Que nos pille confesados… Por Fernando Ávila I

por La Nueva Mirada

Sebastián Sichel y su sociedad limitada a los partidos de derecha – menos los republicanos – ve restringida la pretensión de presentarse como independiente y progresista. Ahora acuñan la consigna “Chile podemos más”. Una versión supuestamente remozada de la que se le derrumbó estridentemente a Sebastián Piñera: “construyamos tiempos mejores”.

Ciertamente no los hubo, agravándose las condiciones de vida de la gran mayoría de chilenas y chilenos. Difícil y absurdo sería que nos quieran decir que aún pueden más en términos de incompetencia de la actual administración. Con más desempleo, bajos salarios y deficiencias en el sistema público de educación, salud, seguridad ciudadana, transporte, entre otros ámbitos esenciales de sobrevivencia.

¿Se podrá hacerlo peor? Y conste que los cuestionamientos se han multiplicado desde una diversidad de parlamentarios, alcaldes y dirigentes de las propias filas oficialistas.

Meritocrático, independiente, nueva generación, sin vínculos con la política tradicional…Se difunde tal cúmulo de alabanzas al bien financiado Sichel, en una suerte de culto a la personalidad, que más se asemeja a un lavado de imagen o marketing de un producto de dudosa calidad.

Evelyn Matthei lo advirtió hace meses, calificando la aspiración presidencial del exministro de Sebastián Piñera como una irresponsabilidad política tremenda al pretender “pasarle el mando a una persona que no está probada, recién viene llegando al sector y nunca ha enfrentado una crisis”.

Aunque aquel cuestionamiento pueda parecer muy subjetivo, el problema de fondo de Sichel es que no parece dar el ancho (y tampoco el largo) cuando los partidos que lo respaldan no están en condiciones de sustentar titulares de propuestas que tropiezan evidentemente con sus convicciones e intereses.

Las profundas desigualdades, injusticias, inequidades y abusos de todo tipo que padece nuestra sociedad, es la mejor prueba de la incompetencia del gobierno apoyado e integrado, hasta hace poco, por Sichel. Algo más que esencial en los fundamentos del “estallido social” y que condujo a   Piñera a su célebre aserto  “estamos en una guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie”.

Entonces si el nuevo Sebastián “puede más” y logra escalar, al menos a segunda vuelta, con la eventual posibilidad de ganar la elección : ¡ Que nos pille confesados !

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