el 15 de marzo del año próximo para recibirlas.
Los dirigentes opositores que han recogido el llamado al diálogo sostienen que el gobierno debe actuar con humildad, reconociendo errores, haciendo concesiones y demostrando voluntad de cambios. Así lo ha señalado la recientemente electa alcaldesa de Bogotá, la opositora Claudia López. Por su parte, el también opositor alcalde de Medellín, Daniel Quintero, formuló la propuesta de una nueva Asamblea Nacional Constituyente “que resuelva la polarización y nos permita encontrarnos como sociedad”.
Los dirigentes opositores que han recogido el llamado al diálogo sostienen que el gobierno debe actuar con humildad, reconociendo errores, haciendo concesiones y demostrando voluntad de cambios. Así lo ha señalado la recientemente electa alcaldesa de Bogotá, la opositora Claudia López. Por su parte, el también opositor alcalde de Medellín, Daniel Quintero, formuló la propuesta de una nueva Asamblea Nacional Constituyente “que resuelva la polarización y nos permita encontrarnos como sociedad”.
“La geografía del descontento”
Con las recientes movilizaciones, Colombia parece incorporarse muy activamente a la llamada “geografía del descontento, a la que se refiriera el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, aludiendo a un profundo sentimiento de malestar que recorre la región (no tan sólo la región) y que se ha expresado en masivas movilizaciones, no exentas de hechos de violencia. en países como Ecuador y principalmente Chile, que ya cumple un mes y medio con masivas jornadas de protestas, no exentas de violencia represiva y actos de vandalismo, saqueo y destrucción de propiedad pública y privada.
Con las recientes movilizaciones, Colombia parece incorporarse muy activamente a la llamada “geografía del descontento, a la que se refiriera el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, aludiendo a un profundo sentimiento de malestar que recorre la región
En la inauguración de la conferencia ofrecida en la capital colombiana por el Secretario General de la OCDE hace algunos días atrás, Gurría señaló que la región tiene grandes asuntos pendientes en materia de bienestar, afirmando que el organismo que dirige busca desarrollar iniciativas para abordar los problemas que aquejan a los latinoamericanos, principalmente a aquellos que hacen parte de la llamada “clase media vulnerable”.
Sin embargo, no es del todo evidente que sean estos sectores los principales protagonistas de la verdadera “rebelión popular” que se vive actualmente en Chile y que amenaza con extenderse por los países de la región, como ya ha sucedido en Ecuador y más recientemente en Colombia, en donde los protagonistas principales parecen ser los jóvenes, que con justas razones corean “el baile de los que sobran”, el de los marginados y excluidos del proceso de desarrollo en países que más que pobres son profundamente injustos y desiguales.
los protagonistas principales parecen ser los jóvenes, que con justas razones corean “el baile de los que sobran”, el de los marginados y excluidos del proceso de desarrollo en países que más que pobres son profundamente injustos y desiguales.
Y mientras no se ataquen resueltamente las injusticias y profundas desigualdades que marcan el desarrollo de la región, las protestas y desgraciadamente la violencia que inevitablemente las acompañan, lejos de detenerse, amenazan con incrementarse. Con riesgos evidentes para el propio sistema democrática y la seguridad de los ciudadanos y ciudadanas. Tal como hoy ocurre en Chile.